Este miércoles hemos iniciado el tiempo litúrgico de la Cuaresma con el rito de la imposición de la ceniza. Con este gesto reconocemos nuestra fragilidad y necesidad de conversión a Jesucristo. Tenemos cuarenta días que deben ayudarnos a prepararnos para la celebración de la Pascua.
En este contexto, hoy, primer domingo de Cuaresma, llega Sent la Creu (Siente la Cruz). Desde hace diez años celebramos esta iniciativa organizada por el Secretariado Diocesano de Pastoral con Jóvenes de la archidiócesis de Barcelona. A las seis de la tarde, nos reuniremos en la basílica de la Sagrada Familia. Nos acompañará Mons. Jean-Abdo Arbach, arzobispo greco-católico melquita de Homs, Hama y Yabrud, en Siria. Este prelado nos compartirá su testimonio y el de tantos hermanos sirios que han sufrido los efectos de la guerra y la persecución religiosa. Todos juntos participaremos en una vigilia de oración y celebraremos la Eucaristía.
Jesús nos pide que seamos hospitalarios con los hermanos migrantes
Hoy sentiremos la cruz, hoy aquí nos podremos sentir acompañantes de Jesús en el monte Calvario. Todos tenemos muy presente la imagen de Jesús en la cruz. La representación de la escena del Calvario en el arte contiene no solo una imagen del crucificado, sino que nos evoca las palabras que Jesús dijo a su madre antes de morir: «Mujer, ahí tienes a tu hijo», y luego, dirigiéndose a Juan, dijo: «Ahí tienes a tu madre» ( Jn 19,26-27). Todos somos representados por el apóstol Juan. El Señor nos confía las manos llenas de amor y ternura de la madre. Él quiere que sintamos que María nos sostiene para afrontar y vencer las dificultades en nuestro camino humano y cristiano.
La Cruz que ahora sufren tantos hermanos cristianos en todo el mundo hoy nos conduce a Siria. Durante años, el pueblo sirio ha vivido en un conflicto difícil de imaginar en una sociedad como la nuestra. ¿Cuál debe ser el sufrimiento de unos padres como para huir con un hijo, por ejemplo, por el mar con la incertidumbre de poder llegar a algún lugar? Ciertamente, «nadie pone a sus hijos en un barco, si no es porque el agua es más segura que la tierra», como dijo el poeta. Nuestros hermanos que deben abandonar su tierra tienen la tristeza de tener que dejarla y deben afrontar las dificultades al llegar a una nueva tierra. Jesús nos pide que seamos hospitalarios con los hermanos migrantes. Quien acoge a un forastero, reconoce en él al mismo Cristo ( cf . Mt 25,35).
El papa Francisco ha manifestado en muchas ocasiones su deseo de que Siria pudiera avanzar hacia la estabilidad y unidad, sin agresiones ni rupturas. El pasado diciembre, en una audiencia general, el Santo Padre rezó para que el pueblo sirio pudiera vivir en paz y con seguridad en su amada tierra (cf. Audiencia General, 11 de diciembre de 2024).
Recemos por la paz y pongámonos al servicio, en la medida en que podamos, de los crucificados del mundo. En esta celebración de Sent la Creu , podemos ayudar a los hermanos de Siria de muchas formas, una puede ser colaborando económicamente. Gracias por vuestra generosidad.
