Nikon, Leica, Asahi, Pentax, Hasselblad, Linhof, Zeiss Ikon, Voigtländer, Rollei, Canon. Todas son marcas legendarias de cámaras fotográficas. Un día lucieron en unos letreros clavados en la fachada del número 40 de la Rambla. Hace una década, fueron arrancados, pero aún pueden leerse en las huellas que su presencia durante décadas dejó en la pared de la histórica tienda Arpí, uno de los establecimientos de referencia de los fotógrafos aficionados y profesionales. El rastro de lo que fueron las famosas cámaras que comercializaba se resiste a desaparecer y mantiene viva la memoria del negocio, que tuvo que cerrar en 2015.
El recuerdo de la tienda Arpí
Xavi Casinos
Arpí era uno de los lugares a los que uno acudía para adquirir una cámara -nueva o de segunda mano-, así como cualquier otro tipo de material fotográfico, incluidos los líquidos de laboratorio. Comenzó su andadura en 1944, cuando Salvador Serra abrió una tienda de fotografía en la parta baja de la Rambla. Más tarde, adquirió el edificio del número 40, al lado del pasaje Bacardí, uno de los accesos que comunica la Rambla con la plaza Reial.
Los letreros fueron arrancados de la fachada hace una década
Xavi Casinos
No había nada relacionado con el mundo de la foto que uno no encontrara en Arpí. La planta dedicada a la segunda mano era un paraíso para aquellos que buscaban oportunidades en cámaras y objetivos. En los últimos años, tenía hasta un museo con parte del material acumulado durante décadas. Explica el historiador de Barcelona Xavier Theros que la tienda se nutría con cámaras que los marineros de la Sexta Flota regalaban a las prostitutas de la Rambla durante sus frecuentes escalas en el puerto de la capital catalana. Estas, después, las revendían en Arpí.
El local es hoy un restaurante turco y un comercio de bollería
Xavi Casinos
La irrupción de la fotografía digital golpeó al legendario establecimiento y cerró definitivamente sus puertas el último día del año 2015. Se ponía fin así a 70 años de una parte importante de la historia de la fotografía en Barcelona.
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Hoy, un restaurante turco y un negocio de bollería ocupan su lugar, aunque el pasado fotográfico permanece en las señales que las marcas dejaron en la fachada.





