El conflicto diplomático entre Argentina e Irán escaló en los últimos días tras el pedido de captura internacional del líder supremo iraní, Alí Jamenei, solicitado por la Unidad Fiscal AMIA en la investigación del atentado terrorista del 18 de julio de 1994. La medida generó una dura reacción del régimen iraní, que respondió con amenazas de “consecuencias legales, jurídicas y políticas” en nuestro país.
La nota de protesta fue entregada por el funcionario Issa Kameli al encargado de negocios argentino en Teherán, Mariano Jordan, y acusa a la Argentina de haber cometido un “acto internacionalmente ilícito”.
Irán sostiene que el pedido del fiscal Sebastián Basso viola el derecho internacional y constituye una acción hostil. También denuncia que el proceso judicial argentino está influenciado por intereses externos, específicamente Israel y Estados Unidos.
Alí Hoseiní Jamenei, líder supremo de Irán desde 1989
Alí Hoseiní Jamenei, líder supremo de Irán desde 1989
Archivo
Basso pidió que Alí Jamenei sea detenido si sale de su país para ser indagado y juzgado como máximo responsable del atentado, en el marco del juicio en ausencia que enfrentarán otros iraníes y libaneses acusados.
El fiscal involucra a Jamenei -líder supremo desde 1989, tras la muerte del ayatola Khomeini-, ya que aparece mencionado en los dictámenes de 2006 del fallecido fiscal Alberto Nisman como el supuesto principal responsable del ataque en la mutual israelita.
El último fin de semana, la principal publicación internacional de los ayatolas, The Tehran Times(sic) publicó un duro editorial en su tapa impresa y digital sobre la Argentina que se titulaba “Quemando puentes en Buenos Aires: la temeraria ruptura de Argentina contra Irán”. Acusó al gobierno de Javier Milei -al que consideró con el alias del “Trump argentino”– de haber adoptado “una actitud hostil, imprudente e innecesaria, hacia Irán”, lo que “huele a obediencia a las irracionales exigencias de Estados Unidos”, apuntando también contra Israel.
Irán siempre negó su participación por detrás de los atentados a la embajada de Israel (1992, 29 muertos) y AMIA (1994, 85 muertos) y nunca le contestó los exhortos judiciales a la Argentina contra sus funcionarios y miembros de Hezbollah.
La novedad llegó en un clima de tensión por la reciente entrada de un funcionario del régimen iraní, Shahram Dabiri, con visa regular a la Argentina. Entró con su esposa a hacer un tour a la Antártida y Ushuaia. En Teherán había sido despedido por exhibir unas vacaciones lujosas en medio de las necesidades que imperan en el país.
Hasta ahora, la Cancillería argentina no emitió una respuesta formal a la nota de protesta de Irán.