A sólo días de salir de la casa más famosa del país, Marcelo Carro (34) llega al estudio de GENTE para mostrar su pasión por el modelaje, pero también para contar como nunca su historia de vida. Se presentó en el casting de Gran Hermano (Telefe) y prometió ser un «villano» en esta edición, pero confiesa que no fue tan fácil entrar a dos meses de haber comenzado la competencia, con grupos ya muy formados y el ojo de «los originales» puesto en los nuevos.
Aunque no estaba seguro de cuánto podría durar en el reality, se las jugó todas: renunció a su trabajo y ahora está abierto a las nuevas oportunidades que le puedan llegar tras su participación en el programa. «Todo es muy emocionante. Al salir uno va descubriendo un montón dde cosas que no está acostumbrado: ver cómo crece tu perfil en redes, salir a la calle y que te saluden o pidan fotos. Es todo muy loco y muy lindo a la vez», dice con entusiasmo.
-Comentaste que en caso de ganar el premio querías ayudar a tus padres económicamente. Contanos de ellos.
-Mi viejo trabajó toda su vida de lo que pudo. Viene del campo y no terminó el secundario. Mi mamá, es ama de casa… La verdad es que los admiro mucho y me gustaría retribuirles un poco todo su esfuerzo. Mi viejo siempre tuvo trabajos pesados, trabajaba entre 15 y 16 horas por día. Eran jornadas bastante complicadas. De hecho yo desde que tenía 13 años ayudaba a mi papá a trabajar.
-¿Por qué tan chico?
-A ver, a nosotros nunca nos faltó nada en casa, pero mi viejo trabajaba con camiones, con repartos en la calle y demás, y siempre necesitaba alguien que lo ayude. Yo siempre trataba da darle una mano y colaborar con lo que podía, porque mucho o poco hacía la diferencia. La verdad es que lo hacía por necesidad pero también es cierto que, viniendo de una familia trabajadora, uno siempre termina contagiándose de ese espíritu y esos valores de laburo.
-¿Sentís que por salir a trabajar a esa edad te perdiste de hacer otras cosas: jugar con amigos o simplemente recrearte como cualquier niño de 13 años?
-Creo que no llegó a pasar porque igual tenía tiempo para ir al colegio y para jugar con amigos también. Siempre trataba de hacer mis actividades, jugar al fútbol o lo que fuera y después ayudaba a mi viejo. Trabajaba mucho más en verano o en mis ratos libres.
-¿Cómo están tus padres hoy?
-Hoy ya están jubilados los dos. Mi viejo además tienen algunos temas de salud, y me encantaba la idea de pensar que si ganaba el premio iba. apoder ayudarlos a darle un mejor final de vida, que obviamente espero sea dentro de muchos años, pero uno de los objetivos era ese.
El sueño de Marcelo Carro de ser futbolista
Marcelo se graduó de Licenciado en Planificación Logística y hasta hace poco trabajaba en relación de dependencia. Su último trabajo fue en un hospital como jefe de logística, pero renunció para apostarlo todo para entrar a la casa de Gran Hermano. Antes, jugó hasta los 20 años al fútbol en Barracas Central y considera que es su sueño frustrado.
«Mi gran sueño era ser futbolista y bueno, tampoco se dio. Quizás si me hubiese dedicado profesionalmente y exclusivamente a eso creo que hubiese llegado lejos», dice con nostalgia.
-¿Por qué crees que no se dio ese sueño de ser futbolista?
-Cuando es chico a veces es necesario tener una referencia o alguien que te vaya guiando, porque ser futbolista también requiere de mucha disciplina. Además, con este tema del trabajo y ayudar a mis viejos, no podía dedicarme de lleno a eso. Hay que tener mucha constancia, pero también un poquito de suerte.
-¿Sentís que quedó algo pendiente en cuanto a eso?
-La verdad es que me hubiese encantado ser futbolista. Me hubiese gustado encararlo de otra forma, pero también sé que todo lo que pasó fue por algo, y que todo me llevó a estar acá hoy.
-¿Cómo era tu vida antes de entrar a Gran Hermano?
-Soy licenciado de Planificación Logística y tengo un máster internacional. Trabajaba en el Hospital Británico como jefe de logística. Toda mi vida trabajé en relación de dependencia, antes del hospital, estaba en un depósito fiscal. Pero básicamente iba del trabajo a la casa, ir al gimnasio, comer, dormir y al otro día lo mismo. Era todo muy rutinario.
-Renunciaste a tu trabajo, ¿y ahora?
-Sí (risas), renuncié porque me puse una presión a mí mismo, primero porque quería resetear un poco mi vida después de tanto tiempo trabajar bajo relación de dependencia y obviamente al presentarse la oportunidad de Gran Hermano sabía que quería enfocarme en eso. Quería salir de mi zona de confort realmente.
-¿Qué tenés ganas de hacer?
-Me gustaría dedicarme al modelaje, ya hice algunas campañas y es algo que realmente disfruto hacer. Siento que además el tipo de exposición que te da el reality te abre nuevas posibilidades y quiero aprovechar eso. También me gustaría estudiar teatro. Cuando hago algo me gusta hacerlo bien, así que mi idea es prepararme en todo lo que pueda.
Del segundo intento de Marcelo a su estrategia que quedó a medias
-Muchos ponían las fichas en tu papel de ‘villano’, ¿por qué crees que duró tan poco tu estadía en la casa?
-Había arrancado más o menos con ese perfil de malo o digamos de encarar, ir de frente, por ejemplo con la situación que había pasado con Devi y con Sandra, pero después justo vino una placa positiva en la que salí casi de último, no me fue tan bien. Entonces dije: «Esto a la gente no le está gustando, no es por acá», y quise aflojar unos cambios a ver si podía avanzar en el juego.
-Te acercaste en algún momento a Tato y también a Ulises ¿tu estrategia era estar con los más fuertes?
-Quería conocer más a los jugadores, por eso empecé a estar más cerca de Ulises, de Chiara… para mí era muy importante ganarme su confianza y después poder utilizar esa información en el futuro. Esa iba a ser mi forma de ser «el villano», o saber mover las fichas. Pero no me dio el tiempo. Con Ulises nos terminamos apegando un poco porque teníamos miradas y visiones del juego muy similares.
-¿Siempre fuiste fan de Gran Hermano?
-Sí, siempre me gustó. Recuerdo que lo veía desde 2001 que fue la primera edición y yo tenía apenas 11 años. Me gustaba ver cómo planeaban las estrategias, cómo jugaban y se movían dentro de la competencia, hasta que ya de grande quise entrar al juego y casi lo logré hace un par de años.
-¿Cómo así? ¿Ya habías hecho el casting antes?
-Sí, en la edición en la que salió ganador Marcos Ginocchio hice el casting pero en esa ocasión no quedé. Hasta que insistí este año y logré entrar. Aunque fue sólo un mes, me encantó vivir esta experiencia.
-¿Qué cambiaste en tu presentación de ese año a este para poder recibir ese sí?
-Mirá, la realidad es que también me hubiese encantado poder entrar en esa edición, pero entiendo que a veces los perfiles encajan o no, y todo pasa por algo. La diferencia es que quizás en ese momento yo estaba de novio y ahora me presenté estando soltero. Pero después, mi estrategia era básicamente la misma.
Fotos: Candela Petech.
