13.1 C
Buenos Aires
sábado, junio 7, 2025

La batalla contra el celular: las estrategias de las escuelas que lo sacaron de foco y mejoraron los resultados en el aula

Más Noticias

En una sociedad hiperconectada donde la inmediatez nos aleja del presente, las interacciones dentro del ámbito escolar están en crisis. Es que el uso del celular en el aula afecta la concentración, al aprendizaje, las emociones y el rendimiento académico y también dificulta la socialización entre los estudiantes.

En ese marco, el Ministerio de Educación porteño estableció, en agosto del año pasado, pautas para regular el uso del celular en escuelas de la Ciudad, marcando una distinción entre los usos pedagógicos y recreativos. El debate expone un mar de narrativas, pero la realidad es una: alumnos conectados a pantallas y desconectados entre sí.

Por eso, en algunas instituciones educativas de la Ciudad de Buenos Aires y del interior del país se están aplicando estrategias pedagógicas con distintas dinámicas para construir una relación más saludable y consciente con la tecnología.

En la Escuela de Educación Media N° 6, distrito escolar 19, ubicada en el barrio de Villa Soldati, observaron un bajo rendimiento académico en el alumnado y advirtieron que las continuas solicitudes de sanción por problemas de convivencia tenían el mismo origen: el empleo del celular en clase que invitaba a realizar un vivo dentro del salón o problemas generados en redes sociales.

“Nos preocupaba la falta de concentración y de interés. También el crecimiento de la intolerancia y de los discursos de odio. No se podía debatir ni trabajar con el tiempo real que exigen ciertos proyectos dentro del aula porque era imposible sostener la atención audiovisual de los chicos por más de 20 minutos. Es que el estímulo del cerebro frente a una pantalla es distinto al que se da frente a frente”, comenta Martín Ortiz Herrero, rector de la EEM N 6, en diálogo con Clarín.

Ante tal panorama, en febrero de 2024 implementaron el proyecto “recuperando la atención y la concentración”. ¿Cómo? Buscaron textos convocantes, invitaron a escritores y así generaron un acercamiento al libro de papel. “Leer sobre una pantalla no genera memoria”, define Ortiz Herrero.

El curso de 5° de la Media N° 6 de Villa Soldati, en una ronda de lectura con un escritor invitado.
El curso de 5° de la Media N° 6 de Villa Soldati, en una ronda de lectura con un escritor invitado.

Para Zoe Chamorro, alumna de quinto año de la institución, la iniciativa representa una ayuda para emprender las actividades que los profesores le asignan en cada materia. “El celular es como una droga. Muchos los usan en clase, pero cuando miran la carpeta en sus casas no entienden nada”, dice.

“Los resultados son buenos: disminuyeron las sanciones y el tiempo empleado por los docentes para iniciar la clase. Los estudiantes entendieron que es beneficioso para ellos. De hecho, la resolución del Ministerio de Educación, que fue posterior a esta política, nos respaldó. Pero la rotación de docentes y la renovación del 30% de la matrícula dificultan un poco la implementación del proyecto. Este año es un volver a empezar”, reflexiona Ortiz Herrero.

La Nueva Escuela Argentina 2000 (NEA 2000) de Belgrano también batalla contra el exceso de pantalla. Desde 2011 aplica la propuesta de lectura silenciosa compartida, a la que desde el año pasado se le sumó meditación guiada. Ambas actividades se desarrollan en forma conjunta y semanal en el nivel primario. La jornada inicia con una reflexión orientada por padres expertos en el tema y continúa con una lectura silenciosa que se extiende por 30 minutos.

“Estos espacios compartidos brindan a los chicos herramientas para ejercitar la concentración, estimular el desarrollo cognitivo, desconectar del ruido externo y reconectar con ellos mismos. Buscamos acompañarlos en la construcción de un vínculo más saludable con su mundo interior y con el conocimiento”, analiza Alejandra Salonia, su directora.

“Está bueno empezar el día leyendo. Me gusta sentarme en ronda en familia y me encanta que cada uno pueda elegir su libro y tenga la posibilidad de llevarlo a su casa», comparte una alumna de 12 años que cursa el 7° grado en NEA 2000.

¿Qué resultados obtuvieron? «La concentración es un antídoto contra la distracción digital. La lectura silenciosa en la escuela está mejorando la concentración y la atención, fomentando la comprensión lectora, desarrollando la autonomía de los chicos, reduciendo el estrés y apoyando el rendimiento académico”, evalúa Salonia.

Celulares en modo invisible

Agustín Pereda es director de nivel primario en el instituto privado Nuestra Señora de Las Nieves en Mataderos. Cuenta que, a partir de la resolución de la Ciudad, aprovecharon la oportunidad para reducir el uso del celular a cero, incluso en los momentos recreativos. “La escuela es un espacio clave para la socialización. Por eso, promovemos un uso consciente de la tecnología, priorizando el encuentro y la comunicación interpersonal”, explica.

