Juliana Gallipoliti juega con soltura a lo que le propone su estilista. Se prueba cada uno de los looks y muestra su versatilidad. Puede lucir un vestido de gala largo como también un conjunto de campera y jeans más casual. Aunque la sorpresa la da con un vestido con capucha muy parecido al que usó Miley Cyrus en el video de Flowers.
Es que su último EP, El Duelo tiene algo de reivindicación: son cinco temas en los que cuenta cómo atravesó la transformación que vivió después de separarse de una pareja que, según revela, fue tóxica y que la dejó muy dañada. Aunque sus problemas con la salud mental se remontan a cuando era chica y sufrió acoso escolar.
«Estuve deprimida, tuve que tomar pastillas e ir a terapia. Por suerte ahora ando bien», confiesa a Revista GENTE la actual cantante de Agapornis.
Juliana, según sostiene, decidió volverse a Corrientes, su provincia natal, después de vivir un momento tenso con su ex. «Tomé la decisión de irme, porque dije: `La próxima me pega´. Me sacudió y forcejeó. Pasó una situación que yo no me esperaba… También me gritaba enfrente de su familia y cosas así y empecé a sentir que era peligroso. Por eso me volví con mi familia», revela.
En poco tiempo la vida de Juliana se volvió vertiginosa: fue una se las finalistas de La Voz Argentina en 2018, se animó a encarar una carrera solista que tuvo que poner en pausa por la pandemia y por una profunda depresión. Cual el ave fénix y con mucha más fuerza, la correntina, que tiene un parecido indiscutible con Antonela Roccuzzo, volvió a la capital del país, se convirtió en la cantante de Agapornis y retomó su carrera solista.

-¿Por qué decidiste ahora volver con tus canciones?
-Si bien siempre canté y traté de sacar mis canciones, después de entrar a Agapornis me surgió esta necesidad de que la gente me conozca realmente cómo soy, a través de mis canciones, y decidí mandarme. Desde chica y más allá de venir de Corrientes, tierra de chamamé, escucho Michael Jackson, Beyoncé, Alicia Keys. Ellos son referentes de la música muy importantes en mi vida: hay decisiones a nivel musical que he tomado en base a ellos.
-También hubo algo sanador en este proceso, ¿no?
-Claro. Lo hago porque me sale adentro. Es algo 100 por ciento genuino, sin querer parecerme a nadie. Y esta relación tóxica la tuve que sanar. Fue mi primera relación y me re pegó. Atravesé mi primer duelo y fue algo que me marcó mucho. Fue medio una terapia para mí hacer este EP.
-¿Tu ex escuchó los temas?
-No sé. Prefiero no nombrarlo, pero aparece en uno de los videos en una foto. Obviamente, le tapamos un poco la cara. Me saqué toda la bronca en el estudio, llegué y dije: «Quiero tirar todo esto acá.»
¿Cuánto tiempo estuvieron juntos?
-Dos años, pero fueron intensos. Yo era chica, me había venido a vivir a Buenos Aires. Acababa de salir de La Voz Argentina… Lo conocí en esa época. Nos mudamos al toque juntos. Él fue mi primer todo. Era más grande y había tenido otras parejas, para mí era todo nuevo.
-¿Y por qué se separaron?
–Todo terminó cuando me enteré de que estaba con una chica menor que tenía la edad de mi hermana. De hecho, en una de las canciones, en Vacío, justamente en la letra cuento que sé que le gustaba que lo trataran de usted. Fue como un golpe bastante fuerte para mí en la moral. Intenté perdonarlo, pero no pude. Creo que lo hubiera perdonado si hubiera sido una infidelidad cualquiera pero no con una persona tan chiquita.

