
Foto: Captura de X @algoquedecir12.
Redacción El País
Maxi de la Cruz atraviesa uno de los momentos más importantes de su carrera. Tras haber conducido Tu cara me suena, el artista se encuentra en la gira nacional de Mi querido presidente, la obra que protagoniza junto al argentino Miguel Ángel Solá. A su vez, este miércoles estrenará The Balls, el nuevo formato de juegos que conducirá en Canal 12.
La semana pasada, fue invitado a Algo que decir, el programa que conduce Pablo Fabregat en Teledoce, y además de hablar de todos estos proyectos se tomó un tiempo para recordar anécdotas de sus inicios en televisión. Para sorpresa del conductor y del resto de los invitados, entre ellos Graciela Rodríguez y Topa, Maxi relató una insólita historia relacionada con Coquito, un mono que su padre, Cacho de la Cruz, usó para uno de sus programas infantiles.
Según relató el propio Cacho en Todo esto es mentira, el libro escrito por Joaquín Doldán y publicado en 2022, el programa se llamó Cacho y Coquito, un programa diario que complementaba a Cacho Bochinche y que duró una sola temporada.
En diálogo con Fabregat, Maxi recordó aquel proyecto. «Había un programa de tele que pasaban para los chicos porque necesitaban tener algo más que Cacho Bochinche; se hacía en el estudio más chico de Canal 12″, contó. «En ese momento había un circo de los hermano Pensado que tenía un chimpancé llamado Coquito«, agregó.
Según relató, Cacho se lo pidió prestado a los dueños del circo para filmar el programa. «Le dijo a uno de los hermanos: ‘¿No me prestás al mono para grabar? En una semana hago todos los programas de corrido. Le armamos un corral, algo para que se cuelgue al mono, y que esté dando vueltas'», contó Maxi, quien agregó que el préstamo se hizo a cambio de que su padre le hiciera publicidad al circo.
«Entonces armaron todo. Estaba divina la escenografía, pero pusieron al mono y no hacía nada. Estaba serio», contó, entre risas. «Un día me llevaron al canal, y mi viejo me dice: ‘Maxi, vení. Sentate acá’. Me puso en un corral de bebé al lado del mono, que estaba sentado ahí y me quedé. Grabaron el programa y con el mono empezamos a interactuar».
«Empezamos a jugar con el mono, después nos colgábamos de la escenografía. Un día intentaron traer a mi hermano Rodrigo, pero el mono lo miró feo y lo corrió por todo el estudio», lanzó con una carcajada. «Años después, lo fuimos a ver al mono al circo y era un chimpancé gigante. El dueño me dijo que me lo mostraba de lejos porque era un poco agresivo, pero a mí me miraba y me seguía… era como que se acordaba de mí».
En Todo esto es mentira, Cacho brindó más detalles de aquella época. Contó que le salieron una serie de moretones en el cuerpo por la fuerza con la que Coquito lo abrazaba cuando filmaban los programas. Doldán, el autor del libro, escribió que De la Cruz se ganó la confianza del mono al llevarle pasas de uva. «El simpático mono era muy juguetón, pero tenía un problema: mordía todo lo que encontraba», escribió. Por eso, para la filmación del ciclo «cerraron el estudio, escondieron todos los cables y los objetos peligrosos, y pusieron a cuatro cámaras a grabar, dejando que Coquito jugara con cintas viejas grabaciones y otro objetos».