Tiene apenas 20 años y ya es una de las caras más reconocibles de la nueva generación de actores argentinos. Lola Abraldes se convirtió en el fenómeno que nadie vio venir: la princesa Daisy de Margarita, la serie con la que Cris Morena volvió a la ficción y que reavivó el espíritu de aquellas historias donde la música, los sueños y las emociones conviven de forma orgánica.
En la trama, Lola interpreta a una joven criada como heredera real que, sin saberlo, vive una vida ajena: una “falsa princesa” que debe descubrir quién es en realidad. Esa búsqueda identitaria atraviesa la historia y también su propio proceso artístico. De los talleres de Otro Mundo al set de rodaje en Uruguay, vivió una transformación que culminó con un reconocimiento inesperado: el Martín Fierro Revelación.

Lo primero que sorprende en ella no es la fama, sino la serenidad. Habla con una dulzura natural que no necesita esfuerzo. Es espontánea, magnética y tiene oficio: sonríe, escucha y contesta con una madurez inquietante. En el estudio de Revista GENTE, después de una sesión de fotos, se acomoda en una silla y empieza a hablar de su vida con la misma calma con la que en la ficción enfrenta sus dilemas. Cara a cara, no hay distancia entre la actriz y su personaje. Daisy y Lola comparten una cualidad que el público percibe enseguida: la autenticidad.
Para estar donde está estudió, insistió y trabajó, y aunque le cueste creerlo, lo que está viviendo hoy es, literalmente, el sueño de su infancia. “Yo veía Casi Ángeles y soñaba con estar ahí”, dice con una sonrisa que mezcla ternura y asombro. En esta charla, la actriz que conquistó el Martín Fierro y al público cuenta cómo vive su presente, qué significó para ella entrar en el universo Cris Morena y por qué, detrás de la princesa, hay una chica que sigue buscando su verdad.
El premio y el presente de Lola

La noche del Martín Fierro fue una montaña rusa de emociones. Lola aún recuerda el momento en que escuchó su nombre y las luces la encandilaron. “Por un segundo pensé que habían dicho otra cosa”, confiesa. No tenía discurso preparado. Subió al escenario sin ensayar nada, habló desde el corazón y bajó con la sensación de haber vivido un sueño fugaz. Días después, el video de su sorpresa se volvió viral y su naturalidad encantó al público. No hay impostación en Lola: lo suyo es emoción pura.
Desde entonces, su vida cambió de ritmo, pero no de rumbo. “Sigo siendo la misma”, dice. Entre clases, grabaciones y giras, intenta mantener los pies en la tierra. Su familia es su refugio y sus compañeros, una segunda casa. “Me siento muy acompañada, eso es lo más lindo.” Y cuando habla de Margarita, sus ojos se iluminan. “El premio fue un mimo enorme, pero lo que más valoro es el camino. Aprendí muchísimo»:
–¿Qué sentiste al escuchar tu nombre como ganadora del Martín Fierro Revelación?
–Fue una emoción muy grande. No me lo esperaba, de verdad. Me temblaban las manos, no sabía qué decir. Subí al escenario y hablé desde lo que me salió en el momento. Después, cuando vi el video, me dio ternura. Creo que la gente conectó con eso, con que fue genuino.

–¿Qué cambió desde esa noche?
–Tal vez la mirada externa. Más gente te reconoce, te saluda, pero intento que eso no me cambie. Mi vida sigue siendo ir al rodaje, ensayar, tomar clases, ver a mi familia. Lo que sí cambió es que ahora hay más gente compartiendo mi alegría, y eso es hermoso.
–¿Sos de las que disfrutan de los premios o te da vergüenza?
–Me da un poco de pudor (se ríe). Me pone feliz, pero me cuesta creer que sea para mí. Lo disfruto más por lo que representa, porque es fruto del trabajo, del esfuerzo y del amor que le ponemos a esto.
El fenómeno Margarita y lo que viene

Margarita no solo marcó el regreso de Cris Morena al formato de ficción con el spin off de Floricienta, sino que también reavivó un estilo. Con su estética luminosa, su universo musical y una historia de identidad y amor, la serie conquistó a una nueva generación de chicos y a los adultos que crecieron con Chiquititas, Rebelde Way, Casi Angeles. En ese contexto, Lola interpreta a Daisy, una princesa criada en la realeza que desconoce su verdadero origen. En la trama, su vida cambia cuando descubre que nada es como creía. En la realidad, fue ese mismo personaje el que transformó la vida de su intérprete.
El rodaje en Uruguay fue intenso. El elenco -17 chicos y chicas de distintas edades- convivió durante meses. De ese tiempo quedaron recuerdos, aprendizajes y amistades profundas. “Fue como un viaje de egresados eterno”, dice Lola, entre risas. “Compartíamos todo: ensayos, giras, comidas. A veces nos peleábamos por cosas mínimas, pero siempre terminábamos riéndonos».
–¿Por qué creés que tiene Margarita que genera tanta conexión con el público?
–Tiene una magia muy particular. Habla de temas profundos pero de una forma luminosa. La identidad, el amor, la familia, los sueños… todo está tratado con humor y emoción. Y eso llega. Además, Cris tiene esa cosa única de hacerte sentir parte del mundo que crea.