-¿Y entonces?
-Me puse rara y él me terminó dejando cuando me fui a Corrientes en plena pandemia. Más allá de que a mí no me había gustado aquello, se me cayó el mundo, porque él era muy importante para mí… Era un sostén. Aunque hubo una situación medio de violencia con él en un momento. Lo hablé con mi familia y me di cuenta de lo que estaba viviendo. No lo conté al principio para no preocuparlos. Si bien yo sabía que era peligroso mantenerme a su lado, me pasaba esto de estar enamorada y cegada.
Juliana Gallipoliti y sus problemas de salud mental

Juliana, quien cuenta que no quería ganar La Voz por «la maldición («Dicen que el que gana no trabaja nunca más»), posa y sonríe. Nada de lo que pasa alrededor cambia sus formas, está entregada a la producción. «Es la primera vez que hago una produ así», dice mientras mira algunas de las fotos en la cámara. De cerca la acompañan su estilista y maquilladora. Es amable y cálida. Parece haber sanado ese duelo que la llevó a escribir.
De hecho, según confiesa, está hace algunos meses saliendo con alguien. Pero para estar donde está parada, la correntina tuvo que pelear con sus propios fantasmas y recobrar la confianza en sí misma.
Algo que hizo luego de enfrentarse el día después de la fama. «Cuando terminó La Voz Argentina, los shows en el Gran Rex y la gira nacional, quedé allá arriba y después vino pandemia y empezó a bajar la espuma. La gente te deja de seguir, fue algo progresivo y un golpe de realidad. Empecé a pensar que la gente se había olvidado de mí, era chica y me bajoneé», confiesa.
Aunque ahora lo ve diferente: «Fue todo aprendizaje»
-¿La ruptura te llevó a atravesar una depresión?
-Sí. Más allá de la relación también pasaron cosas a nivel laboral… Venía de la experiencia de La Voz, y tenía otra expectativa. Fue pandemia y se bajaron muchos proyectos, fue como todo junto. Así que caí en una depresión y tuve mis primeros ataques de pánico. Empecé a ir al psiquiatra, a tomar medicación. Fue súper heavy.
-¿Y cómo hiciste para darte cuenta que estabas deprimida? ¿Pediste ayuda?
-Bueno, estaba mi familia muy cerca en ese momento.. Era la pandemia y quería estudiar algo, empecé con Organización de eventos pero me empezó a pasar que no podía ordenar números y se me mezclaban las letras. Algo que nunca me había pasado. Se lo conté a mi mamá y me dijo que no era normal. Fuimos a una consulta y descubrieron que tenía ansiedad y depresión.

-¿Hiciste terapia?
-Hice de todo. Era algo que no podía controlar solo con terapia. Tomé medicación que me dio un psiquiatra. Obviamente, yo no quería saber nada al principio, pero después entendí que es parte de la vida… Hoy está más normalizado y se habla más de esto. Yo en ese momento, la verdad, pensé que me estaba quedando loca.
-¿Y cómo saliste?
-Fue realmente un proceso difícil. Tardé un año y medio en recuperarme y salir de esa depresión. Estaba muy angustiada, no le veía el sentido a las cosas. Empecé a replantearme lo de la música y las cosas que antes me encantaban. No es fácil la depresión, es una enfermedad silenciosa. No te das cuenta, pero es muy peligrosa.
-¿Hubo algo de las redes sociales que sentís que haya activado tu ansiedad?
-Sí jugaron un papel importante, sobre todo en la pandemia. Yo antes usaba mis redes para promocionar lo que hacía, subía videos cantando… Trataba de estar activa. Durante este proceso ya no me divertía en las redes… Me empecé a comparar todo el tiempo, pensaba cosas como: «Ay, a ella le va mejor», «A ella le está yendo re bien en la música y yo no estoy haciendo nada». Sentía que las redes también me hacían alejarme de la música porque entraba en la comparación.
-¿Cómo estás hoy?
-Hoy en día trato de no entrar en ese juego. Estoy bien, ya no tomo medicamentos pero sigo con terapia y ejercicios de meditación.

