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miércoles, febrero 5, 2025

La antigua Biblioteca Nacional acoge el infinito universo de Jorge Luis Borges

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Quizá haya sido en el edificio histórico de calle México 564, antigua sede de la Biblioteca Nacional, tras asumir como director en 1955, donde Jorge Luis Borges imaginó el paraíso como una biblioteca, aunque ya había aludido a ésta como “un universo infinito” en su cuento “La biblioteca de Babel”, escrito en 1941: “El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas. Desde cualquier hexágono se ven los pisos inferiores y superiores, interminablemente. La distribución de las galerías es invariable…”

Llamada ahora Biblioteca Borges, su nombre preciso es Centro de Estudios Borgeanos de la Biblioteca Nacional (BN), en ese monumento histórico nacional que ya tiene sus “partes envolventes” y su fachada restauradas, este organismo conservará, difundirá y acrecentará el patrimonio bibliográfico y documental de la BN respecto de la obra y la figura de Jorge Luis Borges.

En la entrada del edificio hay una placa de mármol donde se lee: “Presidencia de la Nación. Antigua Biblioteca Nacional Jorge Luis Borges. Centro de Estudios Borgeanos”, y debajo de izquierda a derecha, los nombres de la Secretaria General de la Presidencia de la Nación, Karina Milei; del secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, y de la directora de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, Susana Soto.

Curiosa la inclusión en el mármol de la secretaria general, porque la Biblioteca Nacional no pasó a la órbita de la Presidencia de Javier Milei (léase Karina Milei), como sí lo hizo la Secretaría de Cultura de la Nación. Al tener rango de secretaría de Estado, con autarquía y autonomía presupuestaria, la BN quedó en el ministerio de Capital Humano, a cargo de Sandra Pettovello.

Recorrida por la Biblioteca Nacional de la calle México, donde fue director Jorge Luis Borges. Foto Maxi Failla. Recorrida por la Biblioteca Nacional de la calle México, donde fue director Jorge Luis Borges. Foto Maxi Failla.

¿Cómo se explica entonces la placa? (Descartaron el bronce debido a los robos indetenibles de objetos de este material en espacios públicos y privados). Las fuentes explican, durante la visita de Viva a la Biblioteca Borges, que el flamante Centro tendrá doble comando: “La gestión del edificio estará a cargo de la Secretaría de Cultura de la Nación y la programación de actividades la hará la Biblioteca Nacional”.

Nos recibe Mariana Valdez, que monitorea todo lo relativo a la restauración del edificio. Y percibimos esa idea de totalidad con la que fue creado. Cierta ensoñación de “un universo hecho de pasillos, estanterías y tomos encuadernados que ya estaba en Silvia y Bruno, el libro menos conocido de Lewis Carroll, y en El cementerio de los libros olvidados, de Carlos Ruiz Zafón”, como escribió el español Daniel Fernández en un considerado artículo en La Vanguardia de Barcelona, con el título “Entre el purgatorio y el paraíso”.

Y es cierto que una Biblioteca Nacional, ahora borgeana, es un monumento donde hay personas que jamás entraron, más allá de ser un servicio público indispensable para investigadores, profesionales y estudiantes. Al ingresar a este Centro de Estudios Borgeanos hay una atmósfera de tiempo detenido, sobre todo en enero que hay receso de verano hasta el 3 de febrero, y de espacio litúrgico –no en el sentido religioso– pero sí desde la perspectiva de los lectores que acuden a bucear entre libros físicos en busca de esa perla que servirá a sus investigaciones.

Recorrida por la Biblioteca Nacional de la calle México, donde fue director Jorge Luis Borges. Foto Maxi Failla. Recorrida por la Biblioteca Nacional de la calle México, donde fue director Jorge Luis Borges. Foto Maxi Failla.

Nuestra guía nos explica los trabajos en ciernes: recuperar el color original de las columnas (del marmolado actual al beige natural), restaurar el vitral del primer piso que ha conseguido ser rearmado, pedazo por pedazo, en el suelo de la Sala Williams, para luego recomponerlo y volverlo a suspender desde la planta superior, entre otras reparaciones.

Tenemos la impresión que durante enero el edificio está en vigilia, como quien espera que se retome el movimiento de “manos a la obra”, que se liciten las etapas siguientes y finalmente Argentina pueda tener un Centro (Internacional) de Estudios Borgeanos que dialogue con la Fundación Internacional Borges, hoy gestionada por los herederos de María Kodama.

Recorrida por la Biblioteca Nacional de la calle México, donde fue director Jorge Luis Borges. Foto Maxi Failla. Recorrida por la Biblioteca Nacional de la calle México, donde fue director Jorge Luis Borges. Foto Maxi Failla.

¿Qué pueden ver los visitantes locales y extranjeros en las visitas guiadas que en noviembre y diciembre se llevaron a cabo y que se reanudarán el mes próximo? La parte exterior del edificio, lo que se llama “partes envolventes” y el área noble (la parte más histórica) están en condiciones de ser exhibidas. Las obras de infraestructura mencionadas comenzaron en la anterior gestión y se concluyeron en la actual.

