Después de una larga batalla legal y mediática, L-Gante y Tamara Báez lograron llegar a un acuerdo por la cuota alimentaria de Jamaica, la hija que tienen en común. El documento, que fue revelado en detalle por el periodista Martín Candalaft en el programa El Diario de Mariana (América TV), establece una cifra fija de dos mil dólares mensuales, muy por debajo de los cinco mil que Tamara había solicitado inicialmente.

El convenio fue firmado de manera informal, en plena noche y sobre el capó de un auto, en una escena que refleja el tono poco convencional del proceso. Aunque aún no cuenta con homologación judicial, ambas partes se comprometieron a cumplir con lo pactado. Según el documento, L-Gante deberá depositar la suma acordada entre el 1 y el 10 de cada mes en una cuenta bancaria indicada por Tamara, utilizando el tipo de cambio vendedor oficial del día de la transferencia. El recibo del pago funcionará como constancia suficiente.
Uno de los puntos más debatidos del acuerdo es la actualización semestral del monto por el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Esto significa que durante seis meses, el valor de la cuota no se ajustará, lo que podría generar una pérdida de poder adquisitivo frente a la inflación. Sin embargo, se incluyó una cláusula que permite renegociar el monto si se considera excesivo o insuficiente en el futuro.
Además de la cuota fija, el acuerdo contempla los llamados “gastos extraordinarios”, que deberán ser cubiertos en partes iguales por ambos padres. Esto incluye clases particulares, tecnología educativa (como computadoras o tablets), cursos de idiomas, actividades deportivas, instrumentos musicales, colonias de vacaciones y medicamentos no cubiertos por la obra social. La escolaridad, vivienda, obra social e indumentaria habitual quedan dentro de los dos mil dólares mensuales.
El contexto en el que se gestó este acuerdo fue complejo. En las últimas semanas, L-Gante había sido impedido de salir del país por figurar en el Registro de Deudores Alimentarios, lo que afectó sus compromisos laborales en el exterior. Este episodio habría acelerado las negociaciones con Tamara, que finalmente cedió en sus exigencias económicas para cerrar el conflicto.
El acuerdo representa un cierre parcial a una disputa que se extendió durante meses y que involucró múltiples abogados, declaraciones cruzadas y momentos de tensión. Aunque resta la homologación judicial, el documento firmado marca un punto de inflexión en la relación entre el cantante y su expareja, al menos en lo que respecta a la crianza de su hija.