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lunes, noviembre 10, 2025

Julia Armfield: “La arquitectura es el pánico de una época traducido al espacio”

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En Ritos privados, la escritora británica Julia Armfield (Londres, 1990) traslada el legado de El rey Lear a un futuro distópico marcado por lluvias incesantes y ciudades anegadas, donde tres hermanas queer se reencuentran tras la muerte de un padre tirano. Publicada en Argentina por Sigilo y traducida por Virginia Higa, la novela combina atmósfera gótica, eco de Shakespeare y preguntas urgentes sobre género, poder y colapso ambiental, confirmando a Armfield como una de las voces más potentes y originales de la narrativa inglesa contemporánea.

La escritora británica Julia Armfield (Londres, 1990). Foto: gentileza editorial Sigilo.La escritora británica Julia Armfield (Londres, 1990). Foto: gentileza editorial Sigilo.

Ritos privados narra el reencuentro de tres hermanas tras la muerte de su padre tirano en un contexto socioambiental donde las ciudades están bajo el agua. Con esta novela, Julia Armfield ofrece una lúcida reinterpretación de El rey Lear, pero desde una mirada queer y en clave gótica, desplegando los complejos lazos entre hermanas que asisten a un fin del mundo inquietante y extrañamente cercano a nuestra propia crisis climática.

La autora británica, nacida en Londres en 1990, es considerada una de las voces más prometedoras de la narrativa inglesa contemporánea. Antes de Ritos privados, ya había cautivado con su colección de cuentos El gran despertar (2023) y con la novela Nuestras esposas bajo el mar (2021), ambas celebradas por la crítica y el público.

Me interesa la naturaleza duradera del daño. Hay algo muy central en esta novela, creo, sobre la crueldad ejercida por los padres hacia los hijos, que suele estar socialmente permitida hasta que se convierte en daño físico. Quise interrogar eso tan de cerca como me fuera posible”, confía Armfield sobre la costura de la novela en diálogo con Clarín.

–¿Por qué rituales? ¿Cuál es la importancia de los rituales?

–En el contexto de esta novela, los ritos y rituales señalan una sociedad cada vez más fracturada y conservadora que lucha por lidiar con su propia destrucción inminente. Me interesa mucho la tendencia aparentemente inevitable hacia el conservadurismo –o de mirar hacia atrás– en situaciones desesperadas. A la gente le encanta afirmar que las cosas eran mejores en algún tiempo pasado mítico, donde los valores eran distintos, donde más personas eran subyugadas, etc. A la gente le encanta intentar imponer un tipo de orden maligno como una forma equivocada de enfrentarse a la catástrofe. Me pareció inevitable que, en un tiempo de fin, muchas personas recurrieran a rituales y estructuras arcaicas –comportamientos conservadores y atomizantes que suelen ser lo opuesto al colectivismo– como un modo de enfrentar su propio miedo.

–¿Cómo fue construir el mundo distópico de esta nueva novela? ¿Por qué diste tanta importancia a la arquitectura?

–La arquitectura, para mí, es un indicador útil de las preocupaciones sociales dominantes, y también de las ansiedades dominantes. En la novela, la arquitectura se describe como el pánico de una época traducido al espacio, y creo que esto se debe a que quería transmitir la manera en que la arquitectura suele mostrar los miedos más profundos de los muy ricos. En la novela, los muy ricos no necesitan enfrentarse a una situación cada vez más insostenible tan rápido como los pobres, porque tienen la posibilidad de construir su salida del daño directo.

–¿Cómo emerge la ciudad como otro personaje que acompaña la narrativa entretejida de las tres hermanas?

–La Ciudad fue un interlocutor vital para mí en esta novela, y también una fuerza de interrupción esencial. Actúa como válvula de escape, además de ser una forma de ampliar el lente y mostrar el mundo fuera de las narrativas quizá muy privilegiadas y miopes de las hermanas.

–¿Dirías que tenés un interés especial en el agua?

–No diría que es un interés directo, sino más bien una influencia de la que no consigo desprenderme. Hace un tiempo me di cuenta de que gran parte de los medios lésbicos formativos de mi juventud tenían relación con el agua o estaban ambientados cerca del agua: ya fueran las novelas de Sarah Waters, las películas de Céline Sciamma o incluso textos problemáticos como la serie Sugar Rush. Supongo que, hasta cierto punto, uno exhala lo que antes inhaló. Pero más allá de eso, creo que el agua es una herramienta y un símbolo útil que me permite hablar de los temas que me interesan. Me interesa la inestabilidad, la liminalidad, y mucho el concepto de ser una cosa en la superficie y otra por debajo, lo cual es muy central para la experiencia queer en mi forma de abordarla. El agua es un símbolo vital para mí a la hora de transmitir estas ideas.