-¿Qué papel ocuparon tus viejos y tu hermana en tu recuperación?
–Mi familia me súper acompañó. Mi mamá fue la que me incentivó a que vaya al psiquiatra, a que me analice, a que busque ayuda. Mi hermana y también mi papá me acompañaron mucho en el proceso. Mi papá tuvo una situación hace muchos años, una depresión, y él me entendió mucho en lo que me estaba pasando, hablamos mucho de eso.
-¿Y tus amigos?
-Mis amigos no, porque yo me alejé mucho. No culpo a nadie, al contrario: siento que yo me alejé de muchas amistades que tenía porque me sentía una carga, que no tenía nada bueno para contar. Me sentía muy abajo y empecé a alejarme de todos.
-¿Te acordás cómo fue el momento en que volviste a sentirte bien?
-Ya estaba de vuelta acá. Había venido al Canta conmigo ahora, ya había vuelto a girar la rueda… Un día, te juro por Dios, me levanté, fui al balcón, miré los árboles y el cielo y empecé a ver las cosas con más colores. Es muy loco porque ahí fue que empecé a ver la luz en el túnel y sentí una esperanza de que iba a salir realmente. Al toque conocí a mi manager… Lo laboral me ayudó mucho porque mi arte me atraviesa mucho y eso me sacó a flote. También me puse de novia con una persona sana, convivimos.

-¿Otra vez?
-SÍ, soy una sagitariana muy intensa y enamoradiza. Igual corté y ahora estoy conociendo a otra persona. Me enamoro muy rápido, me encanta estar de novia.
-¿Y ahí llegó la propuesta para sumarte a Agapornis?
-Sí, estaba haciendo mis temas y pensando cosas con mi manager cuando me llegó la propuesta por Instagram. Me habló uno de los chicos y la verdad, en ese momento, no sabía quién me había hablado. Pensé que buscaban corista, pero me dijeron que se estaba por ir la cantante.
-¿Te gustaba la banda?
-Los escuchaba cuando era más chica en los boliches. Obvio que me gustaba pero fue una decisión que pensé mucho porque justo estaba empezando con mi música. No quería dejar eso de lado, pero lo hablé con ellos y todo bien. Amo ser parte porque me da mucha visibilidad pero sé que tengo que ser cuidadosa con eso.
Juliana y una infancia entre la música y el acoso escolar

Juliana no parece estar signada por su pasado, más bien parece haberlo superado. Sin embargo cuando en la charla surge el tema del bullying ella elige abordarlo profundamente. Sabe que su historia puede ayudar a otros chicos que pasan por situaciones similares.
«Mis papás fueron a hablar miles de veces pero las autoridades del colegio no hicieron nada. De hecho, hace un tiempo fui a hablar con la directora y me admitió que no lo supo manejar», cuenta la correntina a Revista GENTE.
Y suma: «Es re importante que los padres también estén súper presentes en lo que hacen los hijos después de la escuela. Estas chicas me seguían hostigando a la salida, en mis redes».
-¿Cómo fue tu infancia en Corrientes?
-Mi acuerdo de que cuando estaba en primaria no era tan común como ahora cantar, subir videos cantando y esas cosas… Yo ahí recién daba mis primeros pasos, recién empezaba a animarme a cantar y a darme cuenta de que me gustaba la música. Fue ahí cuando mi vida cambió y empecé a sufrir burlas de mis compañeras y me empezaron a hacer a un lado. Fue una etapa fea, la verdad, porque no tenía amigas. A todos los invitaban al cumple de alguien y yo no estaba invitada.
-¿Cuántos años tenías?
-Y yo en ese momento tenía ocho, desde los ocho hasta los doce fue. Lloraba todos los días, no quería ir al colegio. Hasta me amenazaban con que me iban a pegar a la salida. Me decían: «¿Por qué no te matás?», «¿Por qué no te matás ya? O sea, no te quiere nadie».
-¿Todo porque cantabas?
-Porque cantaba, literal. Yo subía a YouTube los videos míos cantando que hacía mi papá. Era todo muy casero igual… Y ellas se burlaban de lo que yo subía. Me decían que no era mi verdadera voz. Me acuerdo que me hackearon mi cuenta de Facebook y hacían como que yo les escribía cosas y después llevaban al colegio las cosas impresas como para que me echaran.
-¿Quiénes eran estas personas?
-Eran mis compañeras del colegio que antes eran muy amigas mías. Cuando empecé con los videos, empezaron a darse vuelta contra mí.

