
Según datos de la Agencia Nacional de Transportes Fluviales (ANTAQ), en los primeros seis meses de 2025 el sector fluvial movilizó 653,7 millones de toneladas, un 1,02% más que en el mismo período de 2024. Se trata del mayor volumen registrado para un primer semestre desde que comenzó la serie histórica en 2010.
El repunte estuvo impulsado principalmente por la carga contenerizada y los graneles sólidos, que alcanzaron máximos históricos. Los contenedores sumaron 78,1 millones de toneladas, con un crecimiento del 6,17%, y un movimiento de 7,3 millones de TEU. La tendencia confirma un crecimiento sostenido en los últimos cinco años, reflejando una mayor diversificación y valor agregado en el comercio exterior brasileño.
En tanto, los graneles sólidos –que representan casi el 60% de todo lo movilizado– totalizaron 387,1 millones de toneladas, un 0,7% más que en 2024. Entre las cargas más relevantes se encuentran el mineral de hierro (190,5 millones de toneladas), el petróleo crudo (104,1 millones) y la soja (93 millones), todos con incrementos respecto al año pasado.
El desempeño portuario estuvo liderado por Santos, que movió 67,9 millones de toneladas en el semestre, mientras que el Puerto de Río de Janeiro destacó con un crecimiento del 24,9%. En el ámbito privado, las Terminales de Uso Privado (TUP) movieron 422,3 millones de toneladas, un 1,88% más, con Ponta Ubu registrando el mayor salto porcentual (+50,66%).
Mientras los puertos alcanzan marcas históricas, el sector agrícola proyecta una zafra de 345,2 millones de toneladas de granos, un 16% más que el ciclo anterior, según la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab). El incremento, de casi 48 millones de toneladas, se atribuye a condiciones climáticas favorables y a la expansión de la superficie cultivada, que este año llegará a 81,9 millones de hectáreas (+2,5%).
La soja alcanzaría un récord de 169,7 millones de toneladas (+14,8%), el maíz llegaría a 137 millones (+18,6%) y el arroz sumaría 12,3 millones (+16,5%), impulsado por una mayor siembra y buen clima, especialmente en Río Grande do Sul.
Este crecimiento productivo implica un desafío inmediato para la cadena logística: transportar y exportar volúmenes sin precedentes en un contexto de puertos ya operando a alta capacidad, redes viales y ferroviarias en constante exigencia y necesidad de coordinación multimodal.

La combinación de un comercio exterior portuario en expansión y una producción agrícola récord genera un escenario en el que la eficiencia logística será determinante para sostener la competitividad brasileña.
En la práctica, esto significa optimizar el uso de la infraestructura existente, coordinar ventanas de embarque en puertos, ampliar capacidades de almacenamiento temporario y fortalecer los corredores de exportación. La creciente participación del cabotaje y la navegación interior, que en el semestre movió 44,3 millones de toneladas (+2,37%), también puede desempeñar un rol clave para descongestionar rutas y reducir costos.
Además, el perfil de las cargas agrega complejidad a la operación: los graneles agrícolas requieren movimientos rápidos para evitar pérdidas de calidad, mientras que la carga contenerizada exige gestión precisa para cumplir con los tiempos de tránsito. El balance entre ambos segmentos será esencial para evitar cuellos de botella.
Las cifras de fertilizantes (+13,65%), azufre (+10,76%) y pulpa de celulosa (+9,12%) evidencian que, además de las exportaciones agrícolas y mineras, crecen las importaciones y exportaciones de insumos industriales, lo que multiplica la necesidad de planificación.
En este contexto, las proyecciones apuntan a que la segunda mitad del año pondrá a prueba la capacidad de Brasil para articular un flujo constante y ordenado de mercancías desde los centros productivos hasta los mercados internacionales. La coordinación entre operadores portuarios, transportistas, productores y autoridades será clave para capitalizar la oportunidad económica que representan estos récords sin que se conviertan en un problema operativo.