Alicia y Josh Dougherty, un matrimonio de Pittsford, Nueva York, son padres de 11 hijos. Muestran su rutina diaria en las redes sociales, donde tienen más de 12 millones de seguidores: desde la preparación de los desayunos, con una organización digna de un restaurante, hasta las inmensas compras mensuales en el supermercado, a la pesca de promociones por mayor.
La familia «Dougherty Dozen«, que se traduciría como «La docena Dougherty», tal como los conocen en el mundo virtual, está compuesta por 13 miembros, porque adoptaron a un joven más, pero conservan el nombre por el que los conocen.

Alicia y Josh fueron padres de Zoey, de 13 años, Dashel, de 11, Bodhi, de 8, y Harlee, de 6. Luego se convirtieron en una familia de acogida, y cuando conocieron las historias de un grupo de seis jóvenes, los adoptaron.
Así se unieron a la familia Alex, de 19, James, de 18, Patrick, de 16, Bree, de 14, y los gemelos de 10 años, Jordan y Jason.
En 2022 adoptaron también a Dayshawn, de 15 años, aunque todavía no tienen la custodia permanente. «Su apellido aún no es Dougherty, pero es un Dougherty», aseguró Alicia en diálogo con la revista People.

En un reportaje con el mismo medio norteamericano, la mamá influencer contó que todos sus hijos adoptivos fueron diagnosticados con Trastornos del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF), un conjunto de afecciones que afecta a los niños cuya madre consumió alcohol durante el embarazo.
El TEAF puede traer como consecuencia problemas físicos, dificultades de aprendizaje y de comportamiento. «Nuestro hijo Alex tenía 4 años cuando lo adoptamos, ahora ya tiene 19, y trabajamos mucho para apoyarlo en el preescolar», comentó Alicia.
«Prosperó muchísimo, y los trabajadores sociales quedaron tan impresionados, porque lamentablemente mucha gente se dio por vencida con estos niños, y sabían que nosotros no; así que nos propusieron que colaboremos con otros niños con dificultades similares», explicó.

Después de ser una familia de acogida temporal, sintieron la necesidad de dar el siguiente paso y adoptar a Alex. «Estamos muy orgullosos de él, hoy trabaja a tiempo completo en una empresa de materiales de construcción, está muy bien, tiene novia y conviven en un departamento», reveló sobre el primero, y por ahora el único, que «voló del nido».
James, su segundo hijo adoptado, que alcanzó la mayoría de edad, cursó dos años de cocina profesional. «Ese es su sueño, y lo está logrando», aseguró.
El resto de los niños, que tienen desde 6 hasta 16 años, están abocados a sus estudios. La rutina del familión incluye salidas todos juntos, a veces a visitar a sus abuelos, otras a la playa, al parque, y Alice admite que suelen ser bastante difíciles de organizar.

«Intento recordar cómo era yo a su edad, y trato de pensar: ‘Bueno, no puedo enojarme con ellos porque yo también hice eso de niña’, y les explico por qué está mal», indicó. Y agregó: «Pasé tanto tiempo queriendo ser madre, que ahora estoy realmente agradecida de serlo».
La pareja empezó a adoptar en 2010, tras varios años con tratamientos de fertilidad asistida, y sufrir 11 abortos espontáneos.
«Las crisis nerviosas son muy comunes en niños con TEAF, y al principio pensamos en qué nos habíamos metido, pero empezamos a investigar y leer todo sobre el TEAF, para encontrar la mejor manera de satisfacer sus necesidades y, poco a poco, fluimos como familia», indicó Alicia en una entrevista previa con Today, por la pantalla de NBC.
Compras en el súper para alimentar a 11 niños, el gran desafío
Cada vez que Alicia sube un video desde el supermercado mientras hace su compra semanal, sus posteos se viralizan. Necesita hasta cuatro carritos llenos para alimentar a su familia durante una semana.
Con el listado siempre a mano, suele conseguir todo en un solo lugar, desde los cereales para los desayunos, las carnes, las frutas y verduras, las conservas y también algunos productos congelados que le resultan prácticos para cocinar en cantidad.
«Durante la época de la pandemia, gastaba entre 500 y 750 dólares a la semana, pero ahora, compro exactamente lo mismo, y gasto entre 1.000 y 1.200 a la semana, porque los productos han aumentado», reveló en diálogo con People.
Su gasto mensual, solo en comestibles, puede llegar a los 4.800 dólares. Para solventar la economía familiar, dependen del trabajo de Josh, que es profesor, pero últimamente el mayor ingreso lo obtienen de la monetización de las redes sociales.
«Crear contenido es un trabajo al que le dedico aproximadamente 75 horas por semana, y nos ayuda mucho el ingreso económico de YouTube y de nuestras cuentas», explicó.
«Dougherty Dozen»: los haters y las críticas por criar 11 hijos
Si bien su contenido suele llegar a una comunidad que los apoya, Alicia admitió que no toda la atención que reciben es positiva, y tomó decisiones para lidiar con los mensajes de odio.

«Antes mostraba mucho más a mis hijos, porque ellos me pedían participar, pero ahora gran parte de mi contenido son mis días como mamá, simplemente para protegerlos de lo duras que puede ser las redes sociales a veces», reflexionó.
«A veces me pregunto si debería seguir con esto, porque nos han hecho sufrir, pero, ¿qué clase de trabajo me daría el mismo dinero y me permitiría estar con mi familia?«, cuestionó.
En muchos de sus videos muestra sus preparaciones culinarias, y cada semana sube el menú completo de almuerzo, merienda y cena que planifica con anticipación para sus 11 hijos.
«Algunos nos critican porque dicen que somos demasiado estrictos, pero es el tipo de educación que nuestros hijos necesitan, que luchan con trastornos para los que requieren de instrucciones y tratamientos específicos, con asistencia profesional, así que nosotros sabemos muy bien cómo estamos criando a nuestro hijos», arremetió.
Sobre el desorden que algunas veces muestra en sus publicaciones, se lo toma con humor y piensa a futuro. «‘Pienso: ‘¿Saben qué? Algún día dejará de ser un desastre, porque ya no estarán aquí, así que algún día extrañaremos este ‘caos controlado'», bromeó.
La pareja asegura que no tiene planes de adoptar más hijos, y deciden hacer oídos sordos a aquellos que hablan sin conocer su contexto y su vida diaria.
«Una persona no es su diagnóstico, y tratamos de acompañar y criar a nuestros hijos según sus respectivas circunstancias», concluyeron. Se mantienen fieles a su lema: «Cuando las cosas se ponen difíciles, los Dougherty no se rinden».