Durante el primer semestre de 2025 se registró el mayor compromiso jamás alcanzado en un periodo de seis meses en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), el programa insignia de China en materia de infraestructura global, según un nuevo informe.
El total de 123.000 millones de dólares se desglosa en 66.000 millones en contratos de construcción y 57.000 millones en inversiones, según el último informe sobre inversiones de la Franja y la Ruta elaborado por el Centro de Finanzas Verdes y Desarrollo de la Universidad de Fudan.
Esta cifra incluye un récord de 9.700 millones de dólares en compromisos en los sectores de las energías renovables, como la eólica y la solar, en un momento en que los fabricantes chinos de tecnologías limpias buscan cada vez más mercados en el extranjero debido a la feroz competencia interna.
Sin embargo, aunque las actividades relacionadas con la energía en China alcanzaron los 42.000 millones de dólares, más que en cualquier otro semestre desde la puesta en marcha de la BRI en 2013, el petróleo y el gas fueron los motores principales, con unos 30.000 millones de dólares del total. Las inversiones relacionadas con el carbón también se mantienen activas, a pesar de la promesa del líder chino Xi Jinping en 2021 de poner fin a la financiación en el extranjero de esta fuente de energía.
Unos 150 países se han adherido a la BRI y el compromiso récord ha sido impulsado por África, Asia Central y Oriente Medio, que han atraído más de dos tercios de la inversión en lo que va de 2025. Solo el parque industrial centrado en el gas de Ogidibgen, en Nigeria, representó 20.000 millones de dólares estadounidenses de inversión.
Sin embargo, en América Latina la historia ha sido diferente. Tras dos años de descenso de los compromisos en el marco de la BRI, los 21 países de la región que se han adherido a la iniciativa recibieron solo el 1,14% de los compromisos de construcción y el 0,4% de la inversión en el primer semestre de 2025.
Las cifras reflejan el reajuste en curso de la inversión china en América Latina durante esta década, ya que los enormes préstamos de los bancos estatales chinos que definieron la participación en la BRI en la década de 2010 se han reducido casi a cero. Los proyectos de infraestructura a gran escala que financiaban esos préstamos también han disminuido.
Esta participación trajo nuevas carreteras, ferrocarriles, represas y puertos a la región, pero las inversiones no siempre fueron bien recibidas en los países anfitriones. Varios proyectos fueron objeto de críticas por motivos medioambientales y sociales, lo que se considera uno de los factores que han llevado a los inversores chinos a replantearse su estrategia.
El megapuerto de Chancay, financiado por China, en junio de 2024. El líder chino Xi Jinping viajó al país latinoamericano para la inauguración del puerto en noviembre de 2024 (Imagen: Presidencia del Consejo de Ministros de Perú / Flickr, CC BY-NC-SA)
“Las empresas y los bancos chinos han tratado de minimizar el riesgo, ya sea llevando a cabo proyectos más pequeños o evitando aquellos que podrían ser problemáticos”, dijo Margaret Myers, directora general del Instituto para América, China y el Futuro de los Asuntos Globales de la Universidad Johns Hopkins, a Dialogue Earth. “Es muy posible que América Latina se considere un destino más difícil para cierto tipo de proyectos, ya sea por las condiciones locales, los cambios políticos, la atenta mirada de Estados Unidos sobre la región u otras razones”.
Myers añadió que el notable aumento de la participación en otras regiones, como Oriente Medio y Asia Central, podría indicar una “dependencia de la lógica de la BRI” por parte de Beijing, es decir, la búsqueda de nuevos objetivos de crecimiento interno mediante la búsqueda de nueva demanda para las empresas chinas.
Parsifal D’Sola, director ejecutivo de la Fundación Andrés Bello, un centro de estudios con sede en Colombia especializado en China, declaró a Dialogue Earth que, en el marco de la BRI, Beijing ha tendido a “favorecer las relaciones entre Estados, lo que facilita la entrada de proyectos y financiación en países donde la toma de decisiones se concentra en un pequeño grupo y el mercado desempeña un papel secundario”.
