
La reutilización de materiales con valor sentimental es una tendencia que redefine la arquitectura residencial contemporánea.

En el caso de la vivienda ubicada en el Club de Polo Centauros, en General Rodríguez, y diseñada por el estudio CFO Arquitectura, la decisión de rescatar los pisos de pinotea de la antigua casa familiar y emplearlos como revestimiento en el hall de entrada no solo aporta un carácter único, también establece un vínculo directo con la historia del lugar.

Esta intervención, según relató Celina Fernández Ocampo, responde a la intención de preservar la memoria del terreno, que perteneció a los abuelos de los actuales propietarios: “Había una casa chiquita que tiramos abajo y rescatamos todos los pisos de pinotea, que los usamos de revestimiento para el hall de entrada”, explicó la arquitecta responsable del proyecto.

El enfoque integral del estudio se manifestó en cada etapa, desde la concepción inicial hasta el equipamiento final, garantizando una coherencia absoluta entre la arquitectura y la ambientación.

La propuesta abarcó el anteproyecto, el desarrollo arquitectónico, la construcción, el diseño de interiores y la selección de mobiliario, lo que permite que cada espacio refleje la identidad de quienes lo habitan.
La combinación de funcionalidad, estética y calidez se traduce en ambientes donde cada material y textura se elige para generar armonía, equilibrio y bienestar.

Ubicada en el Club de Polo Centauros, en General Rodríguez, provincia de Buenos Aires, la vivienda se asienta sobre un terreno de 2.200 m² y cuenta con una superficie construida de 380 m², toda desarrollada en una sola planta.
Esta elección responde a la preferencia del estudio por viviendas de planta baja cuando el terreno lo permite, ya que facilita la integración con el entorno natural y promueve una relación fluida entre el interior y el exterior.

El proyecto se diseñó bajo la premisa de crear una vivienda atemporal, capaz de ganar belleza y armonía con el paso de los años, en sintonía con la naturaleza circundante. Para lograrlo, se seleccionaron materiales nobles como revestimientos cementicios, madera y hierro, que aportan calidez, durabilidad y un carácter auténtico.
La estructura exterior se revistió con Tarquini cementicio en piedra París, utilizando dos tonos que generan un color armónico y elegante, permitiendo que la casa se funda con el paisaje y envejezca con gracia.

La distribución en planta en H optimiza la funcionalidad y las vistas hacia el exterior. El diseño organiza la vivienda en tres áreas principales: a la izquierda se ubican los espacios de servicio, que incluyen el playroom, la cocina y el lavadero; en el centro, el living comedor, amplio y luminoso, cuenta con aberturas que se embeben en la pared, creando un espacio in-out integrado.

Esta característica permite que la galería y el living se transformen en un único ambiente social, ideal para eventos y encuentros, favoreciendo la interacción y la convivialidad.
En el ala derecha se encuentran los dormitorios, compuestos por tres cuartos en suite que garantizan privacidad y confort tanto para los habitantes como para los visitantes.

El diseño general busca una integración plena con la naturaleza, promoviendo un ambiente relajado y armonioso.
La elección de materiales y la disposición de los espacios otorgan a la vivienda una estética atemporal y auténtica, que se enriquece con el paso del tiempo y refuerza la belleza del entorno.
Fotos de: Francisca Sánchez Terrero





