El 8 de mayo de 1945, el mariscal y alto jefe de las fuerzas armadas alemanas, Wilhelm Keitel, firmó la rendición incondicional de Alemania ante los mandos aliados. Pocos meses después fue juzgado en Nuremberg y condenado a morir en la horca. Con él, una docena de jerarcas nazis pagaron con sus vidas por el Holocausto cometido contra millones de inocentes. Esta histórica sentencia sentó las bases del derecho internacional y la definición de los delitos de genocidio y crímenes de lesa humanidad.
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