Entre libros de historia sobre el “Manco” Paz y el general Juan Bautista Bustos, el ex juez de la Corte Juan Carlos Maqueda consideró que el actual miembro del tribunal, Manuel García-Mansilla, tiene que “acatar” el rechazo del Senado y renunciar por más que el decreto del presidente Javier Milei que lo nombró en comisión y le dio mandato hasta fines de año. Relajado en un sillón de su departamento ubicado sobre la avenida Santa Fe, Maqueda que fue juez de la Corte durante 22 años hasta diciembre pasado opinó que si el recurso de queja de la ex presidenta Cristina Kirchner no tiene argumentos constitucionales se tiene que resolver “rápido”.
Cinéfoto y amante de los tallarines que le cocina su esposa María Belén Ferrer Deheza , Maqueda opinó que el decreto 137 del presidente Javier Milei que nombró a Lijo y a García-Mansilla fue “una bravocunada” en un momento de “baja calidad institucional” en la Argentina. La siguiente es una síntesis de la entrevista.
Video
Juan Carlos Maqueda: «García Mansilla debe renunciar».
– El Senado rechazó el jueves los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla como candidatos a la Corte. Desde el punto de vista del derecho, García-Mansilla que está designado en comisión por un decreto presidencial debería continuar en su cargo hasta fin de año o renunciar?
– La Constitución establece que para designar un juez de la Corte tiene que participar el poder ejecutivo, a través del presidente que lo propone, y el poder legislativo, a través del Senado, que decide si le da acuerdo. Se trata de un acto complejo que no se puede simplificar. (García-Mansilla) fue designado por un artículo que contempla la excepcionalidad en la Constitución. Fue establecido en la Constitución en la reforma de 1860. Era muy comprensible porque en aquella época donde el Congreso trabajaba solamente 5 meses desde el primero de mayo al 30 de septiembre y los senadores específicamente, se volvían a sus provincias en carretas. No había ni siquiera ferrocarril. Era un período muy corto el que tenía el Senado para dar el acuerdo. La posibilidad de que la Corte Suprema de Justicia quedara vacante era muy seria. Entonces, el constituyente de 1860 estableció que se podía designar en comisión y le puso como límite que no podía exceder del año. El año parlamentario en aquella época terminaba el 30 de septiembre y hoy termina el 30 de noviembre. Nos encontramos ante un caso excepcional histórico. En este caso, debo decir que la primera sorpresa es de tipo político porque el Presidente designó en comisión a un juez de la Corte tres días antes de que termine el periodo extraordinario (cuyo pliego) se venía tratando desde hace un año atrás. Fue una bravuconada, una provocación al Congreso. Y el Congreso obviamente que iba reaccionar y la sesión (del jueves) era esperable. Entonces yo con esa filosofía que es la del acto complejo, creo si el acuerdo se niega, como es el caso que usted me plantea específicamente, ya nunca más va a poder ser un juez permanente. Entonces, hay que acatar lo que lo que dice el Senado. Esta es mi posición. Aunque es cierto que la jurisprudencia de la Corte es variada en ese sentido. En la década del 50 hubo un caso donde un juez que había sido reemplazado cuando llegó la democracia en época de Frondizi. Llegó a la Corte y luego la Corte le dijo que si el Senado no le había dado acuerdo, él no era más juez, el que era juez era la persona que habían designado su lugar. Ahora, también en la década del 70 hay un fallo en la época democrática también donde se dice que un juez que fue designado en comisión puede terminar su período hasta el 30 de noviembre. Por eso digo, estas dos posiciones existen en la Corte. Yo soy de los que cree que al no darle acuerdo del Senado tiene que tiene que renunciar.
-Doctor, además de estos argumentos jurídicos que está hablando sobre la situación de García-Mancilla, algunos han sostenido que si permanecen el cargo podrían ser inválidos o podrían impugnarse los fallo que firme…

-Desde que salí de la Corte cada vez que he hablado lo he hecho en defensa de las instituciones democráticas. Y una de esas instituciones democráticas es la Corte. Por lo tanto, no me gusta hablar ni de los que integran la Corte actualmente ni de los que están propuestos. Le voy a contestar el tema desde un punto de vista sin nombrar a la persona concretamente. Sí, una situación semejante puede dar lugar a que cada vez que haya un fallo en contra de la parte que viene planteando el recurso extraordinario ante la Corte se pueda pedir una nulidad. Y eso se puede llegar a convertir en un problema. Porque empezará en primera instancia, seguirá en la cámara, pero finalmente tiene que ir a la Corte para que resuelva. Y va a ser muy difícil que la Corte que le tomó el juramento a García-Mansilla lo pueda resolver, seguramente tendrán que ser los conjueces los que lo tienen que resolver. Entonces, todo esto complica la situación. Además, obviamente en este momento hay tensiones entre el presidente de Milei, el Congreso, la justicia y el periodismo.

