Precedida por la base General San Martín, que fue fundada por la Primera Expedición Científica de la Antártida Continental Argentina en 1951, la base General Belgrano fue la segunda instalación científica de la Argentina en el continente blanco. Se trata de un establecimiento clave para el país que este año cumple 70 años de su fundación.
En 1954, mediante el decreto N° 20.602, el Poder Ejecutivo Nacional, a cargo del entonces presidente Juan Domingo Perón, encomendó la organización de una expedición de exploración e investigación científica que, ingresando por el Mar de Weddell, tratara de establecer una base polar que llevaría el nombre “General Belgrano”. Ese decreto nombraba como comandante de la empresa al general de Brigada Hernán Pujato y encomendaba que fuera integrada por personal militar voluntario.
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Conformada la expedición, el 6 diciembre de 1954 partió desde el puerto de Buenos Aires el rompehielos A.R.A General San Martín llevando a bordo a los nuevos exploradores: el teniente primero Jorge Morganti; los tenientes Juan L. Coelho y Alberto Maciel; los suboficiales ayudante Alfonso Obermeier Domingo E. Molinari y Juan J. Naveiro; sargentos primero Américo Avila y Juan B. Carballo; sargentos Julio Germán Muñoz y Eduardo Logares; doctor Félix Olmedo Díaz (médico) y los cocineros Juan J. Correa y Alejandro Cassis Bresciani, bajo la conducción del general Hernán Pujato.
De los miembros de la dotación, solo tenían experiencia antártica, el general Pujato y el doctor Olmedo Díaz, y estaban habilitados como pilotos el mismo Pujato y el sargento Julio G. Muñoz.
El primero de enero de 1955 recaló el rompehielos en la barrera de hielo Filchner. El emplazamiento de la base fue elegido tras un reconocimiento aéreo realizado desde el buque y el sitio elegido -a unos tres km de la costa- estaba ubicado a 1.300 kilómetros del polo y 4.900 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires.
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Vuelos pioneros y avances científicos
Después de 15 días de intenso trabajo, la base fue inaugurada el 18 de enero de 1955 por el jefe expedicionario y gran ideólogo de la penetración territorial que, desde siempre, tenía como su objetivo más importante sentar presencia en la región para futuras expediciones al Polo Sur. En su momento, esta estación científica se consagró como la más austral del mundo hasta la fundación, un año después, de la base estadounidense Amundsen-Scott en el Polo Sur.
A partir del año 1958, se realizaron observaciones de alta atmósfera y en 1970 se logró construir a una distancia aproximada de 250 metros, unida a la casa principal por túneles, el Laboratorio Belgrano (LABEL). Entre las investigaciones realizadas, además de radiación cósmica y capas ionosféricas, se destacaba el fenómeno de las auroras australes, espectáculo natural deslumbrante que ilumina el cielo nocturno con una variedad de colores y puede verse entre mediados de los meses de marzo y octubre.
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Además de estudios científicos, los pioneros llevaron a cabo varias incursiones a la barrera de hielo Filchner, la segunda más grande del mundo, utilizando vehículos a oruga y trineos tirados por perros, y realizaron reconocimientos en dos aviones, un Cessna 180 y un Beaver. Gracias a estos vuelos pudieron descubrir y bautizar distintos accidentes geográficos, cuyos topónimos en español dan testimonio de las expediciones.
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El implacable avance del hielo y el nacimiento de Belgrano II
Con el transcurso del tiempo, la instalación científica General Belgrano quedó tapada por el hielo y la barrera sobre la que estaba emplazada se fue desplazando a razón de cerca de un kilómetro por año. Esta fue la causa por la cual, la estación debió ser abandonada y el 5 de febrero de 1979 se inauguró, en un sitio más seguro, la Base Belgrano II.
Tan solo cuatro años más tarde, en 1983, salió a la deriva sobre un témpano de cerca de 100 kilómetros de largo que se desprendió de la barrera y se encuentra hasta el día de hoy desaparecida.
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De la exploración polar a la innovación científica
La base General Belgrano constituye un hito en la historia antártica argentina. En la Belgrano II, por ser la instalación científica nacional más austral, se prepararon las dos expediciones polares argentinas: la de 1965, al mando del general Jorge E. Leal; y la de 2000 comandada por el entonces teniente coronel Víctor H. Figueroa. En la actualidad, además del Laboratorio Belgrano, cuenta con una estación meteorológica, donde se realizan estudios de capa de ozono, anhídrido carbónico, rayos ultravioletas, campo magnético, ruidos cósmicos, entre otras investigaciones que la posicionan como una pieza clave de la ciencia polar.