Desde este 7 de mayo, más de 130 cardenales comenzarán el proceso para elegir al nuevo Papa. La Capilla Sixtina fue acondicionada con precisión, y se ultiman detalles para un evento cargado de simbolismo, historia y vigilancia técnica.
El Vaticano vive horas decisivas. Este martes 7 de mayo comenzará el Cónclave 2025, donde los cardenales electores elegirán al 267.º sucesor de San Pedro.
Las imágenes difundidas por el Vaticano muestran la Capilla Sixtina ya acondicionada: mesas ceremoniales, sillas revestidas, iluminación calibrada y la icónica estufa instalada para las famosas «fumatas».
Todo listo para el inicio de uno de los eventos más solemnes y herméticos del catolicismo.
Además, se acondicionó la «Sala de las Lágrimas», el pequeño recinto donde el futuro Papa se vestirá por primera vez con la sotana blanca, en un momento íntimo y cargado de simbolismo.
Una liturgia que conmueve al mundo
La jornada comenzará con la Misa «Pro eligendo Pontifice» en la Basílica de San Pedro. Luego, los cardenales ingresarán en procesión a la Capilla Sixtina. Una vez dentro, el maestro de ceremonias pronunciará el tradicional “Extra omnes” —“Todos fuera”—, y se cerrarán las puertas. Comenzará el Cónclave.
Según las normas vigentes, la elección exige una mayoría de dos tercios. Se realizarán dos votaciones por la mañana y dos por la tarde. Si no hay resultado, las papeletas se queman y el humo será negro; si se elige un nuevo Pontífice, el humo será blanco.
Trabajo invisible, vigilancia extrema
Más de 60 técnicos y trabajadores —electricistas, montadores, floristas, personal de limpieza— participaron del acondicionamiento.
Durante el Cónclave, al menos 12 personas permanecerán aisladas dentro del perímetro sellado, con estrictas normas de confidencialidad. Incluso el sistema que genera el humo está automatizado y supervisado por técnicos listos para intervenir.
¿Qué se espera?
La elevada participación —más de 130 cardenales— obligó a ajustar alojamientos y estructuras. La elección del nuevo Papa podría definirse en pocos días, aunque el proceso puede extenderse. Todo dependerá del consenso alcanzado en estas votaciones secretas.
El mundo espera el Habemus Papam, mientras el Vaticano se sumerge en una liturgia ancestral, donde espiritualidad, poder y tradición confluyen bajo los frescos de Miguel Ángel.