En un testimonio cargado de dolor y coraje, Sabrina Mara del Castillo, mamá de Morena Verdi (20) —una de las tres víctimas del triple crimen narco de Florencio Varela— decidió abrir las puertas de su casa en los monoblock de La Tablada, partido de La Matanza, y mostrar su intimidad frente a las cámaras de Telenoche.
Su objetivo, según explicó, fue desmentir las versiones que circulaban sobre un presunto robo de drogas y demostrar que su familia no tenía relación alguna con el mundo del narcotráfico.
“Yo hice entrar a los medios a mi intimidad para que vean cómo vivimos mi hija y yo, que no somos personas que podríamos llegar a robar, como dicen. Que corten con eso de ‘les robaron’”, sostuvo con la voz quebrada, mientras recorría su hogar.

La vivienda, humilde y desordenada, conservaba cada detalle del paso de Morena. En la habitación de la joven, Sabrina mostró perfumes, ropa y objetos personales tal como su hija los había dejado la noche en que salió con su prima Brenda del Castillo (20) y su amiga Lara Gutiérrez (15), rumbo a una supuesta fiesta que terminó siendo una trampa mortal.
“Así dejó More, por eso dejé los pañuelitos así, porque quiero guardar el olorcito de ella, sus perfumes. Todavía está la saliva de More acá, no lavé las sábanas”, contó entre lágrimas Sabrina.

Una madre entre el dolor y la valentía
A lo largo del reportaje, Sabrina recordó los últimos momentos compartidos con su hija y remarcó que no busca venganza, sino justicia y verdad.
“¿Ustedes tienen la menor duda de que voy a descansar hasta que no sepa la verdad? No voy a descansar. ¿Saben por qué me cuido? Porque tengo una nena de 16 años. Somos yo y mi hermano, espalda con espalda”, dijo frente a los periodistas Nelson Castro y Dominique Metzger.
Sus palabras reflejaron una mezcla de tristeza e impotencia. Desde el comienzo de la investigación, Sabrina fue una de las voces más firmes contra las versiones que intentaban vincular a las chicas con un robo de drogas que habría desatado el crimen.
“Ya dejar entrar a la intimidad de mi casa es un montón. Pero lo único que quiero es que no hablen más de las chicas en plural”, pidió.

Amenazas y miedo
La mamá de Morena también reveló que recibió amenazas en los últimos días, aunque aclaró que no piensa retroceder. “¿Vos tenés miedo que te quieran silenciar?”, le preguntaron los conductores.
“Obvio, pero me van a tener que matar y uno me va a llevar”, respondió sin dudar.
Luego, dio detalles sobre el contenido de esas amenazas: “Me llegaron a mis oídos, no tengo nada escrito, y por otro lado, hacia mi hija. Me dijeron: ‘Si no parás esto, vamos por Hanna’”, reveló, en referencia a otra de sus hijas.
A pesar del miedo, Sabrina aseguró que no se iba a callar: “Siempre fui con la verdad. No estoy ocultando nada”, afirmó con determinación. “Voy a seguir buscando, revisando todo. No borro ningún chat, tengo todo guardado”.

“No lavé las sábanas”
La escena más conmovedora del informe fue sin dudas cuando Sabrina mostró el dormitorio intacto de su hija, como una manera de preservar su presencia.
Entre los perfumes, los pañuelitos y los recuerdos, dijo que mantiene todo tal cual lo dejó Morena. “Todavía está su olor, su esencia. Es lo único que me queda”, murmuró, con la mirada perdida entre las cosas de su hija.
A tres semanas del crimen que conmocionó al país, el dolor de Sabrina sigue intacto, pero también su fuerza. “Me van a tener que matar”, repitió, dejando en claro que no piensa detenerse hasta conocer la verdad.