El exsenador nacional entrerriano Edgardo Kueider, detenido en Paraguay y requerido por el Poder Judicial de la Argentina, se negó a ser extraditado. La jueza federal de San Isidro, Susana Arroyo Salgado, lo investiga por lavado de dinero y es quien solicita la extradición. Se lo vincula a la causa Securitas, la firma que luego de una autodenuncia reveló que había pagado sobornos para conseguir o para prorrogar contratos de vigilancia en empresas, agencias y reparticiones estatales en diferentes jurisdicciones.
La Justicia de Paraguay le concedió a Kueider el beneficio de permanecer en su domicilio de Asunción durante el proceso que se le sigue por contrabando de divisas. El exlegislador volvió ayer al departamento asunceño, donde cumple el arresto domiciliario, y lo hizo luego de que el juez paraguayo decidiera colocarle una tobillera electrónica.
Kueider, durante una entrevista con el programa En El Dos Mil También, que conducen Antonio Tardelli, Sebastián Martínez y Juan Cruz Varela por Radio Costa Paraná (88.1), admitió que se siente “muy mal” porque “no la estoy pasando para nada bien, es una situación terrible con un costo enorme desde el punto de vista personal y de imagen pública”.
“A nadie le gusta ver su nombre en un diario con títulos vinculados a delitos, a causas judiciales, a este tipo de situaciones, y, por supuesto, muy afectado por lo que esto causa en mi entorno familiar, en mis hijos, que es mi mayor preocupación”, agregó, pero remarcó que seguirá “batallando para llegar a la verdad y esclarecer todo”.
Las acusaciones en su contra, enfatizó, “son totalmente infundadas con no sé qué fines” porque “no sé si hay algún interés personal por parte de algún miembro de la Justicia que quiere integrar la Corte, y los casos mediáticos vinculados a la corrupción tratan de usarlos como bandera”.
– Esa es una muy explícita referencia a Arroyo Salgado.
– Acá hay una causa, la causa Securitas, a la que me vinculan. Usted sabe bien que yo he trabajado toda mi vida en comunicación y he tenido vínculo con los medios desde hace muchos años, décadas. Conozco cómo funciona la comunicación, por lo tanto puedo opinar.
Creo que, más allá de que a uno hoy nadie le va a creer, ya el juzgamiento lo tuve, porque desde diciembre a esta fecha no he leído ninguna crónica periodística que haya puesto en duda las acusaciones que hizo el fiscal en la causa de Arroyo Salgado. O sea, hay un prejuzgamiento total.
– ¿Imagina que ese proceso se puede revertir? ¿Fantasea o se ilusiona con que en algún momento lo que usted dice es su verdad puede efectivamente instalarse en la opinión pública y dar vuelta esa imagen de descrédito?
– El daño causado es muy difícil de revertir, y, por eso le digo, como uno conoce del tema comunicaciones, considero que es muy difícil revertirlo.
Yo sé que esto va a llegar a un buen puerto en lo legal porque, si bien está esa imagen de descrédito, también creo que los que sí se han interiorizado en el tema, o vienen siguiendo el tema de la causa Securitas, y fundamentalmente mucha gente de Paraná, la gente de Enersa y mucha gente más, saben perfectamente que yo no tengo nada que ver, incluso hasta en la Justicia entrerriana saben que no tengo nada que ver.
Es una vinculación agarrada muy de los pelos. Por eso me permito decirle que esto tiene que terminar en buen puerto cuando llegue a manos de alguien que realmente le ponga a esto un matiz un poco más serio desde el punto de vista legal.
– Más allá de lo orgánico, de la responsabilidad concreta, imagino, pensando en la buena fe, en este caso de Arroyo Salgado, que los indicios complican a mucha gente y particularmente a usted. Hay correos electrónicos que hablan incluso del entonces gobernador Gustavo Bordet, y en ese plano me parece que la investigación por lo menos está justificada.
– Le voy a tirar algunos datos porque me puse a estudiar todo este tema. La empresa Securitas inició una investigación particular, privada, hace unos diez años, más o menos. Hicieron un trabajo enorme, trajeron gente de afuera para hacer esto, gente de Estados Unidos, gente de Europa, hicieron una investigación importante interna.
