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jueves, septiembre 25, 2025

La batalla del nadador Matías Bottoni no termina: tras el accidente está a un paso de perder el año escolar

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Matías Bottoni tiene 17 años y lucha todos los días para recuperar el movimiento de su cuerpo después de sufrir un grave accidente durante una competencia en el Parque Roca. Pero mientras se recupera en un centro de rehabilitación de Rosario, enfrenta otro desafío: no perder el año escolar. Gracias al Ejército Argentino y a un proyecto de educación a distancia, tiene la chance de seguir cursando de manera virtual.

Pero sin la computadora que su familia compró hace más de un mes y que aún no llegó, ese sueño de volver a estudiar corre el riesgo de desvanecerse antes de empezar.

El Ejército Argentino, a través del proyecto SEADE (Servicio de Educación a Distancia al Exterior), le ofreció al nadador una oportunidad única para seguir estudiando después de su accidente. Porque no era un alumno cualquiera: tenía uno de los mejores promedios y era abanderado.

Esta iniciativa permite que chicos que no pueden asistir a la escuela presencial —ya sea por viajes, entrenamientos de alto rendimiento o problemas de salud— puedan seguir el secundario con el respaldo de docentes especializados, contenidos digitales actualizados y un seguimiento constante. Es una herramienta fundamental para que estudiar sea posible, incluso en situaciones tan difíciles como la que atraviesa Matías Bottoni.

«A principios de agosto se comunicaron con Valeria (mamá de Matías) de la escuela SEADE diciendo que había tenido una reunión con todos los profesores que habían tenido a Mati y que habían decidido darle la oportunidad de que no pierda el quinto año, que no se atrase más todavía. Si no podía escribir en la computadora, aunque sea que presente los trabajos prácticos con audios», explica su padre, Luciano Bottoni.

Matías Bottoni, el nadador que sufrió un grave accidente.Matías Bottoni, el nadador que sufrió un grave accidente.

Sin embargo, para poder estudiar, Matías necesitaba una computadora que se adaptara a sus necesidades. No cualquier notebook. Tenía que ser liviana, fácil de manejar, que no requiriera fuerza para abrirla o sostenerla. Y con una pantalla lo suficientemente grande para que pudiera verla bien desde la posición en la que pasa la mayor parte del día.

El nadador de 17 años eligió un modelo, y su familia hizo la compra con mucho esfuerzo. «No es una computadora común, es muy finita y livianita para que el pueda manipularla y tiene toda la estructura de aluminio por si se le cae. Es resistente a caídas», explica el papá.

El 13 de agosto transfirieron el 20 % (700 dólares) que pedía el sitio Techsite.ar. La entrega estaba pautada para el 23 de ese mismo mes, pero la computadora nunca llegó.

“Ellos me dijeron que la demora eran 10 días hábiles, lo cual era razonable. Hago la transferencia el 13 de agosto y me envían el recibo con fecha de entrega para el 23 de agosto. A partir de ahí, la compu nunca llegó y me ponen todos los días una excusa distinta. Lo que más me duele es que ya casi está perdida la oportunidad de que complete el año y es una pena para Mati”, cuenta su papá, Luciano.

La situación se transformó en una cadena interminable de promesas incumplidas. Mensajes de WhatsApp repetidos y evasivos llegaron desde la empresa Tech Site, con sede en Palermo.

El recibo que le entregaron a Luciano Bottoni, tras señar la computadora que le había comprado a su hijo.El recibo que le entregaron a Luciano Bottoni, tras señar la computadora que le había comprado a su hijo.

“Tiene que llegar entre hoy y mañana, cuando esté te aviso”, decían una y otra vez. “Hola, hoy tiene que estar llegando todo lo que falta, apenas esté te aviso”. Y luego: “Sí, ya me confirmaron que está todo liberado, falta únicamente el envío”. Pero la computadora nunca apareció.

Incluso llegó una explicación extensa, que lejos de aclarar, enredó aún más las cosas: “La intención nunca fue retrasar el equipo y que estés disgustada, generar un inconveniente. Son motivos externos que nos exceden, que no se pudieron solucionar rápido y que retrasaron tanto la llegada del equipo».

Y agregó: «Se pospuso muchísimo por todo lo que te comenté de la aduana pero hoy ya están directamente viéndola, me dijeron que en torno a las 12 la despachaban así que tenía que estar llegando aproximadamente a la 1 más o menos. Pero, como te digo, el retraso lamentablemente no fue por decisión nuestra”. Sin embargo, la empresa continúa promocionando el mismo equipo en su cuenta de Instagram.

Desde la Aduana aseguran que no hay restricciones generales para el ingreso de este tipo de dispositivos, aunque aclaran que, para verificar el caso puntual, necesitan el número de trámite que tiene Tech Site. El negocio nunca respondió los intentos de Clarín cuando se lo intentó contactar a través del número publicado en su sitio web.

“Te imaginás que dentro de toda esta mierda, encima de todo, la verdad que me rompe un poco. Aparte Mati iba a tener la cabeza ocupada en la escuela y le iba a hacer bien», dice su papá Luciano, quien viajó este martes a Buenos Aires para que le entreguen la computadora. Finalmente, la empresa le devolvió la seña.

La conversación entre Tech Site y Luciano Bottoni por la computadora.La conversación entre Tech Site y Luciano Bottoni por la computadora.

«La máquina no está, no la tienen. Dice que tienen 100 máquinas más, que están atajando a los clientes y que tienen un problema de depósito. La cuestión es que Mati perdió un mes y medio de escuela y me voy sin la máquina», cuenta el papá.

Pasan los días, se acumulan los trabajos, y el año escolar se escapa. Una notebook, que podría haber sido el puente entre su presente y su futuro, sigue ausente. Y la impotencia de la familia Bottoni aumenta.

La conversación entre TechSite y Luciano Bottoni por la computadora.La conversación entre TechSite y Luciano Bottoni por la computadora.

El 10 de mayo, durante el campeonato nacional de natación en el Parque Olímpico de Villa Soldati, Matías estaba practicando una partida cuando otro nadador emergía del carril contiguo. Lo vio, intentó esquivarlo, pero no pudo evitar el impacto.

Inmediatamente, sacaron a Matías del agua y lo llevaron al Hospital Santojanni, luego al Italiano. Allí, le informaron que el joven sufrió la fractura de la sexta vértebra cervical con lesión modular. Lo operaron y los médicos fueron claros: la lesión era gravísima. Podría no volver a caminar, ni a mover sus brazos. Pero Matías no se rindió.

Ahora está en APREPA, un centro especializado de Rosario, donde lleva adelante una rehabilitación lenta y compleja. De a poco, empezó a notar pequeños avances en sus brazos y dedos de las manos.

Sus padres lo acompañan en todo momento. Son odontólogos, pero desde mayo casi no trabajan. Su mamá alquiló un departamento cerca de la clínica para estar con él todos los días. El papá y su hermano menor lo visitan todos los días.

El cuerpo de Matías está peleando por volver a moverse. Su voluntad, por seguir adelante. Su mente, por no quedarse atrás. Lo mínimo que merece es que alguien cumpla una simple promesa que le permita volver a estudiar.

PS

Redacción

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