María Callas es la tercera película del chileno Pablo Larraín sobre figuras de renombre internacional. Primero fue Jackie, acerca de Jacqueline Kennedy. Luego, Spencer, con Lady Di, y ahora es la soprano, la Prima Donna que interpreta Angelina Jolie.
Es muy probable que la actriz de Tomb Raider y ganadora de un Oscar por Inocencia interrumpida haya aceptado el convite de Larraín tras ver cómo les había ido a Natalie Portman en Jackie y a Kristen Stewart en Spencer: ambas fueron candidatas al Oscar a la mejor actriz. Ella no lo logró.
Es el primer protagónico en drama de la ex de Brad Pitt en tres años, y el primer rol dramático en mucho más tiempo.
Personajes en medio de las tragedias
Larraín no narra las biopics de manera lineal, sino que toma a sus personajes atravesando algún momento crucial de sus vidas. A Jackie, luego del asesinato de su marido. A Lady Di, en los días en los que decide separarse del príncipe Carlos. A la Callas, en la última semana de su vida. Opta por mostrar la capa emocional de ellas más que recrear hechos. Callas, que murió a los 53 años en 1977, fue una leyenda de la ópera y sufrió sus tragedias y escándalos de la prensa sensacionalista, igual que Jackie y Lady Di.

Pero al contrario que las anteriores, María Callas es un ícono en decadencia cuando la aborda el director de No y El Conde. Figura excluyente en la pantalla, María Callas es sumamente superficial. El guionista Steven Knight, creador nada menos que de la serie Peaky Blinders, y que ya había trabajado con Larraín en Spencer, mezcla más que combina fantasía y realidad, incluyendo un periodista televisivo imaginario que entrevista a la Callas (Kodi Smit-McPhee, de El poder del perro) y sus reflexiones alucinatorias sobre su vida y su carrera no aportan demasiado. O aportan demasiado poco.
Y el resultado es bastante anodino, ya que las respuestas que salen de la boca de Jolie son de tal vaguedad que terminan aburriendo.

Angelina Jolie, y ese orgullo herido de María Callas
Vaya uno a saber si fue una marcación del director, pero, con todo, Jolie transmite ese orgullo fuertemente herido de su personaje cuando le toca actuar. Distinto es cuando le toca cantar -a no preocuparse, que lo que más se escucha son grabaciones originales de la soprano-.
El principal escollo que tiene María Callas se desnuda cuando advertimos que Larraín prefiere adaptar a sus protagonistas a su esquema preferido más que adentrarse en su psicología.

Y desperdicia a los personajes del mayordomo y la cocinera de Callas en su casona en París (Pierfrancesco Favino, Alba Rohrwacher), con quienes pudo, pero se ve que no quiso, sostener de mejor manera las dudas y los tormentos de la protagonista.
“María Callas”
Regular
Drama. Italia / Chile/ EE.UU., 2024. Título original: “María”. 124’, SAM 13. De: Pablo Larraín. Con: Angelina Jolie, Pierfrancesco Favino, Alba Rohrwacher, Kodi Smit-McPhee, Valeria Golino. Salas: Hoyts Abasto, Dot y Quilmes, Cinemark Palermo, Cinépolis Recoleta, Pilar y Avellaneda, Showcase Haedo, Belgrano y Quilmes.