“Tenemos un enorme apoyo de la subsecretaria de Patrimonio, Liliana Barela, que sabe mucho del tema y nos entusiasma para seguir adelante”, nos cuenta Valdez, mientras vamos observando la majestuosidad de las molduras, las escaleras, las salas, los elementos de insonorización, la amplitud del hall de entrada, todo como fue concebido para su inauguración en 1901. Argentina estaba a nueve años de celebrar su centenario.

La Biblioteca Nacional fue creada en 1810 mediante un decreto del primer gobierno patrio como biblioteca pública del Cabildo. En 1901 se trasladó a la calle México 564, en el barrio de Monserrat, cuyo edificio había sido proyectado para ser sede de la Lotería Nacional, pero antes de ser concluido fue cedido a la antigua BN.

Recorrida por la Biblioteca Nacional de la calle México, donde fue director Jorge Luis Borges. Foto Maxi Failla. Recorrida por la Biblioteca Nacional de la calle México, donde fue director Jorge Luis Borges. Foto Maxi Failla.

La construcción de estilo beaux–arts fue obra del arquitecto italiano Carlos Morra. Recién entre 1955 y 1973, Borges fue designado como director de la Biblioteca Nacional. Al asumir, el escritor argentino más universal ya había perdido la vista.

En 1992, debido a problemas de funcionamiento, la BN abandonó esa sede histórica y se trasladó a su actual edificio en la calle Agüero casi avenida Libertador, en Recoleta. Había sido diseñado por Clorindo Testa, Francisco Bullrich y Alicia Cazzaniga, quienes ganaron el primer premio del concurso internacional en junio de 1961. En 1996 adquirió el carácter de organismo descentralizado y autárquico que hoy tiene, con el objetivo de “custodiar, acrecentar, preservar, registrar y difundir la memoria impresa de la cultura”. Sería deseable que la Biblioteca Borges no demore tres décadas en ser inaugurada.

Llámame por tu nombre

Al atribuirse el nombre de Jorge Luis Borges a la antigua BN ya no habrá cambios desconcertantes a la medida ideológica de las diferentes gestiones. Desde 2012 y por una ley nacional, la actual Biblioteca Nacional, en Recoleta, lleva el nombre de Mariano Moreno, quien fue uno de sus primeros directores cuando todavía no había sido nacionalizada (para más datos, no existía la Nación Argentina en 1810). El primer director nacional en 1884 fue José Antonio Wilde.

Recorrida por la Biblioteca Nacional de la calle México, donde fue director Jorge Luis Borges. Foto Maxi Failla. Recorrida por la Biblioteca Nacional de la calle México, donde fue director Jorge Luis Borges. Foto Maxi Failla.

Además de Moreno, Wilde y Borges, se sucedieron en distintas etapas José Mármol, Vicente Quesada, Paul Groussac, Gustavo Martínez Zuviría, Héctor Yánover, Horacio González, Alberto Manguel y Elsa Barber (la primera mujer antes de la actual directora, Susana Soto).

Seguimos el recorrido. Además de la fachada y la intevención en el hall principal de la planta baja, se acondicionó la Sala Williams, donde también tienen sus ensayos los cuerpos estables. Esto permitió medir el impacto que el sonido tiene en las obras de infraestructura que se van realizando. No solo el de las voces y los instrumentos, también el de los bailarines que ensayan en un edificio previsto para el ritual del silencio. El vitral en proceso de restauración es decorativo y de estilo art noveau.

Este año, nos dicen fuentes inobjetables de la Biblioteca Nacional, “las autoridades están trabajando en un modelo de gobernanza compartido, colaborativo, para que el edificio se pueda aprovechar. La idea es convertir a la Biblioteca Borges en un centro internacional de referencia no solo del escritor, sino también de todo su entorno. Por eso, gracias a donantes privados, tenemos hoy las bibliotecas de Bioy Casares y Silvina Ocampo. Son alrededor de 15 mil volúmenes que nos llegaron, luego de una larga disputa sucesoria, y en 2024 concluimos su catalogación”.

Recorrida por la Biblioteca Nacional de la calle México, donde fue director Jorge Luis Borges. Foto Maxi Failla. Recorrida por la Biblioteca Nacional de la calle México, donde fue director Jorge Luis Borges. Foto Maxi Failla.

Respecto de la Antigua Biblioteca Nacional, hoy Borges, las fuentes agregaron que el master plan incluye una restauración integral. “Los arquitectos están trabajando ahora en ese master plan que presentaremos en marzo y que entrará en el presupuesto 2025 para que se comiencen las obras que son necesarias en el interior del inmueble”, nos comentaron.

Desde el primer piso, señorial y espacioso, desde el que se aprecian los vitrales del techo a través de aberturas hexagonales (como las imaginadas por Borges en su Biblioteca de Babel), se comprende la magnitud de este monumento histórico y el trabajo que hay por delante.