Analizaron 1.27 terabytes de información, 395.900 correos electrónicos, 290 cajas con documentación considerada relevante, 85 entrevistas con 43 empleados de la firma, y 76 equipos electrónicos, computadoras, teléfonos, etcétera. Toso eso antes de que tome la causa Arroyo Salgado.
Cuando toma la causa Arroyo Salgado, a su vez, hace más de 50 allanamientos, hace rondas de testigos, toma pericias de celulares, de computadoras, de un montón de dispositivos. ¿Y qué me dice de ese semejante volumen de información si yo le digo que no me nombran jamás en ningún lado?
– Creo que hay algún mail que habla de El Turco, ¿puede ser?
– Ese es uno de los puntos claves, es el único que tenemos.
Eso aparece allá por diciembre, después del tema de la frontera con los 200.000 mil dólares, donde Arroyo Salgado se eyecta de su silla y sale con todo. Y, o casualidad, aparece un mensaje extraño donde uno de los señores Tortul, a quienes no tengo el gusto de conocer, emite un mensaje, en teoría a su hermano. Digo emite porque en esa información, o en los autos de la causa, no hay recepción, no hay devolución de ese mensaje. O sea, hay solamente un mensaje del emisor que habla de un tal turco, Guaidar, que estaba en Concordia, y que él se iba a encargar de los pliegos.
Yo no cuestiono que alguien pueda escribir mal un apellido, pero hay otra particularidad de ese mensaje. Estamos hablando del 7 de junio de 2017, hacía dos años que yo era secretario general de la Gobernación.
El 7 de junio era un miércoles, y yo estaba en Casa de Gobierno en un agasajo a los periodistas. Y está documentado, está filmado. Fui con el gobernador Bordet, en el Salón Blanco. Había más de cincuenta periodistas. Ese 7 de junio no estaba en Concordia.
Y otra cosa. No hay ningún otro mensaje, ni antes ni hasta el día de la fecha, ninguna otra comunicación, ningún llamado telefónico, nada. Conmigo jamás habló nadie.
Hay un error de turcos, porque yo nunca fui funcionario de Enersa, creo que por ahí viene la confusión. Sé de buena fuente que ese mensaje no era para mí, hubo un error ahí, una confusión.
Ahora, si por eso a mí me van a hacer una causa de asociación ilícita, lavado de activos, me van a hacer semejante escándalo judicial mediático, me parece que hay algo que está mal.
– Usted nunca quiso, por estrategia judicial, explicar qué hacía con 200.000 dólares en una frontera siendo senador nacional. Nunca tuvimos una explicación certera, creíble, de lo que pasó esa noche en Paraguay.
– Expliqué lo básico que tenía que explicar, que no eran míos y que no los llevaba de Argentina. Eran d operaciones que no están vinculadas a mí, que no me pertenecían. Yo lo he explicado eso en otras entrevistas, pero qué tiene que ver eso con Securitas.
– Bordet tampoco era funcionario de Enersa y, sin embargo, la idea que surge de las revelaciones, después habrá que confirmar si son ciertas o no, era que el dinero iba para arriba, digamos.
– ¿Y por qué a mí me vinculan con la causa de Securitas? Que lo nombren a Bordet, allá Bordet, él sabrá defenderse. Ahora, a mí no me vinculan, a mí no me nombran en ningún correo ni en ningún mensaje, en absolutamente nada. Entonces, es una causa agarrada de los pelos.
¿Y sabe por qué es importante esto? Porque la competencia de la jueza Arroyo Salgado está atada estrictamente a la causa Securitas.
– ¿Por qué tendría Arroyo Salgado animadversión hacia usted?
– No, hacia mí no. Yo creo que está más vinculada a que a la jueza quiere agarrar cusas de fuerte impacto mediático, fíjese quiso agarrar la causa Libra.
Yo no creo que sea algo conmigo, pero llega un momento en donde me permito dudar. A mí me hizo más de 40 allanamientos y no encontró nada.
– ¿Siente, en su pensamiento íntimo, que ha sido víctima de una “cama política”?
– No tengo dudas que sí.
