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viernes, octubre 24, 2025

La ciencia encuentra un mapa celular oculto detrás de la depresión

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Considerada una de las principales causas de discapacidad a nivel global, la depresión ha sido durante mucho tiempo un enigma para la neurociencia. Si bien sus síntomas anímicos y cognitivos son bien conocidos, los mecanismos biológicos subyacentes han permanecido en una zona gris.

Ahora, un estudio internacional ha logrado un avance significativo al identificar una huella medible y específica que este trastorno deja en células concretas del cerebro, ofreciendo un mapa celular detallado de su impacto a nivel molecular.

La investigación se centró en la corteza prefrontal dorsolateral, una región cerebral fundamental para la toma de decisiones, el control de los impulsos y la regulación de las emociones. Utilizando técnicas de genómica de célula única, los científicos analizaron más de 200.000 células cerebrales, comparando tejido de personas fallecidas que habían sido diagnosticadas con depresión con un grupo de control.

La depresión y su mapa celular. Foto Shutterstock.La depresión y su mapa celular. Foto Shutterstock.

Los resultados revelaron que dos tipos celulares se comportan de manera anómala en quienes padecen el trastorno: las neuronas excitadoras y un grupo particular de microglías.

Estos descubrimientos refuerzan la idea de que la depresión no es un problema meramente emocional o psicológico, sino una alteración biológica con raíces genéticas y celulares claramente identificables.

Las neuronas y el sistema inmune: los protagonistas inesperados

Uno de los hallazgos más relevantes se localizó en las neuronas excitadoras de las capas profundas del cerebro, responsables de transmitir señales que modulan el estado de ánimo y la respuesta al estrés. En estas células, el estudio detectó una alteración en la accesibilidad de la cromatina, la estructura que empaqueta el ADN y regula qué genes se activan.

Este cambio está directamente relacionado con un factor de transcripción llamado NR4A2, que es sensible a la actividad neuronal y al estrés. Una modificación en su funcionamiento podría alterar la comunicación sináptica, el delicado proceso de intercambio de información entre neuronas.

Estos descubrimientos refuerzan la idea de que la depresión no es un problema meramente emocional o psicológico. (Foto: Archivo Clarín).Estos descubrimientos refuerzan la idea de que la depresión no es un problema meramente emocional o psicológico. (Foto: Archivo Clarín).

El segundo protagonista clave identificado fueron las microglías, que actúan como el sistema inmunitario del cerebro, encargándose de su defensa y mantenimiento. En los individuos con depresión, los investigadores observaron que estas células mostraban una menor capacidad para regular la homeostasis inmunitaria.

Dicho de otro modo, las células diseñadas para proteger al sistema nervioso de la inflamación y otros daños no estaban operando a su máxima capacidad. Este hallazgo proporciona un fuerte respaldo a la hipótesis que vincula la depresión con procesos inflamatorios a nivel cerebral.

Para lograr esta precisión, el equipo de investigación, liderado por el científico Gustavo Turecki, utilizó muestras del Douglas-Bell Canada Brain Bank, uno de los pocos bancos de tejido cerebral del mundo que conserva muestras de personas con trastornos psiquiátricos. Según Turecki, es la primera vez que se logra mapear con esta exactitud los tipos celulares afectados por la depresión, combinando datos sobre la regulación y la actividad de los genes.

Implicaciones y el futuro de los tratamientos

Más allá del avance en el conocimiento básico de la enfermedad, estos descubrimientos abren nuevas y prometedoras vías para el desarrollo de terapias.

  • Vínculo directo con el riesgo genético: la investigación permite conectar variantes genéticas de riesgo para la depresión con un efecto concreto en un tipo celular específico, explicando cómo la predisposición puede traducirse en una alteración funcional.
  • Combate al estigma social: al demostrar con pruebas sólidas las bases biológicas de la depresión, se combate la percepción errónea de que es una debilidad de carácter, consolidándola como un trastorno del cerebro con raíces tan reales como las de otras enfermedades neurológicas.
  • Superación de las terapias actuales: los antidepresivos disponibles, si bien son efectivos para muchos, tienen un mecanismo de acción amplio y no funcionan para todos los pacientes. Identificar células específicas permite pensar en fármacos de precisión.
  • Nuevos objetivos terapéuticos: la modulación de la actividad de las neuronas excitadoras o la restauración de la función de las microglías podrían convertirse en los objetivos de una nueva generación de tratamientos más eficaces y personalizados.

Redacción

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