11.9 C
Buenos Aires
sábado, julio 12, 2025

La historia de amor y tragedia detrás del monumento más alto del país, en Córdoba

Más Noticias

A simple vista, parece un monumento más a la vera del camino. Pero “El Ala”, ubicado sobre la Ruta Provincial 5 que une Córdoba con Alta Gracia, es mucho más que una estructura de hormigón. Con 82 metros de altura, es 14 metros más alto que el Obelisco porteño y uno de los monumentos más misteriosos de la Argentina. Su silueta, que se eleva como una enorme ala apuntando al cielo, guarda una historia de amor, tragedia, excentricidad y mito que se remonta a los años ’30.

La historia comienza el 26 de agosto de 1931, cuando Myriam Stefford, una joven suiza que decía ser actriz y que había adoptado la aviación como hobby, murió en un accidente aéreo en Mirayes, San Juan, mientras intentaba unir 14 provincias argentinas en un frágil avión biplaza llamado Chingolo II. Tenía apenas 25 años.

La historia de amor y tragedia detrás del monumento más alto del país, en Córdoba
Myriam Stefford, actriz y aviadora.

La acompañaba en ese último vuelo su instructor, Ludwig Fuchs, un piloto alemán de la Primera Guerra Mundial. Ambos se estrellaron en medio del desierto cuyano. El país entero seguía la travesía y la noticia de su muerte causó conmoción.

Stefford había partido días antes desde el aeródromo de Morón con el objetivo de completar un raid aéreo de 4.100 kilómetros en cuatro días. Con escasa experiencia (su licencia de piloto tenía apenas unos días), confiaba en su audacia y en el respaldo de su esposo, Raúl Barón Biza, un millonario argentino, escritor provocador, dandy excéntrico, luego señalado como pornógrafo y violento.

La historia de amor y tragedia detrás del monumento más alto del país, en Córdoba
Myriam Stefford y Raúl Barón Biza.

La construcción del monumento

Devastado por la muerte de su esposa, Barón Biza decidió construir un mausoleo monumental en su honor. Primero mandó erigir un monolito en el lugar del accidente, con frases poéticas en italiano y español. Pero su homenaje más ambicioso fue El Ala, encargado al ingeniero Fausto Newton y ubicado en Los Cerrillos, un paraje cercano a la estancia que compartía con Myriam.

La construcción comenzó cuatro años después del accidente, el 26 de agosto de 1935, con cerca de 100 obreros polacos y argentinos. Fue inaugurado un año después, el 30 de agosto de 1936. El resultado: una estructura imponente y solitaria de concreto, con forma de ala vertical, levantada sobre una cripta subterránea que guarda el ataúd de Myriam Stefford, seis metros bajo tierra.

Allí, bajo una reja de acero, descansan sus restos. Se dice que el ataúd fue enterrado con sus joyas más preciadas, entre ellas el diamante Cruz del Sur de 45 quilates, un regalo de Barón Biza en Venecia. Según la leyenda, el lugar está protegido por un complejo sistema de explosivos, ideado para evitar profanaciones. Una inscripción en mármol negro advierte: “Maldito sea el que profane esta tumba”.

Entre la leyenda y el abandono

Dentro del monumento, Barón Biza instaló objetos personales de Myriam: su casco, un reloj de vuelo y restos del avión Chingolo II. Además, una abertura calada en forma de cruz permite que, a cierta hora del día, la luz del sol se proyecte sobre la tumba en forma de cruz luminosa, una especie de epifanía solar que dota de aura mística al sitio.

Hoy, el monumento permanece de pie, aunque algo olvidado por el tiempo y alejado de los circuitos turísticos convencionales. Sigue generando asombro, preguntas y teorías: ¿Está realmente allí el diamante? ¿Funcionan los explosivos? ¿Fue todo un gesto de amor o un acto de ego desmesurado? Por todas estas dudas, “El Ala” se convirtió en uno de los mayores enigmas arquitectónicos de la Argentina.

Redacción

Fuente: Leer artículo original

Desde Vive multimedio digital de comunicación y webs de ciudades claves de Argentina y el mundo; difundimos y potenciamos autores y otros medios indistintos de comunicación. Asimismo generamos nuestras propias creaciones e investigaciones periodísticas para el servicio de los lectores.

Sugerimos leer la fuente y ampliar con el link de arriba para acceder al origen de la nota.

 

- Advertisement -spot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img

Te Puede Interesar...

Mundos íntimos. ¿Quién dijo viejo? A mis 89 años aún sigo remando. Mi mensaje a los jóvenes es simple: si yo puedo, todos pueden.

El próximo 8 de febrero voy a cumplir 90 años y aún sigo remando. Y no lo digo de...
- Advertisement -spot_img

Más artículos como éste...

- Advertisement -spot_img