– ¿Por qué opinó que el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner fue el que más presionó a la Corte’
– (Visiblemente molesto) Sí, fue el gobierno de Alberto Fernández. Empezó si no me equivoco en el 2023, un primero de enero en que anunció que le iniciaba juicio político a la Corte. Y bueno, nos tuvo todo el año con el juicio político. Se siguió trabajando lo mismo en la Corte, pero el peso de un juicio político obviamente es importante para quienes estamos trabajando. Fue el gobierno de Alberto Fernández el que más incomodó a la Corte sin duda.
– ¿Con el impulsó de Cristina Kirchner que quería echarlos y ampliar la Corte, por ejemplo?
– Sí, sí, sí, pero todo eso lo propuso el poder ejecutivo que encarnaba Alberto Fernández. En las presidencias de Cristina Kirchner tuvimos también presiones, pero se resolvieron a través de sentencias. Por ejemplo, en el caso de la llamada la «democratización» del poder judicial. Y el poder ejecutivo acató el fallo de la Corte. En el caso de Alberto Fernández fue un hostigamiento permanente desde que asumió él. Permanece.
– Y Alberto no acató el fallo de la Corte sobre la quita de la coparticipación federal a la Ciudad de Buenos Aires…
– Estuvo 2 años sin acatar el fallo de la coparticipación a la ciudad de Buenos Aires. Y uno de los motivos del juicio político era ese fallo y otro de los motivos era el fallo donde la Corte le había reconocido autonomía a la ciudad de Buenos Aires para comenzar las clases después de la pandemia. Hay muchos antecedentes para para decir que ese fue el peor momento, por lo menos, para mí.
– Usted estuvo un año conviviendo con el gobierno del presidente Javier Milei ¿Por qué habló su discurso despedida de una falta de calidad institucional en este año de esta nueva administración presidencial?
– Creo que es un tema que estamos viviendo no solamente en la Argentina, sino en el mundo. Como el presidente de los Estados Unidos, al presidente Trump llegan por la vía democrática, pero después se apartan total y absolutamente de las formas republicanas. El caso más patético de Trump es que cuando terminaba su primera presidencia y había perdido las elecciones mandó a tomar el Congreso. Nunca me hubiera imaginado en mi vida ver tomado el Congreso de los Estados Unidos. La justicia trabajó en ese sentido después de la toma del Congreso. Hubo 1500 personas aproximadamente que fueron imputadas, fueron procesadas algunas y fueron condenadas. Pero el presidente Trump cuando volvió a ganar su segundo mandato lo primero que hizo en una acción pública fue indultar a todas estas personas. Ese es un acto que choca de frente con los principios republicanos. Lo primero que nos lleva es a preguntarnos entonces es ¿dónde queda la Justicia? Fue como un acto de revancha directamente. Es cierto que hay presidentes norteamericanos que cuando se van al fin del mandato firman indultos. Pero este no es el único caso en el mundo.
–Y esa es una forma de limitar la democracia…
– Nos encontramos con que en todos lados funciona el capitalismo, pero funciona a medias la democracia La democracia funciona media porque es lo que permite la llegada al gobierno. Pero cuando se llega al gobierno se olvidan de los principios democráticos y de los principios republicanos. Y tenemos un apartamiento total y absoluto. En Argentina todavía no nos hemos apartado de la democracia y estamos a tiempo. Pero que hay una baja calidad institucional. Porque tenemos una tendencia del presidente (Milei) a no dialogar, que es una característica típicamente democrática y republicana. Y tiene otra característica de no acordar. Tenemos una característica de esta presidencia a montarse en hechos fácticos que dejan de lado el cumplimiento de la Constitución, por ejemplo, los decretos de necesidad y urgencia. Y uno de los últimos, que fue el DNU con respecto al Fondo Monetario Internacional, fue vergonzoso porque se dejó de lado una ley y además se dejó de lado los preceptos constitucionales. Los preceptos constitucionales mandan a que la deuda interna y la deuda externa sean tratadas en el Congreso. Además, hay otro hecho notorio. La Constitución ha querido que el presupuesto sea la ley de leyes y sea tratada en el Congreso para tener un control sobre lo que contiene el presupuesto de gastos y recursos. Ya vamos por el segundo año y se sienten muy cómodos sin un presupuesto.
