En el vibrante universo del circo, donde la magia se entrelaza con la destreza y la risa es el mejor bálsamo, hay nombres que resuenan con una familiaridad cariñosa. Uno de ellos es el de «Papelito», el entrañable artista que ha dedicado su vida a dibujar sonrisas y asombrar con su talento. Más que un payaso, un malabarista o un maestro de ceremonias, Papelito es un ícono de la perseverancia y la pasión, un verdadero embajador del espíritu circense.
Carlos Brighenti, conocido por todos como “Papelito” es el creador de un clásico de la provincia de Buenos Aires que logró ganarse la fidelidad de muchas generaciones. Visitó decenas de sus pueblos, parte de Santa Fe y La Pampa, entre los años 1975 y 2010, cuando el circo desarmó la carpa por última vez.
Con décadas de trayectoria bajo el toldo, Papelito ha recorrido innumerables pueblos y ciudades, llevando su arte a cada rincón. Su figura, inconfundible con su vestuario colorido y su sonrisa contagiosa, se ha convertido en sinónimo de alegría y espectáculo. Pero detrás del maquillaje y las luces, se esconde la historia de un hombre que ha forjado su camino con dedicación y un amor inquebrantable por lo que hace.
Desde sus humildes comienzos, Papelito comprendió que el circo es mucho más que un show; es una familia, un estilo de vida, y una escuela de valores. Ha sido testigo de la evolución del arte circense, adaptándose a los nuevos tiempos sin perder la esencia que lo hace único. Sus rutinas, que combinan el humor son el resultado de años de práctica y un ingenio que parece inagotable.
Pero lo que realmente distingue a Papelito es su conexión con el público. Para él, cada función es una oportunidad para crear un vínculo, para hacer que grandes y chicos olviden por un momento sus preocupaciones y se dejen llevar por la fantasía. Su interacción con los espectadores es genuina, espontánea y siempre llena de calidez, demostrando que el arte puede romper cualquier barrera.
En un mundo cada vez más digitalizado, figuras como la de Papelito nos recuerdan la importancia del contacto humano, de la risa compartida y de la magia que se genera cuando el talento se entrega con el corazón. Es un artista que ha trascendido el mero entretenimiento para convertirse en un mensajero de la felicidad.
El artista se sigue pintando la cara a sus 76 años, según contó esta mañana en una nota con Ezequiel del Rio en Radio Fiesta Bragado 92..5. Durante el fin de semana largo se presentará en todas las funciones de despedida del Circo Shatany, ubicado frente al hospital San Luis. Será tres funciones diarias durante viernes 20, sábado 21 y domingo 22. Las entradas van desde 6.000 pesos.
Hoy, mientras el circo continúa su gira, Papelito sigue en la pista, brillando con la misma intensidad de siempre. Su legado no se mide solo en aplausos, sino en las miles de sonrisas que ha provocado y en la inspiración que ha sembrado en generaciones. Porque, al final del día, Papelito no es solo un artista de circo; es un pedacito de la alegría que todos necesitamos en nuestras vidas.
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