Según la Defensoría de la Tercera Edad, los gastos de alimentación, medicamentos y vivienda hacen que la jubilación mínima más el bono cubran menos de un tercio de la canasta básica, reflejando la creciente precariedad del sector.
La Defensoría de la Tercera Edad informó que la canasta básica del jubilado trepó a $1.514.074, lo que representa un aumento del 26,12% respecto a abril de 2025, cuando alcanzaba $1.200.523. El relevamiento, realizado cada seis meses en ciudades como Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Rosario, refleja la difícil situación económica de millones de adultos mayores.
El estudio contempla gastos de vivienda, alimentación, limpieza y medicamentos, siendo estos últimos los que absorben la mayor proporción del presupuesto con $402.880, equivalentes al 27% del total. La alimentación requiere $348.000 (23%), mientras que vivienda y limpieza insumen $294.000 y $107.444 respectivamente.
Actualmente, la jubilación mínima, sumada al bono de $70.000, alcanza apenas $390.277, dejando a los adultos mayores lejos de cubrir sus necesidades básicas. La Defensoría destacó que los aumentos por inflación no compensan la brecha, y que más de cinco millones de jubilados y pensionados reciben ajustes menores debido al congelamiento del bono desde marzo de 2024.
El informe advierte sobre la precariedad y vulnerabilidad del sector, y subraya que incluso con el crecimiento económico o los aumentos salariales, los haberes jubilatorios permanecen en valores deprimidos, dificultando la cobertura de necesidades esenciales.