-¿Es cómo buscar eludir lo que marca la Constitución con argumentos económicos?
-Es una forma de ir dejando de lado los temas constitucionales y la Constitución no es optativa. La Constitución no se cumple o no se cumple y en estos casos no se cumple. En estos casos no se cumple. Entonces, yo lo que veo es una tendencia a tratar todos los temas económicos como lo más importante del mundo y dejar los temas institucionales, que es como una molestia el tema institucional. Porque si fuera como un límite, si uno lo tomara como un límite que es lógicamente un límite a los poderes en el Estado la Constitución, sería natural, pero tomarlo como una molestia y permanentemente tratar de dejarlo de lado, eso es baja calidad institucional. Un presidente que insulta a los congresistas llamandólos ratas, es otro ejemplo de baja calidad institucional. Un presidente que tiene intolerancia con los propios y con las ajenos es una baja calidad institucional y un presidente que se siente aliado internacional de Trump, de Orbán, de Erdogan y de Putin, es un presidente que eligió el bando de los que llegan a través de la democracia y se dedican a socavar la democracia y la República permanentemente y a mí esto me preocupa seriamente.
– Usted se jubiló en diciembre con 75 años, pero podría haber optado por pedir 5 años más. ¿Esta baja calidad institucional del gobierno en mi ley es uno de los factores que lo llevó a no recurrir a ese pedido?

– Tenía la posibilidad, como dice la Constitución, de pedir 5 años más. Pero a mí me notificaron 10 meses antes que no me iban a renovar mi mandato. Me parece que como mínimo es una falta de cortesía. Porque si se hubiera apelado al diálogo, que es lo que sucede en estos casos y a mí me hubieran dicho que yo presentara mi renuncia a la fecha 29 de diciembre del 2024 cuando cumplía los 75 años, yo podría haber hecho eso. Por otro lado, yo no tenía decidido quedarme después de los 75 años. No solamente porque el presidente no me propusiera, sino porque también tenía que hacer un análisis político si iba a conseguir los dos tercios en este Senado que está actualmente. Por eso me pareció una falta de cortesía y además fue la única vez que se conoce en la historia de la Corte que 10 meses antes le dicen a un miembro de la Corte que se tiene que ir cuando cumpla los 75. Pero no, en ese caso no evalúe lo que usted me pregunta de la baja calidad institucional, o sea, es una evaluación que estoy haciendo a posteriori.
– Usted también declaró que “Ricardo Lorenzetti tiene una ambición desmesurada de poder”. ¿En qué se basa para hablar de esa ambición? ¿En qué sentido sería esa esa ambición desmesurada de poder?
– No quiero herir a la Corte Suprema de Justicia ni como institución ni con las carnaduras que tiene en este momento. Lo que pasa es que el doctor Lorenzetti se hizo se hizo cargo de mostrar las diferencias personales que tenía conmigo. Entonces, yo me veo en la obligación de aclararla. Y digo diferencias personales porque nada de esto se transmitió al trabajo de la Corte porque seguimos trabajando de la misma manera y seguimos votando de la misma manera. En aquellos temas que éramos coincidentes para votar de acuerdo a la jurisprudencia conjunta, lo seguimos haciendo y en la que cada uno votó siguiendo su propia jurisprudencia y no hubo ningún problema. O sea, que esto no fue una traba para la Corte Suprema. Era un tema administrativo, pero que se convirtió en un tema de poder. Lorenzetti fue presidente de la Corte en cuatro períodos y yo lo voté cuatro veces. Cuando yo le manifesté de que yo quería votarlo al Doctor Rosatti…
– ¿No fue a Rosenkrantz primero en la presidencia?
-Sí, a Rosenkrantz primero, pero en este caso fue específicamente con Rosatti. Lorenzetti empezó a tomar distancias de mí y ahí se produjeron todas estas expresiones que son de público conocimiento. O sea, que por eso yo dije de que el doctor Lorenzetti tenía unas ansias desesperadas de poder porque además a diferencia de cuando él era presidente que todos trabajábamos permanentemente para ayudarlo a él en la presidencia, él no ha hecho lo mismo en la presidencia de los demás.
– La Corte tiene que decidir ya sin su presencia la condena 6 años en el caso de Vialidad a Cristina Kirchner. La pregunta tiene que ver con el cumplimiento de la prisión efectiva. ¿En qué se basan para que después de un doble conforme no se ejecute la la prisión efectiva de la expresidenta y otras condenados en la causa de vialidad?