Como dice Mariana Valdez “no solo hay que reformar las áreas de servicios sanitarios, también tenemos que restaurar el ascensor histórico que es el segundo que se construyó en Buenos Aires, la accesibilidad para personas que no puedan subir escaleras, incluso la iluminación, la seguridad, el aire acondicionado”.

En el anexo del edificio funciona el Instituto Nacional de Musicología Alfredo Vega, que tiene una exposición permanente y es parte de las visitas guiadas.

En el área noble se suman a la recorrida Laura Rosato y Germán Alvarez que muestran con orgullo el catálogo razonado de Borges en el que han trabajado, así como dos publicaciones de la propia BN. Una es “Borges lector”, editada cuando Horacio González dirigió la Biblioteca, y la segunda es “Jorge Luis Borges, tema del traidor y del héroe”, durante la gestión de Alberto Manguel. Son ediciones que echan una mirada sobre el acervo borgeano que tiene la BN.

Recorrida por la Biblioteca Nacional de la calle México, donde fue director Jorge Luis Borges. Foto Maxi Failla. Recorrida por la Biblioteca Nacional de la calle México, donde fue director Jorge Luis Borges. Foto Maxi Failla.

Rosato y Alvarez nos muestran el despacho que en calle México usó Paul Groussac, cuando fue director de la Antigua Biblioteca Nacional, y recuerdan las fotos que Sara Facio tomó a Borges en ese recinto, aunque no fue exactamente “el despacho de Borges”, afirman. Imposible no advertir que son más fans de Groussac que de Borges.

Ambos preparan materiales para una exhibición permanente en el primer piso que también tiene una sala acondicionada para investigadores de la obra de Borges.

El tema es que aún no se han trasladado ni manuscritos ni primeras ediciones ni documentos del autor de “El Alpeh” al Centro de Estudios debido a las obras en proceso. Todo sigue en la BN. Una parte está resguardada en el Tesoro, otra parte en la Colección, según nos dicen las fuentes “porque no tenemos espacio en el Tesoro para todo el acervo Borges”.

Cuando preguntamos qué cantidad de documentos, libros y materiales hay del escritor, las fuentes lo desconocen, pero sí se sabe que alrededor de 15.000 volúmenes integran la donación de las bibliotecas Bioy–Ocampo.

La primera intervención dentro del edificio tendrá que ser integral, nos cuentan los voceros de la BN, porque no puede hacerse en etapas. Toda el área de servicios se aborda en forma conjunta. En esto trabajaremos este año, mientras continuamos con las visitas guiadas”, afirman.

Más allá de las buenas intenciones y de las acciones por emprenderse, más allá de la placa de mármol que inmortaliza a los funcionarios que abrieron el edificio a la ciudadanía, hay un escollo por sortear.

Recorrida por la Biblioteca Nacional de la calle México, donde fue director Jorge Luis Borges. Foto Maxi Failla. Recorrida por la Biblioteca Nacional de la calle México, donde fue director Jorge Luis Borges. Foto Maxi Failla.

Cuando murió María Kodama, leal cancerbera de la obra de Borges, ni su abogado sabía si había dejado testamento, si tenía familiares que la heredaran o se trataba de una “sucesión vacante”, así llamada cuando una persona muere sin sucesores. Al cabo de una semana se supo que María Kodama, que solía jugar públicamente con el hecho de ser una persona sola que se movía libremente por el mundo, tenía cinco sobrinos que la justicia declaró más tarde sus herederos universales.

En ese período de desconcierto, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires –siempre según las fuentes de la BN– presentó una acción en la justicia para resguardar el patrimonio de Borges, en parte depositado en la Fundación Internacional Jorge Luis Borges. “Esa acción de amparo, para que el acervo no saliera del país, no se levantó y para poder contabilizar el acervo borgeano tenemos que conversar con sus herederos y conocer sus decisiones a futuro”, nos dicen.

Durante este año la BN realizará una tarea de difusión vasta sobre la existencia del Centro de Estudios Borgeanos, con vistas a instalarlo como un espacio de referencia internacional, tanto a nivel académico como de divulgación.

El otro objetivo es darle estructura administrativa al Taller de Restauración que dirige Mariana Valdez, con el apoyo entusiasta de la subsecretaria Barela, al que llegan pedidos de distintos museos del país. En el momento de nuestra visita estaban a punto de despacharse unas piezas antiquísimas restauradas al Palacio San José, en Entre Ríos.

Recorrida por la Biblioteca Nacional de la calle México, donde fue director Jorge Luis Borges. Foto Maxi Failla. Recorrida por la Biblioteca Nacional de la calle México, donde fue director Jorge Luis Borges. Foto Maxi Failla.

Durante 15 años, Valdez “remó” para que se configurara el Taller que repara en todos los soportes, desde volúmenes hasta obras de arte, pasando por mobiliario y materiales más perecederos como la madera.

Falta ahora que el presidente Javier Milei levante la veda a la obra pública en el área cultural en particular. Que Karina Milei haya bendecido la Biblioteca Borges parece indicar un año saludable al respecto.

Redacción

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