Las empresas y los bancos chinos han tratado de minimizar el riesgo, ya sea llevando a cabo proyectos más pequeños o evitando aquellos que podrían ser problemáticos
Margaret Myers, Johns Hopkins University
Sin embargo, a pesar de la baja en los montos de los compromisos de la BRI, los analistas consultados por Dialogue Earth coincidieron en que la relación entre China y América Latina sigue siendo sólida, y que la región sigue siendo un foco importante para los inversores y las partes interesadas chinas, especialmente en el ámbito comercial. También destacaron las principales áreas emergentes de compromiso en tecnología verde, energía, minerales críticos y otros sectores relacionados a la innovación.
Las cifras contradicen los compromisos
La BRI y el papel más amplio de China en América Latina no han dejado de ser noticia y tema de debate político durante el último año.
Más recientemente, Colombia se sumó a la iniciativa en mayo. Brasil, que parecía estar finalmente aceptando la idea de adherirse bajo el actual gobierno de Lula, volvió a dudar a finales de 2024. Panamá, por su parte, se ha convertido en el primer país latinoamericano en abandonar la BRI, bajo la presión de Trump en Estados Unidos.
Pero centrarse únicamente en la BRI oculta la magnitud de la participación china en América Latina, incluida la construcción y la inversión fuera de la iniciativa. Tanto D’Sola como Rebecca Ray, investigadora académica sénior sobre China en América Latina en el Centro de Políticas de Desarrollo Global de la Universidad de Boston, destacaron la ausencia de la BRI —y, por lo tanto, de datos relacionados— en las dos economías más grandes de la región, Brasil y México, que juntas representan el 60% del PIB regional.
La canciller de Colombia, Laura Sarabia, firmó un memorando de entendimiento con China sobre su ingreso a la Iniciativa de la Franja y la Ruta en mayo de 2025. Panamá, por su parte, fue el primer país latinoamericano en salir del programa (Imagen: Juan Diego Cano / Presidencia de Colombia, PDM)
En particular, Brasil, que ya se ha consolidado como el socio comercial más importante de China en la región, ha recibido recientemente importantes inversiones de empresas chinas en el campo de la fabricación de vehículos eléctricos y turbinas eólicas, en el de la infraestructura de la red eléctrica y, de forma más controvertida, en el ámbito del petróleo.
“Aunque Brasil no forma parte oficialmente de la Franja y la Ruta, en muchos aspectos estamos muy alineados con su espíritu”, afirmó Tulio Cariello, director de contenido e investigación del Consejo Empresarial Brasil-China (CEBC). “Llevamos bastante tiempo recibiendo inversiones en infraestructuras, especialmente en el sector energético, pero también en puertos, almacenamiento, logística y otros ámbitos”.
Más allá de la inversión y la construcción en el marco de la BRI, todos los analistas consultados buscaron destacar el papel del comercio como principal motor de las relaciones entre China y América Latina.
En 2024, el comercio total entre China y América Latina y el Caribe alcanzó los 518.000 millones de dólares, según datos del Ministerio de Comercio de China. Esto sitúa a China como el segundo socio comercial más importante de la región en general, y el más importante de Sudamérica (excluyendo el Caribe y Centroamérica).
“Latinoamérica sigue siendo de vital interés para China, aunque por muchas de las mismas razones que atrajo la atención a principios de la década del 2000”, afirmó Myers. La región, añadió, “ocupa un lugar destacado en los cálculos de seguridad alimentaria y energética de China, como principal proveedor de productos agrícolas y de los metales y minerales que han permitido el enorme desarrollo de las infraestructuras nacionales de China a lo largo de los años y que ahora alimentan sus industrias de alta tecnología”.
Sudamérica exporta grandes cantidades de soja, cobre, litio, mineral de hierro y petróleo para alimentar la economía industrial de China, mientras que importa maquinaria, productos electrónicos y, cada vez más, vehículos eléctricos y tecnologías verdes. Países como Brasil, Chile y Perú se han integrado profundamente en las cadenas de valor de China.
