En el marco de una nueva entrega de la colección de libros Salteños en la Historia, que publica El Tribuno todos los meses, hoy se presenta una exquisita biografía de doña Ascensión Isasmendi (1817-1910), realizada por el doctor en Geología Ricardo Alonso.
En el marco de una nueva entrega de la colección de libros Salteños en la Historia, que publica El Tribuno todos los meses, hoy se presenta una exquisita biografía de doña Ascensión Isasmendi (1817-1910), realizada por el doctor en Geología Ricardo Alonso.
En su investigación, Alonso se introdujo en los detalles de la vida de una de las mujeres más destacadas y pioneras de Salta.
Doña Ascensión no solo fue la primera empresaria minera de la provincia, sino también una figura clave en la industria vitivinícola, dejando un legado que perdura hasta el día de hoy.
«Fue una mujer extraordinaria, muy interesante, una gran mujer salteña. Una verdadera matriarca del Valle Calchaquí», dijo Alonso en diálogo con este diario y recordó que fue abuela del escritor Juan Carlos Dávalos y bisabuela del poeta Jaime y del pintor Ramiro Dávalos, para nombrar algunos de sus tantos descendientes que llevan el apellido de quien fue esposo, el exgobernador de Salta José Benjamín Dávalos de Molina (1817-1867).
A su descendencia también se debe nombrar a la línea familiar Isasmendi.
En la fase minera, doña Ascensión se destacó por su trabajo en la explotación de boratos en la Puna, específicamente en zonas como el sur del Salar del Hombre Muerto, territorio que en aquel entonces pertenecían a Salta y no a Catamarca, como ocurre actualmente, y en Salar Diablillo.
El autor menciona que la pérdida territorial en Salar de Hombre Muerto fue resultado de «malos gobiernos», pero resalta que Doña Ascensión fue dueña y gestora de estas explotaciones mineras. Su labor fue tan significativa que incluso científicos alemanes que visitaron la región documentaron sus operaciones, lo que aporta un valioso registro histórico para el reclamo territorial de Salta.
Empresaria visionaria
Además de su rol en la minería, Doña Ascensión fue una empresaria vitivinícola de gran éxito. Heredó las viñas más antiguas del Valle Calchaquí, en Molinos, de su padre, Don Nicolás Severo de Isasmendi, el último gobernador realista de Salta. Tras quedar viuda a temprana edad, y a cargo de cinco hijos, asumió el control de los negocios familiares y los expandió, convirtiéndose en una figura central en la producción de vinos. Su trabajo sentó las bases de lo que hoy es Colomé, una bodega reconocida a nivel mundial.
El autor destaca que, a pesar de las dificultades logísticas de la época, Doña Ascensión viajaba constantemente entre Salta y sus propiedades en el Valle Calchaquí. En una época en la que los caminos eran prácticamente inaccesibles, su determinación y visión empresarial permitieron que sus viñedos florecieran. Su esfuerzo fue reconocido con dos medallas de oro: una otorgada por Domingo Faustino Sarmiento en 1871 durante una exposición internacional en Córdoba, y otra durante la época de Mitre. Justamente, por orden de este presidente los vinos de Colomé fueron recomendados y enviados a Europa, donde, los entendidos de la época los calificaron como los mejores que se producían en la Argentina,
En cuanto a la medalla que le entregó Sarmiento, esta se conserva en el Cabildo Histórico de Salta. Todos los historiadores coinciden en que esa exposición, la de Córdoba, marcó un verdadero hito en la agro-industria argentina.
Alonso resalta que su influencia se extendió más allá de lo económico, ya que fue una mujer que desafió las normas de su época, liderando negocios y administrando grandes extensiones de tierra en un contexto histórico en el que el rol de la mujer estaba limitado.
Legado y reconocimiento
Doña Ascensión falleció el 7 de mayo de 1910, coincidentemente el Día de la Minería, lo que el autor describe como una casualidad significativa. Su tumba se encuentra en Molinos, y su vida ha sido objeto de estudio y admiración. Sin embargo, el autor menciona que hubo confusiones respecto a su año de nacimiento debido a que, durante el censo de Sarmiento, se proporcionó una fecha incorrecta. Según los registros, nació en 1831 y murió en 1910.
Otras mujeres pioneras
El libro de Alonso no se limita a la vida de doña Ascensión, sino que también rescata las historias de otras tres mujeres que marcaron la historia de la minería en el norte argentino. Una de ellas, Catalina Alfaro, dueña, en el siglo XVIII, de minas en lo que hoy es la región de Bajo de la Alumbrera en Catamarca.
También se refiere a Lola Mora, la reconocida escultora que también estuvo involucrada en la explotación minera en el siglo XX.
Y Annie Mulryan O’Neil, una empresaria, nacida en Estados Unidos en 1866, quien se radicó por estas latitudes donde explotó boratos en Jujuy.