– No hay nada establecido en este tema a nivel local. La Corte Interamericana dice que debe existir un doble conforme y en el caso de Cristina Kirchner existe el doble conforme en el caso Vialidad. Porque fue primero juzgada en un tribunal oral y después la Cámara de Casación confirmó la sentencia. Ahí está el doble conforme. Creo que esto viene de una tradición en el Senado que decía de que debía haber sentencia firme y la sentencia firme solamente la daba la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Yo tengo mis serias dudas con respecto a eso. Aquí se aplica el pacto de San José Costa Rica y quién lo interpreta que es la Corte Interamericana de Derechos humanos. Y que con el doble conforme ya hay sentencia firme, porque además si nosotros nos fijamos, la Corte no es una forma de apelación ordinaria. Es una forma de apelación extraordinaria, tal es así que el recurso ante la Corte se llama recurso extraordinario. No se recurre por cualquier cosa que uno no esté de acuerdo. Solo lo que llamamos una cuestión federal que es en el lenguaje común una cuestión constitucional. La Corte no puede dedicarse a revisar una sentencia cuando se trata de cuestiones de hecho y prueba y de derecho común. Tiene que haber una cuestión constitucional. No he visto la apelación de Cristina Kirchner, y no sé si hay una cuestión constitucional que esté probada. Pero lo que sí le puedo decir es que el doble conforme ya está dado.
– Hay otra cuestión que tiene que ver con los plazos ante este recurso de queja donde algunos dicen que la Corte podría en poco tiempo tener una sentencia consolidada y otros dicen que no ¿Cómo se manejan los tiempos ante un caso complejo como este?
-En este caso recurso de queja, que no es lo mismo que el recurso extraordinario. El recurso extraordinario fue rechazado por la Cámara de Casación que es la que le tiene que decir si procede o no procede el recurso extraordinario. Le queda el recurso de queja que es mucho más débil ante la Corte. El recurso de queja que es por el que ha llegado hasta la Corte, primero entra por la mesa de entrada común de todos los expedientes, allí se clasifican los expedientes y se envía a la secretaría correspondiente. En este caso la secretaría número tres, que es la secretaría de derecho penal. La secretaría de derecho penal hace previamente un estudio donde expresa las distintas alternativas que hay y después lo gira por la vocalía, pero previo a eso se le gira al procurador general de la Nación para se exprese. Luego con la opinión del procurador que es una opinión muy importante, pero que no es obligatoria seguir, llega otra vez a la secretaría de nuevo y la secretaría lo pone a circular por las cuatro vocalías existentes en este momento. El tiempo que va a estar en las vocalías no existe una reglamentación específica, pero mientras estaba yo era un acuerdo que no debía superar los tres meses en cada vocalía. Si del examen que ha hecho la secretaría, que ha hecho el procurador y que se hace en cada una de las vocalías, se llega a la conclusión de que no hay cuestión federal. Esto se tramita y se trata rápidamente. Así no hay cuestión federal, es rápido. Es muy rápido. Porque es como decir, no hay cuestión constitucional. Entonces, no hay por qué apartarse de las sentencia de la cámara de Casación. Ahora si se determina que hay una cuestión federal, una cuestión constitucional ya lleva más tiempo. Y ahí entra a jugar esos tres meses que pueden estar en cada vocería.
– Usted fue ministro de educación de Córdoba, diputado nacional, convención constituyente convencional, entre otros cargos, ¿Cómo debería ser debería ser la carrera ideal para que un abogado llegue a la Corte Suprema?
– Hay antecedentes, tanto en la Corte Argentina como la Corte norteamericana, la cual siempre se mira de muchos jueces que vienen de la política a la Corte. En el caso mío, yo llegaba a la a la Corte 22 años atrás con un alto perfil porque venía de ser presidente del Senado en un momento en que no había vicepresidente de la Nación en 2001. Por lo tanto yo tenía que ser el presidente del del cuerpo legislativo al ser presidente del Senado era la autoridad más importante del poder legislativo y cuando viajaba el presidente de la nación tenía que suplirlo en el ejército sido de presidente.
