Arturo Puig, una de las personalidades más queridas del espectáculo con más de 60 años de trayectoria, estuvo de visita en el programa Intrusos (América TV) para compartir su presente y recordar varias anécdotas tanto en los profesional como de su vida compartida con Selva Alemán. En ese sentido, el actor y director se refirió a la «tremenda ausencia» de su gran amor, con quien compartió más de 50 años de vida, 23 de ellos en matrimonio.
A poco más de un año de la partida de Selva -fallecida el 3 de septiembre del 2024-, Puig relató el difícil proceso de transición que experimentó, comenzando por el cambio de vivienda. El actor explicó que él y Selva vivían en una casa muy grande, la cual decidió vender para comprar un departamento.
“Poner una casa es todo, ¿no? Y cerrar aquella…” reflexionó, mencionando que en esa casa vivieron juntos durante más de 20 años, y estaba “llena de recuerdos”. Desarmar este hogar y sus pertenencias, que incluían cosas de ella y elementos que compartieron, tuvo un valor afectivo muy especial. Puig comparó la dureza del momento con el proceso de desarmar la primera utilería del país, la histórica Utilería Puig, que había fundado su bisabuelo.
Afortunadamente, sus hijos lo acompañaron mucho en esta tarea. Su hija Jimena, quien se dedica al diseño de vestuario para desfiles y obras de teatro, se ocupó de la ropa de Selva. Otras pertenencias se vendieron o fueron llevadas por sus hijos. Recientemente, el actor finalizó la mudanza al nuevo departamento, confesando que recién puso las lámparas.
Al hablar de cómo se va adaptando su vida en los últimos meses, Puig reconoció que sus días han sido «raros», especialmente porque prácticamente nunca había vivido solo desde su juventud. Ahora, en la ausencia de Selva, se está ocupando de tareas cotidianas que antes le eran ajenas. Señaló que tiene que ir a hacer las compras (la heladera suele estar vacía) y pagar las cuentas. Incluso, comentó: «Yo soy un desastre tecnológicamente», por lo que un amigo de su hija Jimena lo está ayudando a manejar las transacciones en línea.
La extraña sensación de la ausencia se manifiesta a diario. “La extraño mucho,” confesó Puig. Detalló que, al regresar a casa después de comprar algo o de pasear al perro, tiene la sensación de que Selva va a estar esperándolo. Además, a pesar de que cada uno dormía en un lado de la cama, Arturo no puede ocupar el lugar donde dormía Selva, y sigue durmiendo en su propio lado.
En retrospectiva, el actor valora mucho más todo lo que su esposa hacía, desde organizar salidas familiares (ella era el centro de la familia) hasta manejar los papeles, la tecnología y las compras. «Es es tremenda la ausencia», reiteró. Confesó que, si bien antes podía disfrutar de estar solo, ahora se siente muy solo.
Pese a haber recibido muchísimas propuestas para hacer teatro, el reconocido actor las rechazó porque no se sentía preparado, incluyendo una obra temprana con Facundo Arana. Sin embargo, está planificando su regreso al escenario. En este momento, está trabajando con Rita Terranova en un unipersonal que consistirá en la lectura de grandes textos y cartas. El proyecto incluye correspondencia famosa, como la de Richard Burton y Elizabeth Taylor, y monólogos, como el de Charles Chaplin en El Gran Dictador.
Este formato más «libre» le permitirá volver al trabajo, siguiendo el consejo de colegas: «Al actor se lo cura trabajando». Además, recordó que el último trabajo profesional de Selva, la obra Largo viaje de un día hacia la noche, fue idea de ella. La obra, que recibió las mejores críticas y donde ella estaba «fabulosa,» significó un «buen despedida» con su arte.
El actor concluyó destacando el cariño incesante del público: “No hay un solo día que no salga a la calle y que alguien me pare y me agarre. Fuerza, ¿eh? Vamos adelante. Y ahí está ella”.
