Pedro cumplió seis años este martes 14 de octubre, en un contexto impensado. Sin su mamá, Luna Giardina, ni su abuela, Mariel Zamudio, el nene celebró su cumpleaños acompañado por personas que lo conocen desde que nació: un matrimonio amigo de la familia y su maestra del jardín, quienes se convirtieron en sus principales referentes afectivos tras la tragedia.
Luego del doble femicidio cometido por su padre, Pablo Laurta, y de la posterior fuga que terminó con su detención en Entre Ríos, el niño fue puesto bajo el resguardo de una familia de acogimiento. La medida fue dispuesta por la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) de Córdoba, mientras la Justicia define quién quedará a cargo de su tutela permanente.
La decisión se tomó tras una serie de entrevistas con el matrimonio que lo aloja, personas cercanas a su entorno que tenían un vínculo previo con su abuela materna. “Se siente seguro y contenido”, señalaron desde el área social. La maestra de Pedro, que fue una figura constante en su vida cotidiana, también se involucró en el acompañamiento emocional.
Desde el Gobierno provincial aseguraron que el niño no fue institucionalizado, sino que se priorizó mantenerlo en un entorno conocido. “La prioridad es su bienestar emocional y que conserve los lazos afectivos que le resultan familiares”, explicó Liliana Montero, ministra de Desarrollo Humano de Córdoba.
La funcionaria añadió que el caso se evalúa con “prudencia, empatía y contención”, y que todas las alternativas familiares —maternas y paternas— están siendo analizadas.
“Estamos en un proceso de evaluación sin prisa, pero sin pausa. Lo más importante es la estabilidad emocional y mitigar, en la medida de lo posible, el impacto que esta situación tiene en su vida. Privilegiamos su red comunitaria, sus vínculos afectivos y sus lugares de referencia”, expresó.
Por el lado de su madre, una tía que vive en Chile llegó recientemente al país para ofrecerse a cuidar del niño, mientras que una tía abuela en Buenos Aires también manifestó su intención de acompañarlo.
Del otro lado, Estrella, la abuela paterna de Pedro, habló públicamente desde Uruguay: “Estoy dispuesta a ocuparme si la Justicia lo permite. Hasta hace un tiempo hablaba con él por videollamada, pero después mi hijo empezó a llenarle la cabeza a Luna con mentiras”, expresó con dolor.
El futuro de Pedro aún está en manos de los tribunales, pero mientras tanto, la red de contención que lo rodea intenta devolverle algo de calma. “Este caso muestra las dos caras de una misma realidad: la violencia que destruye y la solidaridad que aparece cuando más se necesita”, concluyó Montero.
