La contraofensiva contra la Operación Midway Blitz

Los viernes por la mañana temprano en septiembre, antes de que la mayoría de la gente hubiera desayunado, los manifestantes afuera de las instalaciones de procesamiento de ICE en Broadview, Illinois, esquivaban proyectiles de agentes federales. A las 7 soyLos agentes de la Patrulla Fronteriza arrojarían a los manifestantes al suelo y cubrirían el área, incluidas casas y negocios, con gases lacrimógenos. Los sábados por la tarde aparecían más manifestantes y, en consecuencia, los federales fuera de las instalaciones aumentaban la demostración de fuerza.

Durante los dos meses que el agente jefe de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, Gregory Bovino, dirigió la Operación Midway Blitz en Chicago y sus alrededores, la aldea suburbana de Broadview, a una docena de millas al oeste de la ciudad, se convirtió en un campo de pruebas, no sólo sobre cómo el gobierno federal podía aterrorizar a las comunidades locales, sino también sobre cómo la gente se defendería.

Los grupos de Facebook surgieron temprano en el reinado de terror de Bovino para rastrear los movimientos de los agentes sobre el terreno. Pero Laura Loomer, una provocadora de extrema derecha y aliada cercana del presidente Donald Trump, se quejó de ellos, y la empresa matriz de Facebook, Meta —uno entre una creciente cohorte de imperios mediáticos ahora deseosos de cumplir las órdenes de Trump— comenzó a cerrar algunos.

Pero a esto le siguieron una serie de nuevos trucos para la vida en el terreno. En los barrios hispanos de Chicago, los restaurantes comenzaron a cerrar sus puertas ante posibles redadas de inmigración, dejando entrar a los clientes individualmente. Los chats de señales y los grupos de Facebook permiten la distribución rápida de silbatos impresos en 3D para alertar a los residentes de que las tropas de Bovino estaban cerca. Esta innovación pronto se extendió por toda el área metropolitana de Chicago; La vista y el sonido de los activistas denunciantes movilizados se convirtieron en una característica rutinaria de la vida callejera este otoño. Los funcionarios del gobierno local recordaron a los residentes que siempre llevaran sus silbatos, y estas brigadas ciudadanas informales fueron a menudo la primera advertencia de una redada de inmigración en muchos vecindarios.

La mayoría de la gente se refiere a todos los equipos de control de inmigración como ICE, pero las acciones más horribles en el área de Chicago fueron llevadas a cabo por agentes de la Patrulla Fronteriza. Mientras custodiaba las instalaciones de ICE, CBP dirigió el espectáculo bajo la dirección de Bovino, en conjunto con un grupo heterogéneo de funcionarios de otras agencias federales, incluida la Oficina Federal de Prisiones y Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos y los equipos de Investigaciones de Seguridad Nacional y Operaciones de Deportación de Ejecución de ICE.

Fuera de las instalaciones, los residuos de gas y bolas de pimienta lo cubrían todo. Cuando las puertas se abrían para dejar pasar los coches o para que los federales llevaran a cabo ataques no provocados contra los manifestantes por el contenido de las redes sociales, los residuos los seguían, quemando ojos y gargantas.

El sábado 27 de septiembre, los agentes federales realizaron su mayor demostración de fuerza durante el asedio de meses a las instalaciones. Casi cada vez que los agentes del DHS abrían la puerta de las instalaciones, atacaban a las personas y las arrestaban. Una vez, mientras los agentes se retiraban, sin montar Dana Briggs, una veterana de la Fuerza Aérea de 70 años que no se interpuso en su camino. En un típico giro kafkiano, el DHS intentó entonces acusar a Briggs de delitos graves de agresión y resistencia a agentes federales; la denuncia pendiente en su contra ha sido desde entonces degradado a un delito menor.

El conflicto llegó a un punto crítico ese día cuando un grupo de manifestantes se tomaron del brazo y se prepararon para desafiar la orden de Bovino de dejar de bloquear el camino fuera de la puerta. Algunos llevaban respiradores y gafas protectoras; muchos otros llevaban gafas y mascarillas N95. Casi todos parecían aterrorizados.

Tan pronto como los agentes abrieron la puerta, comenzaron a gritar a la gente que regresara al final de la cuadra y comenzaron a disparar bolas de pimienta a la multitud. Una espesa capa de gas lacrimógeno alcanzó instantáneamente a los manifestantes; Los agentes también les dispararon botes mucho más allá del final de la cuadra mientras se retiraban. Los manifestantes no estaban preparados para este asalto total; las gafas de esquí y las gafas de trabajo con ventilación que algunos se habían puesto para los enfrentamientos individuales con los agentes fuera de las instalaciones eran completamente inútiles. A raíz del motín de los federales el día 27, los agentes del Sheriff del condado de Cook y la Policía Estatal de Illinois comenzaron a suplantar a los agentes del DHS fuera del edificio.

Los oficiales del DHS continuaron desplegándose por todo Chicago para ejecutar redadas de detención durante la Operación Midway Blitz. Eran de lejos el contingente más dominante de federales enmascarados. abordar y detener paisajistas y exigir documentos a los trabajadores que descargan camiones en los callejones. Un agente de la Patrulla Fronteriza también disparó a una mujer hispana quien era ciudadano estadounidense en su automóvil luego de embestirlo con su vehículo, y alardeó de su puntería en una serie de mensajes de texto con sus colegas. También fue arrestada acusada de obstaculizar a un agente federal con un arma mortal, es decir, su automóvil.

Mientras los agentes de la CBP amenazaban a los residentes del área de Chicago, les seguían caravanas de manifestantes, tocando bocinas y haciendo sonar silbatos. Los manifestantes y periodistas saltaron las aceras y atravesaron estacionamientos para seguir a los funcionarios de la CBP, mientras la policía local miraba para otro lado. Los manifestantes adornaron sus vehículos con banderas anti-ICE o garabatearon cosas como “Bovino, eres una PERRA” en las ventanas traseras de sus camionetas. A Bovino, por su parte, parecía encantarle la teatralidad y la atención, caminando por Chicago con lo que parecía ser una imitación del equipo de la Gestapo. Si bien muchos periodistas que cubrían las protestas de Broadview y las redadas locales sufrieron un trato rudo por parte de la CBP, el propio Bovino fue en general accesible a las consultas de la prensa; En un momento incluso realizó una entrevista improvisada con un periodista del Tribuna de Chicago en un local gasolinera.

Ahora que Bovino y la mayoría de los agentes de la CBP bajo su mando han abandonado el área de Chicago, las protestas en Broadview son mucho más pequeñas y menos animadas. Los chats de Signal que siguen las redadas federales todavía están activos, pero el coro de silbatos de advertencia ha disminuido en su mayor parte, al igual que las caravanas de protesta. Los restaurantes vuelven a dejar sus puertas abiertas. Procedimientos judiciales que han dado lugar a una sorprendente escasez de cargos penales contra residentes detenidos de Chicago sugieren que toda la operación fue, al igual que otras redadas federales desatadas en las principales ciudades lideradas por los demócratas, un ejercicio de teatro estatal, destinado a sembrar miedo, conmoción y asombro en las poblaciones objetivo. Una vez superado ese trabajo, las tropas de choque de Bovino se han trasladado a climas más cálidos; manifestantes en Charlotte, Carolina del Norteahora se agolpan en sus propios chats de Signal y distribuyen silbatos y equipos de protección contra los ataques con gases lacrimógenos y bolas de pimienta.