– Está hablando de Eduardo Duhalde…
– Estamos hablando Eduardo Duhalde. Yo tenía un perfil altísimo. Y yo opté por llamarme el silencio total y absoluto siguiendo el ejemplo de los viejos jueces norteamericanos que llegaban a la Corte Suprema desde la política. Y que decían, «Hablo a través de mis sentencias». Y yo lo hice durante 22 años. Yo no tuve relaciones con el periodismo, no tuve relaciones con la academia, no tuve relaciones con las revistas especializadas. Me dediqué exclusivamente a la Corte Suprema de Justicia y su durante esos 22 años trabajé en la Corte Suprema de Justicia. Entonces, vi que ese método daba resultados, lógicamente. Ahora, en cuanto a lo profundo de la pregunta. Yo no creo que una persona que venga de la política esté en una situación privilegiada ni esté en una situación inferior al que viene de la profesión, al que viene de la academia, al que viene siguiendo la carrera judicial. La Corte es un tribunal distinto. No tiene los mecanismos que tiene cualquier cámara, se maneja de manera total y absolutamente distinta y además tiene que ver temas distintos, porque como yo le decía recién, la Corte ve básicamente temas federales, temas constitucionales. Entonces, creo que están todos en un pie de igualdad. Lo que yo pueda haber tenido es una visión más amplia del Estado, de la sociedad de la política que me ha servido y me ha servido muchísimo, sobre todo haber sido convencional constituyente. Ahora, eh yo creo que cuando se cumplen los requisitos que establece la Constitución para ser juez de la Corte están todos en igualdad de posibilidades.
– En estos 22 en la cabeza de del Poder Judicial de Argentina y ahora ya que no es más juez, ¿cuál es el fallo que más lo impactó?
-Nos tocó resolver hace 10 o 15 años atrás un caso que llegaba de Neuquén en el cual un empresario soltero, un hombre grande de 50 y pico de años, viniendo de su campo, había tenido un accidente automovilístico y había quedado totalmente incapacitado. No abrió nunca más los ojos, no comia por sí mismo, no se comunicaba con nadie. Y llevaba 19 años en esa situación. Y llegaba con un fallo contrario de parte del Tribunal Superior de aquella provincia la posibilidad que pedían los hermanos. Estos pedían que se les reconociera legitimación para poder expresar que él en vida había dicho que no quería pasar por ese trance. Estaba conectado a un respirador y se le daba se le daba de comer a través de un tubo. Es lo que habitualmente se llama estado vegetativo. Nos fue muy difícil resolver este tema. Pero lo paradójico y la anécdota que tiene todo esto es de que nosotros después de 20 años de esta situación cuando lo resolvimos un día a la mañana no se pudo ejecutar la sentencia porque este hombre murió naturalmente a la tarde.
Preguntas Ping Pong
-Libro preferido: Mi libro preferido es “Las memorias de Adriano” de Marguerite Yourcenar. Dentro de los libros modernos me ha gustado muchísimo es “Patria” de Fernando Aramburu.
–Prócer argentino: San Martín y Belgrano. Belgrano al ser yo abogado y saber la las limitaciones que tiene un abogado que se haga se haya hecho cargo de dos ejércitos, o sea, una persona admirable y la profesionalidad de San Martín y la capacidad de hacer esa campaña, la visión que tuvo el coraje, es una cosa extraordinaria también.
-Un político argentino: Perón sin dudas.
–Equipo de fútbol: Belgrano de Córdoba en Córdoba pero soy de River acá. Yo soy de Río Tercero, del interior de Córdoba. Y en el año 55 cuando River salió campeón, a pesar de que mi padre era de Huracán, yo me hice hincha de River. Tenía 5 años. Escuchábamos los partidos por una repetidora y escuchamos a Fioravanti en aquella época. Me subía un banquito y lo escuchaba pegado a la radio porque venía con mucha descarga. Mi padre me decía que si River perdía yo no tomaba el café con leche de la tarde ni cenaba la noche y me iba a la cama directamente. Pero no aflojé. Mi padre leía “La Prensa” en aquella época y yo aprendí a leer con la sección deportiva. Luego siempre fui lector de La Voz del Interior en Córdoba.
– Un juez argentino: El modelo mío es José Benjamín Gorostiaga.
-Comida preferida: Mi comida preferida son los tallarines amasados a mano de mi mujer María Belén. Soy español por parte de padre e italiano por parte de madre. Fogliati es mi apellido materno.
-Película preferida: Lo mío que es el neorealismo italiano después de la Segunda Guerra Mundial, voy a elegir de Luchino Visconti “El Gatopardo”.
– Bebida preferida: el champagne.
Hobby: Hasta la pandemia era el cine. Pero ahora no hay películas tan buenas. Por eso ahora mi hobby es la lectura.