–La ansiedad como mal de nuestra época, o los problemas de sueño: ¿cómo dialoga el escenario ficticio con nuestra realidad?

–Creo que la ciencia ficción y el género están en diálogo con la realidad muy a menudo: son un medio muy adaptable para transmitir la ansiedad de nuestros tiempos. Me encanta usar circunstancias extremas y recursos narrativos extremos para comentar algo mundano, y creo que eso se ve absolutamente en Ritos privados.

–¿Puede la literatura participar en la lucha por la visibilidad queer?

–Sí, pero el peligro para un escritor radica en asumir que una vez publicado algo, eso es todo el activismo que necesitas hacer. Es necesario desempeñar un rol mucho más vital y constante en la acción directa, en la ayuda mutua, en contactar a tus representantes de la manera más beligerante posible, en negarse a pagar por medios y servicios que directa o indirectamente contribuyen a la marginación de las personas trans, y así sucesivamente. La visibilidad queer está muy bien, pero si todo lo que logra esa visibilidad es apaciguamiento –al afianzarte en una estructura capitalista que valora la falta de cambio por encima de todo–, entonces en realidad no has hecho nada. No creo que baste, en tiempos tan retrógrados, con publicar un libro como persona queer y decir que ya cumpliste tu parte.

La escritora británica Julia Armfield (Londres, 1990). Foto: redes sociales.La escritora británica Julia Armfield (Londres, 1990). Foto: redes sociales.

–Tu novela Nuestras esposas bajo el mar también trataba el duelo entre sus temas. ¿Qué aporte sentís que trae esta nueva novela en ese sentido?

–Creo que Ritos privados ciertamente continúa con esa línea: probablemente sea una de mis principales preocupaciones y algo a lo que vuelvo una y otra vez. Me fascina la sensación de no solo llorar a una persona, sino también llorar por uno mismo y por lo que uno imaginaba que sería su futuro. Eso es algo que trabajé mucho en este libro: una sensación, que creo compartimos todos, de duelo anticipado por el mundo.

–En tus obras solés explorar las relaciones. ¿Qué te atrajo de la hermandad en particular?

–Me fascina la trampa que plantea la familia nuclear y la forma en que la hermandad a menudo parece congelar a las personas en las mismas posiciones y posturas unas respecto de las otras para siempre. Quise interrogar esta dinámica en medio de una catástrofe y, de ese modo, quizá cuestionar la naturaleza profundamente arbitraria de la familia y la obligación familiar, la manera en que quizá da a las personas una excusa para mirar hacia adentro y fallarse mutuamente en un nivel más colectivo y social. Mientras escribía esta novela, también vi muchas películas apocalípticas –desde Armageddon y Deep Impact hasta Melancholia y Take Shelter– y me fascinó notar cómo todas estas películas estaban obsesionadas, por encima de todo, con la familia nuclear. Así que, con eso en mente, quise cuestionar cómo se desarrollaría un escenario “apocalíptico” en un contexto queer, donde la familia nuclear quizá no fuera segura ni algo que hubiera que proteger.

–Como Ritos privados dialoga con el legado de El Rey Lear de W. Shakespeare, ¿cuáles fueron los principales desafíos de reescribir un texto tan canónico? ¿Te sentiste limitada por la sombra de Shakespeare, o te dio más libertad para reinventar?

–No, no fue en absoluto una limitación. Creo que relacionarme con El Rey Lear de manera libre –al abordar a tres hermanas y a un padre, y los temas centrales que percibo en el texto, que son la herencia y el abuso– me proporcionó un esqueleto, y mi trabajo fue ponerle músculo y carne. No concibo esta novela como una reescritura (me resulta francamente agotador el impulso de “mejorar” obras clásicas de genio), pero sin duda está en diálogo con ella, como toda la literatura dialoga con lo que la precedió. Encontré muy generativo y útil pensar en Lear y en los componentes centrales de su historia, y partir de allí.

Julia Armfield básico

  • Nació en Londres, en 1990.
  • Es autora de Ritos privados (Sigilo, 2025), Nuestras esposas bajo el mar (Sigilo, 2022) y El gran despertar (Sigilo, 2021).
La escritora británica Julia Armfield (Londres, 1990). Foto: gentileza editorial Sigilo.La escritora británica Julia Armfield (Londres, 1990). Foto: gentileza editorial Sigilo.
  • Ha publicado en revistas como Granta, Lighthouse y Analog Magazine, y en la antología Best British Short Stories.
  • Ganó los premios White Review y el Pushcart y fue finalista del Sunday Times en 2019.
  • Tiene un máster en arte y literatura victorianos por la Universidad Royal Holloway. Armfield vive y trabaja en Londres.

Ritos privados, de Julia Armfield (Sigilo)

Redacción

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