Helena Bonham Carter, Johnny Depp, Gary Oldman… parece que a partir de su reciente Oscar como Actriz de reparto por su papel en Emilia Pérez, Zoe Saldaña acaba de tomar nomás la senda «camaléonica» de los nombrados predecesores.
Es que desde hace tres lustros ya, la actriz de raíces latinas se viene haciendo un destacado lugar en Hollywood, a partir de sus más que variados -y taquilleros- trabajos. E inclusive, fuera de ser relacionada con el mundo de Avatar o el universo de Marvel, Saldaña se ha ganado el aprecio de tanto el público como la crítica con papeles más serios como el filme Venganza despiadada (2011) o su más reciente aparición en la serie de Netflix Desde Cero (2022).
Sin embargo, aunque la bella muchacha de 46 años se encuentra en la cresta de su carrera artística y en un gran momento familiar, no tuvo una vida fácil: debió sortear una serie de obstáculos, tanto personales como de salud, antes de llegar adonde llegó.
La dura infancia de Zoe Saldaña tras quedar huérfana de padre y un pasado desconocido que la marcó
Criada en el barrio neoyorquino de Queens, hija de madre puertorriqueña y padre dominicano, Zoe nació en 1978 en Passaic, Nueva Jersey. Su infancia estuvo marcada por la trágica muerte de su padre Aridio Saldaña, en un accidente de tránsito, cuando ella tenía apenas nueve años.
Aquel fatídico hecho cambió la vida de Saldaña para siempre. Su madre, Asalia Nazario, afectada por la tragedia, tomó la difícil decisión de enviarla junto a sus hermanas, Cisely y Mariel, a República Dominicana, donde enfrentaron duros episodios.
Sobre la muerte de su papá, Zoe se confesó en una entrevista con Harper’s Bazaar, en la que dijo que aquella pérdida marcó a su familia. «A partir de allí dejamos de lado todos esos pequeños placeres de la vida que uno disfruta durante el día y nos obligan a calmarnos«, contó.
En diálogo con Vanity Fair, añadió: «Entonces todo lo que debería haber sido supercolorido y brillante se volvió gris. Aprendí sobre la fragilidad de la vida desde muy temprana edad».
«Recuerdo que mi madre solía usar pintalabios rojo y caminar con pantalones cortos y ajustados», detalló la actriz. «Ella siempre estaba impresionante y coqueteaba con mi padre. Bueno, en el momento en que papá falleció, ella no pudo levantar de la cama durante días«, recordó sobre aquella etapa de depresión de su mamá.
Aquella depresión mucho tuvo que ver en su partida hacia el hogar de la familia materna en República Dominicana, país en el que tuvo que hablar en español aunque no sabía, lo que le valió sufrir acoso escolar.
«Los niños te acosaban porque no te entendían. No fuimos pequeñas víctimas: nosotras respondíamos al acoso, pero ellos te acosaban más fuerte, porque todos se entendían entre ellos», explicó Zoe Saldaña, quien reconoció al que tener TDAH (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad) y dislexia tampoco colaboró en la causa.
«Siempre estaba fuera de lugar. Cuando tienes un niño con TDAH, disléxico y que no se queda quieto ni es capaz de escuchar, piensas que lo hace a propósito. Recuerdo que me preguntaba: ¿Por qué no encajo? ¿Por qué hago esto? Me ponía muy triste y me hacía sentir muy aislada», recordó la actriz sobre aquella difícil etapa, aunque remarcó que siempre contó con el apoyo de su familia.
Ante las adversidades, potenciar la unión familiar y encontrar un refugio en el arte
Si bien la actriz fue transparente con lo mal que la pasó en aquella época, reconoció que aquel cambio vital fue indispensable para que ella y sus hermanas hablaran español, dado que no podían hablar en inglés nada más que entre ellas y el resto de jóvenes las «acosaban» porque no las entendían.
Desde entonces Zoe Saldaña no dejó de hablar en español con su familia, e incluso es el idioma que utiliza en su casa para comunicarse con sus tres hijos. Costumbre que le permitió tener un buen dominio del idioma y lucirse en su primer papel en español en Emilia Pérez, justamente el que le valió un premio Oscar.
Respecto a los problemas de atención que padecía la actriz, señaló que el ballet fue de gran ayuda. «El ballet, en aquel momento, no era lo que yo realmente quería», contó Zoe en alguna oportunidad, aclarando que ella prefería la gimnasia, pero le explicaron que a los diez años ya era demasiado tarde para empezar entrenar ene sta disciplina de cara a competir en el futuro.
Sin embargo el ballet le servía «para calmar» su «mente inquieta». Es que la intérprete de Avatar o Guardianes de la Galaxia siempre supo que era «diferente». Aunque Zoe aspiraba a ser bailarina profesional, una lesión la llevó a explorar la actuación, un camino que hoy celñebra y no sólo por las nominaciones y los premios recibidos: hoy es la única actriz en formar parte de cuatro de los seis filmes más taquilleros de la historia de Hollywood.
En 2014, Saldaña reflexionó sobre su infancia y habló de los sueños que tuvo de chica: «Creo que son muy pocos los niños que tienen las cosas claras. Mi juventud fue bonita pero también hubo momentos tristes, la vida nos presentó muchos retos, pero gracias a Dios tuve el apoyo de la familia, a mamá cerca de mis hermanas y de mí, y siempre pudimos salir a flote».
La trayectoria de una ganadora del premio de La Academia: una serie de oportunidades y casualidades
En 1999, Zoe Saldaña debutó en la serie Ley y orden y un año después grabó Center Stage, donde curiosamente interpretó a una talentosa bailarina. A partir de ahí, su carrera despegó con papeles en reconocidas películas.
Su éxito se consolidó por su participación en Avatar (2009), como Neytiri. A partir de ahí continuó con sagas de un género similar, como Star Trek, donde supo interpretar a Uhura en la renovación de la legendaria franquicia.
Hasta llegar a Marvel, y destacarse en Guardianes de la Galaxia (2014) con su famosa Gamora, personaje que también da vida en las distintas cintas de Los Vengadores.
Fotos: Redes Zoe Saldaña