Sin embargo, D’Sola expresó su frustración por esta relación, que, en su opinión, consolida una dependencia continua de las exportaciones de materias primas. “En lugar de actuar como agente de diversificación productiva, China ha funcionado como una fuerza de ‘reprimarización’, en línea con la dinámica económica histórica de la región: la exportación de una cartera limitada de productos primarios”, afirmó. La reprimarización se produce cuando una economía vuelve a depender de la extracción de recursos después de haberse diversificado hacia la manufactura o los servicios. “Este patrón, que ha servido a los intereses comerciales de China, refuerza su papel como comprador de materias primas en lugar de inversor transformador”, añadió D’Sola.
Los comentarios de D’Sola reflejan las crecientes demandas de países como Chile, Brasil y Argentina para que sus socios exportadores ayuden a añadir valor nacional a sus materias primas y a ascender en las cadenas de valor.
Nuevas áreas de interés
Una parte cada vez mayor de la participación china en América Latina está impulsada por inversiones estratégicas en nuevos sectores, como los vehículos eléctricos, los minerales críticos y las energías renovables, usualmente lideradas por empresas privadas en lugar de las empresas estatales que dominaban los contratos en los inicios de la BRI.
El sector de los vehículos eléctricos es un claro ejemplo. En Brasil, BYD, el mayor fabricante de vehículos eléctricos del mundo, ha comenzado a producir en el estado de Bahía, donde ha adquirido una antigua planta de Ford con el objetivo de abastecer tanto al mercado nacional como al regional. La empresa, además, está trabajando en la infraestructura para vehículos eléctricos, como estaciones de recarga y reciclaje de baterías, mientras que otras marcas como GWM y Chery también están instalando instalaciones en el país. Por su parte, Costa Rica, líder regional en la adopción de vehículos eléctricos, ha despertado un creciente interés entre los exportadores chinos de este tipo de vehículos, gracias a la temprana adopción de políticas de movilidad limpia en el país.
Al mismo tiempo, el papel de América Latina como proveedor mundial de minerales críticos, como el litio, el cobre y las tierras raras, ha situado a la región en el centro de los intereses de China. Chile y Argentina, junto con Bolivia, conforman el llamado “triángulo del litio”, una zona en la que empresas chinas como Tianqi Lithium y Ganfeng Lithium han profundizado su presencia en los últimos años. En Perú, las empresas chinas siguen invirtiendo fuertemente en la minería de cobre, mientras que Brasil está experimentando un creciente interés por sus recursos de litio y níquel.
En el ámbito de las energías renovables, el impulso lo lideran actualmente los actores comerciales que buscan joint ventures y adquisiciones. En Brasil, por ejemplo, el fabricante chino de turbinas eólicas Goldwind está invirtiendo en la producción local para abastecer el consolidado mercado brasileño y facilitar su expansión en toda Sudamérica.
Aunque las cifras de inversión en América Latina [en el marco de la BRI] hayan disminuido, creo que la relación entre China y América Latina sigue siendo muy prometedora
Tulio Cariello, Consejo Empresarial Brasil-China (CEBC)
Ray advirtió que, aunque la región ha sido escenario de importantes anuncios en los últimos años, como la apertura del puerto de Chancay, también ha habido reveses, y destacó la intención de BYD y del gigante metalúrgico Tsingshan de cancelar las plantas de industrialización de litio en Chile: “Este tipo de proyectos emblemáticos son inevitablemente vulnerables a los cambios en el panorama del mercado, por lo que los observadores deberían ser cautelosos a la hora de interpretar los anuncios de nuevos proyectos importantes por parte de los gobiernos y las empresas”.
A nivel diplomático, la cumbre celebrada en mayo en Beijing entre China y los Estados de América Latina y el Caribe puso de relieve la magnitud y la importancia de las relaciones entre ambas orillas del Pacífico. Además de los llamamientos a ampliar la cooperación en materia de energía limpia, inteligencia artificial y economía digital, el presidente chino Xi Jinping anunció personalmente en la reunión la concesión de 10.000 millones de dólares estadounidenses en nuevos créditos a la región.
“Aunque las cifras de inversión en América Latina [en el marco de la BRI] hayan disminuido, creo que la relación entre China y América Latina sigue siendo muy prometedora . Existe una fuerte complementariedad”, afirmó Cariello.
“Está claro que la inversión china en la región no está terminando, sino que está cambiando hacia nuevas direcciones”, concluyó Myers.
Flávia Milhorance contribuyó con la redacción de este artículo.