Hasta sus últimos días, el papa Francisco sostuvo un firme compromiso con los más vulnerables. Su trayectoria estuvo marcada por gestos y decisiones orientadas a la compasión y la justicia social, valores que definieron su papado.
Poco antes de su muerte, el pasado lunes 21 de abril, el pontífice realizó una donación personal en la que dejó «sus últimas posesiones«, según aseguró a la prensa italiana el obispo Benoni Ambarus, director de la oficina para la pastoral carcelaria y encargado de asuntos caritativos en Roma.
Jorge Bergoglio donó 200.000 euros, sus últimos recursos, destinados a la fábrica de pastas del centro penitenciario para menores Casal del Marmo en Roma. Esta contribución permitió saldar una hipoteca que pesaba sobre el emprendimiento, lo que le facilitó la reducción de precios, el incremento de ventas y la creación de nuevas oportunidades laborales para los jóvenes internos.
El obispo Ambarus relató que al informarle al papa sobre la necesidad de cubrir la deuda de la fábrica, Francisco respondió: «Casi me quedo sin dinero, pero aún tengo algo en mi cuenta«. Con estas palabras, entregó sus últimos ahorros.
Este gesto solidario con los presos no es un caso aislado. Ambarus mencionó la reciente visita del pontífice a la cárcel romana de Regina Coeli este pasado jueves, en motivo del Jueves Santo y apenas cuatro días antes de su muerte, donde «gritó al mundo, con todas sus fuerzas, la necesidad de prestar atención a los presos».

Además, durante sus pocos más de doce años de pontificado, Francisco demostró una profunda preocupación por la dignidad de los presos. En múltiples ocasiones, visitó cárceles y participó en rituales significativos, como el lavado de pies a jóvenes detenidos en Casal del Marmo.
El pasado diciembre, en motivo del inicio de las celebraciones del Jubileo o Año Santo, Francisco abrió una de las puertas santas para este evento que el Vaticano celebra cada 25 años en la cárcel de Rebibbia de Roma, lo que fue interpretado como una declaración de intenciones y un signo de su reconocimiento a la población presa.
Además, como otras tantas oportunidades, el Jueves Santo 6 de abril de 2023, el papa Francisco se trasladó a una cárcel italiana para celebrar la Misa de la Cena del Señor con el rito del lavatorio de los pies a 12 detenidos.
En su homilía, el santo Padre recordó que Jesús, antes de ser crucificado, lavó los pies de sus discípulos. «Es bonito ayudarnos el uno al otro, dar la mano, son gestos universales que nacen de un corazón noble», destacó.

Su último lavatorio de pies tuvo lugar en 2024, cuando ya se desplazaba en silla de ruedas. Aun así, el papa Francisco acudió a la cárcel de mujeres de Rebibbia, en Roma, para celebrar el Jueves Santo, donde lavó los pies de doce reclusas.