24-03-2025 Hoy, el portal Infobae, cuenta sobre el proyecto de la familia Galardi.
El misterio recorre Villa Gesell cada temporada y nunca se logró dilucidar. Los turistas que suelen recorrer la rambla de madera las tardes ventosas y nubladas se quedan paralizados al verlo. En la esquina del Paseo 110, antes de desembocar en la arena aparece un castillo que está en construcción hace un poco más de cinco años. Muchos se preguntan quién lo levanta, para quién o qué será en el futuro cercano. Terminan las temporadas y los propios vecinos de la ciudad costera tampoco saben mucho sobre el destino que se le dará a la edificación. Infobae habló con la familia que está a cargo del proyecto. Una idea que se inspira en migrantes, un amor apasionado y la confianza en el pueblo costero que les dio todo.
Los Pampuri vivían en Villa Gesell. De hecho, la madre de Elsa, Pierina, solía recorrer con el jeep del fundador las calles de arena para elegir nuevos terrenos para construir casas y departamentos. Mientras tanto, Elsa y Humberto hacían su vida en el norte del conurbano, cerca del taller mecánico de los Galardi. “Ella era mi princesa y por eso primero le construí un castillo en Carapachay. Ya no la tengo más conmigo y por eso ahora estoy haciendo otro castillo pero al lado del mar en su honor”, relata Humberto con acento italiano pese a que lleva más de 60 años en Argentina.
Tras varios años en Buenos la pareja se fue a vivir a Villa Gesell. Allí construyeron su lugar en el mundo. Sus hijos quedaron en Buenos Aires para estudiar. “Todos los veranos íbamos a pasar los veranos. Recuerdo con mucha nostalgia los que pasábamos a mediados de la década del 90″, relata Paolo, hijo de Humberto y actualmente a cargo de la construcción del castillo del Paseo 110.
“De chico todos mis amigos querían venir a mi casa en Carapachay porque era un castillo -cuenta Paolo-. Muchos vecinos inventaban historia de que era una vivienda abandonada o que había fantasmas dentro”.
“A mi papá le costó mucho recuperarse tras la muerte de mi mamá -cuenta Paolo-. Teníamos este terreno que por muchos años funcionó como garage en temporada y era una apuesta a todo o nada. O me quedaba en Gesell con mi emprendimiento de departamentos más el castillo. O vendíamos todo y me volvía a Buenos Aires. Decidimos quedarnos para cumplir este sueño de Humberto y regalo para Elsa”.
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