-¿Y pudiste hablarlo en algún momento?
-La verdad que no. Una vez, me acuerdo que estaba en la secundaria y salí con una de ellas de fiesta porque cayó a una previa en la que yo estaba. Era como la líder del grupo, por así decirlo, y no le pude decir nada. Fingimos demencia las dos. Pero fue una persona que me hizo mucho daño. Años después, cuando estuve en La Voz, me encontré a la madre, la misma señora que me había dicho que no me acercara a su hija, y me vino a felicitar y me dijo: «Ay, mi hija y yo te votamos para que ganaras».
-¿Por qué no te cambiaron de colegio?
-No me admitían en otro colegio porque no era tan buena alumna. Así que me mantuve en ese mismo colegio. Estuve sola durante mucho tiempo. Fue horrible para mí no tener amigos. De hecho, yo tengo muchos problemas hasta el día de hoy con el rechazo, porque a mí me rechazaron mucho tiempo cuando era chica. Te quedan secuelas, no te olvidás. Hoy sufro de ansiedad social, cuando veo mucha gente tengo miedo al rechazo. Es algo que trabajo en terapia, pero es muy difícil sacarse ese chip.
-¿Y tus viejos por qué no hicieron nada?
-Mi mamá iba siempre al colegio, hablaba, se quejó muchas veces con los directivos para que hicieran algo, para que me cambiaran de curso o para que hablaran con esas chicas, pero nunca hicieron nada. De grande me animé a ir, porque mi hermana fue al mismo colegio, y quejarme con la directora que era la misma. Le dije lo inútiles que habían sido con mi caso y seguramente con un montón de otros casos. Ella se quedó callada y me terminó pidiendo disculpas por no poder accionar diferente. Al menos me saqué un peso de encima.
-¿Pero ellos te apoyaban en lo artístico?
-Mis papás siempre me apoyaron en todo. Cuando hacía danza nunca faltaron a ninguna presentación… Cuando pasó lo del bullying también intentaron, con las herramientas que tenían, hacer cosas para que no me pasara esto. Después con la música, lo mismo. Fueron súper presentes conmigo. Mi mamá es kinesióloga y mi papá es comerciante. Somos una familia laburadora, de clase media, se hizo lo que se pudo.
-¿Cómo es la sociedad correntina con este tipo de cosas?
-Acá en Buenos Aires yo siento que se habla más de ciertas cosas. Allá, en Corrientes, siento que se mantienen más en silencio muchas cosas. Está esto de «el más pudiente», nosotros no somos una familia de guita. Estas chicas eran chetas. Quizá tenía que ver con la competencia o con querer «bajarme».

-¿En el secundario fue diferente?
-Seguí en el mismo secundario, pero con otras compañeras. Fue muy distinta mi experiencia. Traté de buscar herramientas para defenderme y llevar esto que hago y que soy con orgullo. Dije: «A mí no me vuelve a pasar esto». Me costó, no soy de tener muchos amigos porque tengo un trauma, me cuesta mucho confiar. Pero sí tuve una adolescencia mucho más normal. La niñez fue durísima pero entiendo que los chicos pueden ser crueles y no guardo resentimientos.
-Y en esos momentos de acoso, ¿te pasó de sentirte deprimida?
–Sí, hasta tuve ideas suicidas. Planeé muchas veces cómo hacerlo, pero nunca me animé. Mil veces estuve a punto de hacer algo. Es loco porque era re chica. Por suerte no llevé a cabo esos planes. Lo único que hacía era refugiarme literalmente en la música.
-Parece que hay mucha gente que te debe una disculpa…
-Yo tampoco es que estoy esperando nada de mi ex ni de mis examigas. Pasé mucho tiempo esperando y eso, me di cuenta, te termina frustrando... El que quiera pedir perdón, buenísimo, será aceptado, pero si no, chau.
Fotos: Miranda Lucena. Estilismo: Gimena Padial @gimmebright
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