Mientras miles de fieles se acercan a la capilla ardiente para despedir al papa Francisco, cuatro hombres custodian el féretro en todo momento. Son miembros de la Guardia Suiza Pontificia, considerado el ejército profesional más pequeño del mundo, con un total de 135 soldados encargados de la seguridad del Estado de la Ciudad del Vaticano.
También conocidos como «El ejército del papa», visten su inconfundible uniforme, yelmo metálico, pluma roja y alabarda en mano. Su vestimenta tiene los colores de librea de la Casa del Papa Julio II, inspirada en un modelo que se atribuye a Miguel Ángel hecho en 1505.
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LA FILA PARA DESPEDIR AL PAPA FRANCISCO EN LA BASÍLICA DE SAN PEDRO
El cuerpo fue creado el 21 de enero de 1506, cuando el Papa Julio II le pidió a los nobles suizos soldados para su protección, por su aclamada reputación eficaz durante las Guerras de Borgoña, y así se formó una compañía de 150 hombres, que debían encargarse de la vigilancia, seguridad y protección del Sumo Pontífice dentro del Palacio Apostólico, acompañarlo durante los viajes, y también durante los servicios honoríficos en ceremonias, audiencias y recepciones.
Más de 500 años después, siguen cumpliendo con las mismas funciones, y durante los periodos de sede vacante -como ocurre en estos momentos- protegen al Colegio Cardenalicio.

Varias veces en la historia, cuando el papa tuvo que huir o defenderse de invasiones extranjeras, fueron sus fieles custodios. Son el último ejército de mercenarios suizos, y hay una fecha particular que recuerdan todos los años: el 6 de mayo de 1527, el día en que murieron 147 guardias suizos defendiendo al papa Clemente VII en el Castel San Angelo, durante el saqueo de Roma. Solamente se salvaron 42 soldados suizos.
Cada 6 de mayo acuden al Patio de San Dámaso, dentro de los Palacios del Vaticano, a las cinco de la tarde, y allí prestan juramento los nuevos reclutas. Con la mano izquierda toman la bandera de la Guardia Suiza, mientras alzan la mano derecha con los dedos pulgar, índice y medio extendidos, en vistas al cielo y como símbolo de las tres personas de la Santísima Trinidad.

Los requisitos para ser guardia suizo y el sueldo que cobran
La ciudadanía suiza encabeza la lista de las condiciones excluyentes para formar parte del cuerpo de élite, y le sigue un listado de otra serie de requisitos.
Tener entre 19 y 30 años; un mínimo de altura de 1,74 metros; profesar la fe católica de manera activa y por supuesto haber recibido los santísimos sacramentos; haber cumplido una instrucción básica en las Fuerzas Armadas Suizas; certificados de buena conducta; ser poseedores de un título profesional; y ser solteros al momento de la postulación.

Además se comprometen a prestar labor por un mínimo de 26 meses, y si bien el ingreso está restringido a hombres solteros, después de cinco años de servicio pueden casarse, siempre y cuando obtengan la autorización papal y se cumplan otras condiciones administrativas.
Las solicitudes legan al Vaticano todos los años, donde analizan los currículums con detenimiento y luego envían una carta donde les informan si fueron admitidos o no. Sin embargo, como la economía en Suiza no presenta desempleo hace tiempo, y cada vez hay menos jóvenes, que además sean creyentes, el caudal de solicitantes disminuyó los últimos años.

El salario estimativo es de 1.800 francos suizos netos al mes -lo que se traduce en 1.700 dólares mensuales o 1.500 euros-, que está por debajo del promedio del dinero que gana un joven profesional en Suiza. Por eso se dice que los soldados suizos que llegan a Roma lo hacen por una inmensa vocación y el fuerte deseo de defender al Papa. Se sienten partícipes de la historia, y cumplen su deber con honor.
El día que el papa Francisco despidió al jefe de la Guardia Suiza «por autoritario»
El 4 de diciembre de 2014 el diario oficial de la Santa Sede, L’Osservatore Romano, anunció en su portada sin mayores explicaciones que el coronel Daniel Rudolf Anrig, que por ese entonces era el comandante del cuerpo pontificio de la Guardia Suiza, concluiría su servicio el 31 de enero del 2015, dos meses antes de que termine su mandato de cinco años.
La prensa italiana informó en ese entonces que el motivo del despido era que Su Santidad había considerado que el comandante Anrig era «demasiado autoritario y estricto» con los jóvenes que tenía a su cargo. El hombre había sido nombrado en 2008 por Benedicto XVI, y fue reemplazado por el actual vicecomandante, Christoph Graf, con una reputación de persona afable.

La medida fue interpretada como una reacción del pontífice argentino contra la «obsesiva rigidez» de este cuerpo de seguridad. Aunque desde el Vaticano no habían ofrecido más explicaciones sobre el asunto, el diario Il Messagero, editado en Roma, señaló que «el papa había dejado entrever a sus ayudantes que le gustaría un cuerpo militar menos estricto«.
«El papa argentino suele conversar con los guardias, a diferencia de papas anteriores, y llegó incluso a invitar a uno de ellos a quebrar las órdenes pidiéndole que descansara tras descubrir que había pasado la noche entera de pie«, afirmó la prensa italiana luego de comunicar aquel despido.

Las rígidas reglas de este histórico cuerpo militar, las mismas de hace cinco siglos, sorprendieron al Sumo Pontífice cuando asumió como líder supremo de la fe católica, y optó por saludos cómplices cada vez que se cruzaba con alguno de los guardias, sonrisas de por medio y siempre un apretón de manos mediante, gestos que quedaron registrados en diferentes apariciones públicas.
Como muchas otras veces, fuera de todo protocolo, una muestra más de Francisco siendo Francisco. O mejor dicho, Jorge Bergoglio siendo Francisco, el único papa argentino, rol que cumplió hasta su partida el pasado 21 de abril.