– Pero dígame quién cree que es el responsable.
– Creo, sinceramente, que es fuego amigo, o fuego examigo. Porque todo se inicia a partir de la votación de la Ley Bases. Se votó la ley y a la semana sale una publicación con el tema de los departamentos de Paraná, y a los pocos días entra una denuncia en Concordia en la que el fiscal rápidamente arma una causa de enriquecimiento ilícito, y, después por otro lado, un periodista presenta sobre la base de la misma publicación, en donde pretendía vincularme al tema Securitas.
Es algo vinculado a la política, a la Ley Bases, a algunas cuestiones del Senado y algunas cuestiones de intereses electorales de este año.
– Más allá de la convicción íntima con la que usted justificó su voto de la Ley Bases, ¿no piensa que pudo haber sido un error, que pudo haberse equivocado?
– No. Yo lo hablé con los dirigentes del justicialismo en su momento, antes de votar, antes incluso del dictamen, después del dictamen, antes de votar la ley, les dije cuál era mi posición con respecto a tema de la Ley Base.
Yo voté en contra muchos artículos que me adjudican como lesivos, el RIGI, por ejemplo. En el apartado laboral no me metí porque eso vino en un paquete cerrado que arreglaron los gremios con el Gobierno, así que que tendrán que dar cuenta otros.
La parte jubilatoria la sacamos a instancia mía y de otros senadores. Excluimos lo que pretendía el Gobierno de cerrar todos los organismos culturales –eso fue una propuesta exclusivamente mía–, sacamos Aerolíneas Argentinas de la lista de privatizaciones y un montón de cosas más. O sea, hicimos muchas modificaciones.
Ahora, el RIGI salió por el voto de Unión por la Patria, yo voté en contra y me lo adjudican a mí. Lo que no podíamos hacer era votar en contra en general, porque eso era un impacto de índole político muy fuerte para el Gobierno y lo ponía en una situación prácticamente de debilidad total, que era lo que yo ya sabía que pretendía un sector del peronismo que quería que el Gobierno cayera, y yo no me voy a permitir votar nada que hiciera caer un gobierno democrático.
– ¿Me puede explicar en dos palabras por qué su postura fue rechazar el pedido de extradición desde la Argentina?
– Yo no rechacé el pedido de extradición a Argentina. Primero, tengo una causa en Paraguay en marcha, la de Ciudad del Este, que quiero resolverla y demostrar que no soy culpable de contrabando. Y, segundo, el pedido de extradición viene por cuarta vez, se lo vienenn rechazando a la jueza Arroyo Salgado porque no puede justificar los delitos precedentes.
Ahora pidió que yo vaya a prestar declaración indagatoria y mi abogado defensor le dijo que la indagatoria puede hacerla por vía telemática, la puede hacer por Zoom.
– ¿Se sintió humillado con las fotografías difundidas ayer?
– Por supuesto, desde el día cero me siento mal con todo eso. Es horrible, terrible.
– ¿Se siente solo? ¿Alguien especialmente lo ha defraudado?
– Este tipo de situaciones a uno le hace ver la verdadera cara de mucha gente. Cuando las cosas están bien y ni hablar cuando se está en el poder., como siempre, tenés un millón de amigos. Cuando las cosas están mal, empezás a mirar para el costado y salen todos corriendo digamos, pero en política es así, ya no me asusta.
Por supuesto que uno esperaba algún apoyo mayor de algunas personas a las cuales ha ayudado de una manera muy importante, pero eso no llegó. Me aferro sí a mucha gente inesperada, que no me esperaba que me apoyaran.
– Me da un ejemplo de algún llamado o de alguna solidaridad que lo haya sorprendido.
– Hay varios que me sorprendieron pero no los voy a nombrar.
– Deme uno, deme un nombre.
– Si uno nombra gente después lo pueden citar a declarar, hasta eso hemos llegado.
Hay gente que uno esperaba que estuvieran y están, y, después, de la dirigencia política, muy poco. Si tengo que destacar a la dirigencia política, el que más estuvo siempre fue Enrique Cresto. Él siempre ha tenido actitudes muy buenas, no sólo conmigo, sino con gente que ha tenido dificultades.