La Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) publicó recientemente su Indicador de Inflación Energética para América Latina y el Caribe (IE-LAC) correspondiente al mes de enero de 2025, ofreciendo un panorama detallado sobre las tendencias de precios en el sector energético de la región.
Según el informe, la inflación energética mensual en ALC aumentó ligeramente, pasando de un 0,20% en diciembre de 2024 a un 0,26% en enero de 2025.
Esta variación implica un crecimiento moderado, pero en términos anuales, la tasa de inflación energética alcanzó el 2,08%, lo que muestra un crecimiento en los precios de la energía a un ritmo controlado.
El informe de OLADE señala que el aumento de la inflación energética se debió principalmente a un incremento significativo de los precios internacionales del petróleo, los cuales subieron un 8.9% en diciembre de 2024.
Este repunte en el precio del crudo impactó directamente los costos de los combustibles, que componen entre el 60% y el 70% de la canasta energética en la región, lo que explica gran parte de la inflación registrada en enero.
Sin embargo, a pesar de estos aumentos, la inflación energética se mantiene por debajo de las tasas de inflación total en muchos países de América Latina y el Caribe.
En comparación con la inflación general, la inflación energética ha mostrado una tendencia menos pronunciada, lo que indica que los países de la región, a través de políticas públicas y controles, han logrado mitigar el impacto de los aumentos internacionales del petróleo en los precios domésticos de la energía.
A pesar de los aumentos registrados, la inflación energética sigue siendo una variable más controlada en relación con el comportamiento general de los precios en la economía.
Este comportamiento moderado puede ser reflejo de las estrategias implementadas por los gobiernos regionales para contener el impacto de los aumentos en los mercados internacionales de energía, como subsidios a los combustibles, ajustes en los precios internos, y la diversificación de fuentes de energía.
La región ha logrado mantener una inflación energética relativamente estable gracias a estas políticas, aunque el continuo monitoreo de los mercados internacionales de petróleo y gas sigue siendo fundamental para la sostenibilidad económica de la región.
La evolución de la inflación energética también tiene implicaciones importantes para la sostenibilidad económica y social de los países de ALC. A medida que los precios de la energía continúan fluctuando, los gobiernos deben trabajar en la implementación de políticas que no solo garanticen la estabilidad de los precios de la energía, sino que también fomenten el desarrollo de fuentes de energía renovables y la mejora de la eficiencia energética.
La transición energética en la región es clave para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y minimizar la vulnerabilidad de los países a los aumentos de precios internacionales.
En definitiva, aunque los precios de la energía en América Latina y el Caribe han experimentado un aumento moderado en el primer mes de 2025, los efectos han sido contenidos en comparación con la inflación total.
La región sigue enfrentando retos relacionados con la fluctuación de los precios internacionales del petróleo, pero las políticas adoptadas en muchos países parecen haber logrado mitigar los impactos sobre la economía local.
Sin embargo, la necesidad de avanzar hacia una mayor diversificación de fuentes de energía y hacia la sostenibilidad económica continúa siendo una prioridad para el futuro de la región.