El éxito de la expedición científica del CONICET al cañón submarino de Mar del Plata ha trascendido el ámbito académico y ha llegado al mundo de los videojuegos. La iniciativa, que captó la atención de miles de personas a través de su transmisión en vivo, ha inspirado la creación de un videojuego que, además de rendir homenaje a los científicos, busca visibilizar con humor y crítica la difícil situación que atraviesa la ciencia y la universidad en el país.
El videojuego, creado por una desarrolladora inspirada por la misión, presenta una mecánica sencilla pero cargada de simbolismo. La misión del jugador es desplegar los brazos de un equipo submarino para recolectar muestras de organismos marinos como la «batatita» o la «estrella culona» en el lecho oceánico. Sin embargo, el principal obstáculo a evitar es una motosierra, una clara referencia a los recortes y la situación de precariedad que enfrenta la comunidad científica, aludiendo directamente a la retórica del gobierno actual.
La creadora del videojuego explicó que la idea surgió al seguir la transmisión en vivo de la expedición y se sintió interpelada por los «ataques a la ciencia y el recorte a las universidades» por parte del gobierno. El proyecto se presenta como un «mini homenaje» a los más de treinta investigadores que participan de la expedición en el buque Falkor Too. La intención es utilizar una plataforma lúdica y popular para generar conciencia sobre el valor de la investigación científica en Argentina.
La expedición, que se realiza con el apoyo de la fundación estadounidense Schmidt Ocean Institute, se ha destacado por explorar una zona de alta biodiversidad del Atlántico sur poco estudiada. Los científicos han estado tomando imágenes y recolectando muestras a profundidades de casi 4.000 metros, lo que demuestra la capacidad y la importancia de la investigación científica nacional, a pesar de las dificultades económicas y políticas.
El videojuego del CONICET es un ejemplo de cómo la creatividad popular puede resignificar un hecho científico, convirtiéndolo en un vehículo para la crítica social y la defensa de la ciencia. La iniciativa refleja la tensión entre la labor de los investigadores y el contexto político actual, demostrando que el arte y la tecnología también pueden ser herramientas de protesta y visibilización.