–Daisy es una princesa moderna, con dilemas de hoy. ¿Cómo fue interpretarla?
–Me encantó. Es una princesa del siglo XXI. Tiene lo lindo de las princesas de antes, pero también algo actual: fuerza, empatía, dudas. Lo más interesante fue trabajar esa dualidad: una chica que vive una vida que no le pertenece. Esa confusión la hace muy humana.
–¿Cómo fue convivir tanto tiempo con tus compañeros?
–Increíble. Con Mora (Bianchi) somos muy amigas, nos conocimos en el taller y nos hicimos inseparables. Ahora nos vamos de viaje a Orlando y Miami con su familia, así que imaginate (se ríe). Con todos tengo una relación hermosa. Somos una familia.
–¿Alguna anécdota que recuerdes del rodaje con ella?
–Muchas. Una fue cuando Mora bajó del cuarto con todos los vasos del hotel. Guardaba ahí las flores que le regalaban. Cuando bajó con los diecisiete vasos nos moríamos de risa. Esas cosas hacen que el rodaje sea inolvidable.

–Se nota una conexión especial con Mora Bianchi. ¿Cómo es su relación fuera del set?
–Es hermosa. Con Mora desde el primer día nos hicimos muy amigas. Tenemos una conexión muy linda, de esas que no se fuerzan. Nos entendemos con la mirada, literal. Durante el rodaje en Uruguay compartimos todo: convivencia, risas, confidencias, días buenos y otros no tanto. Esa energía se nota después en pantalla, por eso la gente conecta tanto con nosotras.
–¿Qué lugar ocupa Mora en tu vida hoy?
–Es una amiga de verdad, como una hermana. Nos acompañamos un montón y nos divertimos muchísimo. Tenemos una confianza enorme, de contarnos todo sin filtro.
Su camino en la actuación y el sueño de chica

Lola nació en Villa Devoto, fue abanderada en el colegio y estudió teatro y baile desde los nueve años. Su papá, dueño de una fábrica de pastas, también estudió actuación y dirige teatro independiente. “Nos peleábamos, pero me ayudó muchísimo con los castings”, dice. Su mamá, psicóloga, la apoyó siempre. “Ellos me acompañaron y me pusieron límites cuando tenían que hacerlo. Les debo todo».
Su primer trabajo fue una publicidad y, poco después, llegó el cine. En 2021 protagonizó Cómo mueren las reinas, un thriller psicológico que la llevó al Festival de Málaga. “Fue una experiencia enorme. Viajé, di mis primeras entrevistas, aprendí lo que es un set de verdad.” Desde entonces, su camino fue en ascenso.
–¿Cuándo supiste que querías dedicarte a esto?
–Desde siempre. De chica miraba Casi Ángeles, bailaba frente al espejo y soñaba con estar ahí. Les pedía a mis papás que me llevaran a castings. Al principio no querían, porque sabían que podía ser exigente, pero yo insistía. Hasta que un día me llevaron y quedé. Nunca más paré.

–¿Qué aprendiste de ese recorrido tan rápido?
–A disfrutarlo y a no apurar las cosas. Este trabajo es hermoso, pero también demandante. Aprendí que hay que tener paciencia, formarse, escuchar. Cada proyecto me enseña algo nuevo.
–¿Qué te pasa con la exposición?
–A veces es difícil. Hay días en los que te sentís agotada, o leés algo que te duele. Pero también está lo lindo: las nenas que te abrazan, la gente que te dice que se emociona viéndote. Trato de quedarme con eso, con lo que me conecta.
El mundo Cris Morena y los sueños cumplidos

Entrar al universo Cris Morena fue cumplir su sueño más grande. Se formó en Otro Mundo, la escuela-taller de la productora, donde estudió actuación, canto y baile. “Ahí conocí a mucha gente con mi misma pasión. Fue hermoso”, dice. De ese semillero salió el elenco de Margarita, y con él, una nueva camada de artistas que hoy llevan el legado de una generación entera.
De Cris habla con admiración y ternura. “Busca la excelencia. Se da cuenta de todo. Si tenés una etiqueta corrida, la nota. Es muy perfeccionista, pero también muy amorosa. Te enseña a ser mejor artista y mejor persona.” Y aunque todavía le impresiona tenerla tan cerca, ya no la ve como un mito, sino como una guía.
–¿Qué aprendiste de trabajar con Cris Morena?
–A cuidar los detalles y a no conformarme. Ella te hace pensar, te empuja a crecer. Siempre dice que lo importante es transmitir algo verdadero, y eso me marcó.
–¿A quién admirás de las actrices que pasaron por Cris?
–A todas. Lali, la China, Tini. Son mujeres talentosas, fuertes, con una carrera impresionante. Me comparan mucho con Tini y me da ternura. Y conocer a Lali me pareció una locura. Vino a vernos al Movistar y fue súper amorosa con todos.

–¿Qué te gustaría para tu futuro?
–Seguir actuando. Me gustaría hacer cine, personajes intensos, complejos. También escribo canciones, aunque todavía no las mostré. No me cierro a nada. Lo que más quiero es seguir creciendo y haciendo Margarita.
–¿Qué podés adelantar de la nueva temporada?
–Que viene increíble. Redobla la apuesta en todo sentido: hay más música, más amor, más aventuras y muchas revelaciones. Los personajes crecen, se enfrentan a sus miedos y descubren cosas nuevas de sí mismos. En el caso de Daisy, se profundiza su búsqueda de identidad: hay momentos muy emocionales, pero también escenas muy divertidas. Grabamos con una energía hermosa, y se nota en el resultado.

–¿Y qué esperás vos de lo que se viene?
–Que el público siga disfrutándola. Lo más lindo que tiene Margarita es que pueden verla los más chicos, sus hermanos y los padres, y a todos les llega por distintos motivos. Ojalá podamos seguir contando esta historia por mucho tiempo más.
–¿Estás de novia?
–Estoy sola, tranquila, disfrutando este momento. Estoy muy enfocada en el trabajo y en todo lo que está pasando con Margarita. Lo que tenga que venir, vendrá.
Fotos: Candela Petech
Video: Martina Cretella
Make up: Pipi Fiandra
Peinado: Natali Flor
Agradecemos a Kosiuko