Por Emiliano Suárez*
La comunicación de una organización se divide en dos grandes dimensiones: externa e interna. Sin embargo, esa es una segmentación general y, al mismo tiempo, imprecisa.
Cuando hablamos de la comunicación organizacional, enseguida pensamos en comunicados de prensa, voceros, redes sociales, publicidades y asuntos que apunten hacia el público que está más allá de las fronteras de la propia organización; como si fuese casi la única dimensión de la comunicación de las organizaciones.
La comunicación interna atiende a la necesidad de información de los públicos internos, que pueden ser los empleados, los socios o hasta los propios directivos de esa organización. Todos son un factor muy importante para esa entidad; lo ubicaría casi al tope de la necesidad de comunicación estratégica de las organizaciones porque es un público muy sensible.
Cuando se toma alguna decisión que, por ejemplo, puede ser una reestructuración arquitectónica, sería muy interesante poder comunicar con claridad cuál es la decisión que se va a tomar. De lo contrario empiezan las especulaciones, las interpretaciones o las inferencias, junto con un clima interno negativo producto de los rumores. De esta manera, el factor más relevante es la transparencia: mantener informado al empleado de lo que ocurrirá.
Comunicación interna e identidad de la organización
La comunicación interna no está para generar miedos, sino para informar a los empleados, generar armonía en los procesos entre los diferentes sectores y, por sobre todo, para prevenir y evitar las situaciones de crisis. Los empleados son uno de los públicos más importantes. Son ellos quienes cargan consigo una identidad muy grande dentro de la organización en la que trabaja, inclusive después del horario laboral y fuera del espacio de trabajo.
Esta identidad la lleva a su familia y a su grupo de amigos; porque todo lo que sucede dentro de un trabajo a los empleados impacta de lleno. En la actualidad, hay mucha dependencia de nuestros espacios laborales, ya que incluso configuran nuestra identidad. Por algo siempre que nos presentamos, además de nuestros nombres, decimos nuestra profesión o contamos la función que desempeñamos dentro de la empresa.
El crecimiento de una organización no sólo depende de sus jerarquías, sino de sus mandos medios, sus bases y muchos de ellos pueden presentar proyectos e ideas que se aplican dentro de la empresa. Si no cuentan con la motivación necesaria o los canales formales necesarios para que esas ideas lleguen a los lugares de decisión, la organización no podrá desarrollarse de manera integral ni a futuro.
*Licenciado en Comunicación Social.