
Barcelona
Montserrat N. soñaba con ser mossa d’esquadra. Tanto que en ocasiones se presentaba como policía y no como la aspirante que se preparaba en una academia para optar a una de las plazas ansiadas. A partir de hoy y durante varios días será custodiada por dos policías que la acompañarán esposada hasta el banquillo de los acusados de la Audiencia de Barcelona. Un jurado popular dictaminará si es o no culpable del asesinato y maltratos habituales del que había sido su pareja, Aleix, que tenía 46 años cuando murió de una puñalada en el pecho en su piso de Ripollet, el Viernes Santo del 2023.
El crimen de Aleix, un hombre al que sus vecinos describieron como “introvertido, amable y discreto”, pasó en un primer momento desapercibido. Hacía un tiempo que había acogido a Montserrat en su casa, hasta que encontrara piso. Habían mantenido una relación sentimental anterior y ahora, según relató ella, solo eran amigos.
Aquella mañana festiva fue la propia Montserrat la que telefoneó al 112. A la primera patrulla de los Mossos les contó que Aleix había salido a comprar tabaco y que cuando regresó ella se estaba duchando. Y que nada más salir del baño se lo encontró con heridas de arma blanca.
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La policía catalana no informó de la muerte ante la posibilidad de que pudiera tratarse de un suicidio. Pero aquel cuerpo reveló a los forenses que le examinaron heridas anteriores y moratones que confirmaron malos tratos continuados y una puñalada en el pecho incompatible con la vida.
El grupo de homicidios tardó tres meses en desmontar la coartada de la acusada, que simuló un suicidio
El grupo de homicidios de los Mossos de la región metropolitana norte se puso a trabajar con discreción. Interrogaron a la mujer, que cayó en varias incorrecciones y contradicciones. Y esperaron con paciencia el resultado del análisis del teléfono móvil de la víctima. Tras un par de nuevas visitas al escenario, tres meses después de la muerte, los investigadores detuvieron a la mujer acusada del crimen.
El fiscal solicita ahora para ella 34 años de cárcel por un delito de asesinato, pero también por malos tratos continuados y amenazas. El relato del ministerio público reproduce el escenario de “dominación y humillación” al que la acusada presuntamente sometió a la víctima. Un hombre con un hijo que entonces tenía 9 años y que la mujer utilizó para amedrantar más si cabe la voluntad del individuo. Montserrat le amenazó reiteradamente con contratar los servicios de un sicario para matar al menor si no le obedecía.
Durante la instrucción, los policías interrogaron al entorno de la acusada y descubrieron que Aleix no fue la única víctima. Que, a lo largo de su trayectoria sentimental, la mujer hizo la vida imposible al menos a siete personas, la mayoría hombres, pero también mujeres, con las que mantuvo relaciones sentimentales y de amistad. Esas nuevas víctimas aparecieron durante la investigación. A medida que los policías analizaban el contenido de los mensajes y grabaciones de la sospechosa, se identificaban a esas personas a las que Montserrat vejaba, maltrataba y humillaba. La Fiscalía sostiene que existen indicios suficientes para acusar nuevamente a la mujer en seis de los casos. De ahí que, en el mismo escrito de acusación por el asesinato de Aleix, el fiscal ha pedido que se deduzca testimonio, que se abra una nueva investigación penal, contra la mujer por estos hechos nuevos. El ministerio público ya ha repartido cada uno de esos casos a los juzgados que le corresponden.
Algunas de esas posibles nuevas víctimas declararán en la vista, en la que habrá que esperar si la acusada mantiene o no la inocencia que defendió en las primeras declaraciones en sede policial y judicial.
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La acusada amenazaba a la víctima con contratar a un sicario para acabar con la vida de su hijo de nueve años
La mujer permanece en prisión preventiva desde que fue detenida. Además de la pena de 34 años de prisión, la Fiscalía pide que indemnice al hijo, a los padres y a los hermanos de la víctima con un total de 520.000 euros.
Aleix y Montserrat empezaron la relación en el 2021. La acusada ejerció una “conducta constante de dominación y humillación” y sometió a Aleix a “situaciones vejatorias” que no se detallan en el escrito del fiscal. Para mantener el control sobre él y lograr que obedeciera sus órdenes, la mujer llegó a amenazarle con contratar a un sicario para matar a su hijo. Esa advertencia causó verdadero pavor en el hombre, que la veía capaz de hacerlo y se sometió a ella para “cumplir con lo que le exigía”. Aleix “sufrió un progresivo y grave deterioro” en su salud y en las relaciones con la familia y los amigos. El 18 de febrero del 2023, dos meses antes del crimen, Montserrat golpeó a Aleix y le provocó una hemorragia en el pabellón auricular izquierdo. Fue el preludio del ataque que acabó con su vida la tarde del 7 de abril. Poco antes de las 20 horas, cuando los dos estaban en el domicilio de Ripollet donde convivían, la mujer le asestó una puñalada en el pecho que le causó la muerte. La Fiscalía le atribuye un delito de asesinato porque considera que actuó “de forma sorpresiva” y cogió “totalmente desprevenida” a la víctima, que no tuvo ninguna posibilidad de defenderse.