La victoria del joven Zohran Mamdani como alcalde de Nueva York es la comidilla en los corrillos de ediles que se forman en los pasillos del salón Smart City Expo World Congress. Unos destacan sus promesas de dar respuesta a problemas cotidianos y universales de los vecinos como la vivienda. Otros ponen en valor la conexión directa que ha conseguido con los votantes.
Nada que no hayan puesto en práctica aquí a su manera el grupo de alcaldes catalanes que comenta la jugada. Esta nueva generación de líderes municipales comunica a través de vídeos en redes sociales y es muy consciente de la importancia que tiene la tecnología en la toma de decisiones, sea en Manhattan o en un municipio del Baix Llobregat.
La inteligencia artificial juega ahí un papel creciente. No va a sustituir a ningún alcalde, pero sí que les va a hacer la vida más fácil. A ellos y a la infinidad de técnicos que trabajan en las administraciones municipales. Es lo que a modo de chascarrillo uno de los presentes que prefiere no identificarse atreve a denominar como alcaldIA, la IA aplicada a las funciones del alcalde, ya sea el de Barcelona, Kuala Lumpur o Salt Lake City, todos ellos presentes en el congreso.
La IA ha pasado de ser un elemento discursivo a demostrar soluciones prácticas”
Ugo ValentiDirector del Smart City Expo World Congress
Son muchos los casos prácticos que se pueden ver estos días en el congreso que llena dos pabellones del recinto Gran Via de Fira de Barcelona en l’Hospitalet. “La IA ha pasado de ser un elemento discursivo a demostrar soluciones prácticas y concretas útiles para los alcaldes”, celebra el director del salón, Ugo Valenti. El fabricante de chips Nvidia ocupa un espacio central del congreso, el lugar que antes pertenecía a empresas de soluciones urbanas y ahora es pura tecnología junto a la multinacional Dell. En el estand compartido por las dos multinacionales estadounidenses, el catálogo de soluciones es casi infinito.
Un ejemplo de ello es Certis, una empresa de Singapur que muestra las capacidades en materia de seguridad que ofrece la IA. “Usando las imágenes de las cámaras de seguridad se detecta una mochila olvidada y sin que tenga que intervenir ninguna persona le llega un aviso al vigilante que está más cerca para que vaya a buscarla”, pone como ejemplo Shi Ting. O si detecta un fuego, en lugar del sensor antiincendios, es el sistema con IA que lee la información aportada por la cámara quien da el aviso a los bomberos. La solución ya se aplica en empresas y ahora se la ofrecen a las administraciones y empresas públicas.
No es algo lejano de los países asiáticos; la propia Fira de Barcelona en la que se celebra el congreso dispone de un sistema parecido para controlar diversos parámetros y en las estaciones de Renfe, sin ir más lejos, ya aplican una capa de IA a sus cámaras de videovigilancia para detectar gente que salta a las vías. La sueca Axis, por su parte, ha desplegado su tecnología para detectar crecidas de los ríos y anticiparse a situaciones como la vivida en Valencia hace un año.
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Las cámaras tienen cada vez más protagonismo en el salón (y en las ciudades) y la seguridad es una de las áreas en las que más potencial tiene esta tecnología, aunque a los alcaldes les llama la atención especialmente todo aquello relacionado con la toma de decisiones. Este año Roma ha sido la ciudad premiada como mejor ciudad inteligente en el congreso organizado por Fira de Barcelona.
Entre sus avances se encuentra la utilización de Switch, un panel de mando para responsables municipales que les ayuda a aplicar sus políticas. “Roma quiere ampliar los puntos de carga para coches eléctricos en la ciudad, y con todos los datos que obtuvimos de la ciudad y los que aportamos del sector, el sistema apoyado por inteligencia artificial ha seleccionado las mejores ubicaciones para las estaciones de carga”, explica Matteo Forte, fundador de la empresa que realizó ese trabajo de gran utilidad para los responsables de movilidad del Ayuntamiento romano.
La IA predice necesidades de vehículos y demanda, pero no resuelve atascos
Roma no es la única ciudad para la que trabajan, son diversos los ayuntamientos italianos que han determinado las condiciones de sus contratos de bici y moto compartida a partir de las previsiones de demanda elaboradas por esa misma plataforma. “Un alcalde se pregunta cuál será la cifra de vehículos necesaria, la simulación le da la respuesta”, resume Forte. En ese sentido, el Bicing de Barcelona ha integrado un sistema de predicción de disponibilidad de bicis que ayuda a saber a los usuarios si tendrán una bici eléctrica en la estación más cercana durante los 15 minutos en función de los datos de utilización que acumula la empresa gestora del servicio.
Es una nueva aproximación a la integración de la tecnología a nivel urbano. Cuando el salón Smart City Expo abrió sus puertas por primera vez hace 15 años, eran los sensores los protagonistas. Ahora eso es algo que suena anticuado, pero están en muchas partes y hay que utilizarlos. Por eso, empresas como la francesa Thinkz aprovecha todos esos datos, les pasa el barniz de la omnipresente IA y ofrece datos útiles para que las ciudades sobrepasadas por el turismo puedan aprovecharlos.
Ron Vardinon ejemplifica como en una ciudad detectan que la principal atracción turística está masificada a media mañana y, en cambio, más vacía entre las tres y las cinco de la tarde. Según Vardinon, “se puede informar, por un lado, a los visitantes de las mejores horas para hacer la visita y, por otro, a la ciudad darle valor e información para gestionar mejor los flujos”.
Tecnologías similares ofrecen a lo largo y ancho del salón Smart City paneles de datos sobre la congestión en la ciudad y la previsión del tráfico en función del día o el clima, pero ninguna de las soluciones ofrecidas hace magia en materia de movilidad. Los datos les pueden ayudar a tomar decisiones, pero la última palabra y la capacidad de tomar medidas –aplaudidas o criticadas– siguen quedando en manos de los alcaldes y concejales, los de carne y hueso.





