La alfalfa de Patagonia mostró todo su potencial, más allá de la ganadería

La producción de alfalfa hizo su presentación estelar en el evento nacional Expo Alfa Patagonia Norte, que se realizó en Cipolletti, donde los principales actores de la actividad demostraron que no se trata de un negocio subsidiario de la ganadería, ni un cultivo momentáneo para reemplazar a las peras y manzanas que se arrancan en los valles irrigados, sino un negocio en sí mismo, con compradores externos que se quieren llevar más de lo que producimos, y con plantas compactadoras que tienen un 75% de su capacidad ociosa, a juzgar por lo detallado en uno de los paneles de expertos.

Acudieron vendedores de semillas, productores, fabricantes de herramientas, inversores, exportadores y funcionarios. Llegaron desde la Pampa Húmeda, pero también de La Pampa, Chubut, y hasta de Santa Cruz. Más de 350 asistentes siguieron desde las 9 de la mañana, cuando se hizo la apertura, hasta pasadas las 5 de la tarde, los 10 módulos de especialistas. Algunos sacaban fotos de las pantallas para llevarse información.

El norte de la Patagonia tiene hoy unas 34.000 hectáreas de alfalfa, y tiene las condiciones de llegar a las 270.000. Tal vez por eso el presidente de la Asociación, José Brigante, presidente de la Cámara Argentina de Alfalfa, les dijo a los asistentes: “Crean en esta oportunidad”.

En los ensayos llevados adelante por el INTA en la zona de Viedma, se demostró que la productividad de esta región del país, está entre las más altas del país, y solo con un adecuado manejo de la fertilización de los suelos, se puede incrementar ante un 25% la productividad actual.

Tenemos todo

El acto formal estuvo encabezado por el gobernador de Río Negro, Alberto Wereltinek, quien estuvo secundado por el ministro de Economía, Producción e Industria de Neuquén, Guillermo Koenig. También asistieron el Intendente de Cipolletti, Rodrigo Buteler, y el Ministro de Desarrollo Económico y Productivo de la provincia, Carlos Banacloy. En representación del gobierno de La Pampa asistió Sebastián Lastiri, director ejecutivo de la Agencia de Inversiones y Comercio Exterior de La Pampa (I-COMEX). La nutrida delegación de técnicos del INTA estuvo encabezada por Mariana Amorosi, directora del Centro Regional Patagonia Norte.

“Tenemos grandes expectativas en el desarrollo de la zona de Negro Muerto, donde se pueden sumar 80.000 hectáreas que están a 90 kilómetros del puerto”, dijo Weretilneck, quien además destacó que su provincia aporta el 20% del total de exportaciones de alfalfa del país.

Luego reiteró una de sus definiciones más emblemáticas cuando se refiere a la producción primaria: “el Estado debe colaborar y molestar lo menos posible”.

«La reina»

Por su parte, Koenig, abrió la jornada expresando que “ustedes saben que hoy en día nuestro principal recurso económico es la extracción de petróleo y gas, pero tenemos que pensar en el próximo Neuquén; en el Neuquén que viene, y sabemos que es por el lado de la producción”.

Tal vez quien mejor sintetizó el momento que vive el sector fue el presidente de la Sociedad Rural de Viedma, Rodrigo Núñez, quien además es productor forrajero: “La alfalfa es la reina de las pasturas y es un negocio en sí mismo”, dijo luego de explicar como muchos productores ganaderos, reconvierten parte de sus establecimientos a la producción de pasturas.

Maximiliano Bruno, Gerente General del Instituto del Desarrollo del Valle Inferior (IDEVI), le puso números a esa reconversión: En la zona de Viedma hay 10 productores que lideran esta tendencia, que tienen entre 250 y 500 hectáreas. Del total producido, destinan el 10% al consumo propio de sus animales, el 67% lo derivan al mercado interno, y el 22,9% lo exportan.

Pablo Kiwitt, director de Agricultura de Río Negro y uno de los impulsores de la realización de este encuentro, adelantó que aún en el Alto Valle hay mucho para crecer en el cultivo de la alfalfa y que se está realizando un “mapeo de tierra ociosas”, que están bajo riego.

Él, como otros expositores también, dejó en claro que es muy ventajoso para los productores asociarse y tener asesoramiento técnico. Y no se debería dar un paso en este negocio, como dijo un técnico del INTA, sin tener un análisis de suelo.

Los semilleros a su turno, hablaron de la evolución genética, y compararon los 5.000 kilos de materia seca por hectárea que se producían a mediados de los años 70 a los casi 15.000 kilos de la actualidad. Algunos eran representantes de empresas extranjeras, que realizan desarrollo de sus semillas en Estados Unidos o en Dinamarca. Hay variedades que se adaptan a suelos salinos y otras a napas elevadas.

Experiencias exportadoras

Representantes de dos empresas líderes contaron como se encuentra el negocio en la actualidad y como son sus procesos. Una vez más, el costo de los fletes internos atenta contra la rentabilidad, al igual que el resto de los costos asociados a la producción primaria.

Primero expuso Juan Pablo D’urso, de Zillé Agro, con sede en la localidad de 25 de Mayo, en la Pampa, y luego lo hicieron Guillermo Borrajo y Nicolás Maico, de Alfalfa y Forraje de la Patagonia, que administran un campo en Pomona y son subsidiaria de la firma española Nafosa, líder en producción forrajera en Europa.

D’urso se centró en lo que considera el “caballito de batalla” de la empresa, que es la producción de cubos, que tienen unos 6 centímetros de largo, que compactan en una planta con capacidad de producir 5.000 toneladas año. Esta opción tiene como ventaja reducir los costos de flete. Ya sea cargando fardos o rollos, un camión suele transportar unos 12.000 kilos. En cambio, si se lo carga de bolsas de cubos (pesan 25 kilos), puede llevar los 28.000 kilos habituales.

“Somos caros para el mundo, pero la demanda está, y se quieren llevar más de lo que producimos”, aseguró.

Los representantes de Alfalfa y Forraje de la Patagonia contaron que la empresa está en Pomona desde 2010, que tienen una planta en Bahía Blanca y que adquirieron una segunda en Calchín, provincia de Córdoba.

También contaron que “la demanda supera la producción propia” y eso que en su página web destacan que tienen en producción 10.000 hectáreas. Es por esto que compran alfalfa a terceros, con determinadas exigencias y un proceso de selección posterior. Quien les quiera vender debe saber que el producto no debe tener más de un 16% de humedad, menos de un 5% de malezas y no debe existir restos de heces de animales.

En la planta que tienen en Bahía Blanca producen mega fardos de 800 kilos que tienen una dimensión de 90 centímetros de alto, por 120 de ancho y 210 de largo.

Borrajo aclaró que la demanda del mercado interno es más o menos estable, que en la mayoría de los casos apunta a producción de mediana calidad, y que se puede ser competitivos en la exportación de productos de calidad superior o Premium, caracterizados por tener hasta un 21% de proteínas, sobre una media de 15 o 16% en mercado interno.

Hoy, por calidad, el 70% de la producción propia, que sale de los campos de Río Negro, “es exportable”. Entre las falencias, mencionó, como el resto, los altos costos, la falta de contratistas para llevar adelante los trabajos y poco apego “al concepto de calidad”.

• alfalfa
• Patagonia