Y refiere que, si bien la medida fue de un día para el otro, los alumnos de primaria lograron adaptarse sin inconvenientes. Reconoce que, al no ser todavía adolescentes, les resultó más sencillo aceptarla. “Empezaron a traer otros juegos, como el UNO y cartas tradicionales. Se produjo un cambio muy significativo en la comunicación interpersonal en los tiempos compartidos. Derivó en más ‘ruido’ a partir de mayor conversación e interacción”, expresa.

Por su parte, David Solari, rector de nivel secundario y superior en este establecimiento educativo que pertenece al Arzobispado de la Ciudad de Buenos Aires, explicita que el protocolo de acción para el uso de celulares establece que se lo puede utilizar dentro del aula solo si el docente así lo requiere y con claros fines didácticos. La única excepción en los recreos es para pagar con QR en el kiosco de la escuela y en la librería. “Detectamos alumnos de secundaria apostando online y mostrando conductas compatibles con la ludopatía”, observa.

¿Resultados? Asegura que hubo «una merma generalizada con ciertas resistencias». Y que el proceso se favoreció con la implementación de talleres y diálogos personalizados, una instancia con los «reincidentes» en la que se reflexiona sobre las condiciones de dependencia que está generando el celular. «En caso de uso indebido, se aplica una observación escrita cuya acumulación puede llevar a un apercibimiento o a una suspensión”, destaca.

Héctor Foce es rector de nivel medio en la escuela Nuestra Señora de Luján de los Patriotas, en Mataderos. Allí, explica pusieron el foco en «prácticas pedagógicas que apuntan a despertar un deseo de aprender y no de combatir porque sí. Cuando los estudiantes sienten que lo que pasa en la escuela tiene sentido para sus vidas, el celular deja de ser el centro y la atención se traslada a lo que ocurre dentro del aula”.

Experiencias en el Interior

En distintas provincias del país también se están llevando adelante iniciativas con el mismo objetivo: sacar el foco del celular.

Una de ellas es la del colegio San Luis Gonzaga de Mendoza: allí los alumnos de secundaria deben dejar su dispositivo en una caja al ingresar a clase y lo retiran al salir, salvo los espacios deliberadamente planificados para su uso.

Emanuel Sánchez, su director, explica que la medida nació con un trabajo sostenido que iniciaron hace más de tres años a partir de un documento institucional sobre el uso de pantallas. “En ese texto, reflexionamos sobre cómo construir una relación más saludable y consciente con la tecnología con el objeto de que se convierta en una aliada para potenciar los aprendizajes y mejorar la convivencia escolar”, explica.

Para Sánchez, en un contexto en el que los estudiantes se encuentran en una etapa evolutiva que exige el desarrollo progresivo de la voluntad y el autocontrol, el uso libre del celular en el aula se convierte en un distractor significativo que afecta los procesos de enseñanza y aprendizaje.

«Están volviendo a encontrarse cara a cara. Se potenció una verdadera ‘cultura del encuentro’: los recreos se llenaron de juegos de mesa, lectura de libros, conversaciones espontáneas, y también hay un poco más de roce, algo propio del contacto interpersonal que es parte del aprendizaje social”, evalúa.

Víctor Palacios, director de nivel secundario del Instituto Juvenilia de Mar del Plata, cree que «el tiempo muerto es el enemigo contra el que hay que batallar, esos momentos que quedan como agujeros en las dinámicas de enseñanza. El desafío es pensar la planificación didáctica como el diseño de una experiencia inmersiva que involucre las emociones y los objetos culturales contemporáneos”.

En esta dinámica, propone actividades diseñadas para momentos sin celular y otras instancias en las que se utilicen para crear colaborativamente nuevos conocimientos. “Cuando lo logramos, el celular deja de ser el enemigo y se transforma en un aliado ocasional”, expresa.

¿Cuál es el nivel de aceptación de la medida? Reconoce que la lucha es cuerpo a cuerpo. Todos los días piensan qué hacer para que los dispositivos no los aparten de las prácticas de enseñanza que imaginan como hoja de ruta o, en todo caso, para que funcionen como el GPS que les permita volver a ellas.

Y menciona: “Proponer que el celular pase a segundo plano provoca resistencias en el nivel secundario. Hay que involucrarse. Cuando ponemos piloto automático y pretendemos dar clases como hace diez años, los adolescentes prefieren hundir la cabeza en su celular”.

En palabras de Marian Rojas Estapé, psiquiatra y escritora, “la forma de prepararnos para una sociedad digitalizada online y plagada de inteligencia artificial es precisamente desde el mundo offline”.

AS

Redacción

Fuente: Leer artículo original

Desde Vive multimedio digital de comunicación y webs de ciudades claves de Argentina y el mundo; difundimos y potenciamos autores y otros medios indistintos de comunicación. Asimismo generamos nuestras propias creaciones e investigaciones periodísticas para el servicio de los lectores.

Sugerimos leer la fuente y ampliar con el link de arriba para acceder al origen de la nota.

 

- Advertisement -spot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img

Te Puede Interesar...

Murió Mamerto Menapace, el monje benedictino que unió a los gauchos con la Biblia: su premonitoria entrevista antes de fallecer

Mamerto Menapace, el escritor y monje benedictino que se hizo conocido por cruzar los relatos bíblicos con las historias...
- Advertisement -spot_img

Más artículos como éste...

- Advertisement -spot_img