De todo el repertorio musical de Martín Valverde, cantautor, músico y compositor costarricense nacionalizado mexicano, reconocido en 2017 por la AIE (Sociedad de Artistas Intérpretes o Ejecutantes de España) como el artista católico iberoamericano más influyente y popular, ‘Nadie te ama como yo’ se ha convertido en su tema bandera, con más de 180 millones de reproducciones en YouTube. Por eso, aplica siempre en su vida la máxima de san Juan Pablo II: “Evangelizar con nuevos medios, nuevo ardor y nuevas expresiones”. También surge aquí la frase apócrifa atribuida a san Agustín: “Quien canta, ora dos veces”.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
En el caso de Valverde, en sus 44 años de apostolado musical, asegura que el abanico de riqueza en lo que corresponde a la música católica en América Latina y el Caribe “es muy amplio: liturgia, adoración, alabanza, catequesis”. Con la música siente que es su forma de retribuir a Jésus, porque “me queda claro que Él me salvó; de ahí mi vocación y mi llamado”. De haber sido contratado por el carpintero de Nazaret, seguramente “tendríamos serios problemas sindicales”, bromea. Lo cierto es que “hay un doble filo muy fino” en el camino de profesionalizar el trabajo musical, pues “se puede pensar que hacemos un negocio con las cosas de Dios, pero, con una buena administración, se puede hacer buenos negocios para las cosas de Dios”.
Relevo generacional
Si Valverde es de la vieja guardia, Juan Delgado, ganador del Latin Grammy 2019 al ‘Mejor disco de música cristiana’ con su álbum ‘Todo pasa’, inspirado en el poema ‘Nada te turbe’ de santa Teresa de Jesús, representa a la generación de relevo de músicos católicos. El cantautor de origen venezolano, radicado en Estados Unidos, detalla que en el gremio “hay muchas oportunidades” para cantantes, productores, compositores, músicos o arreglistas, en una comunidad “creciente y pujante”; y no solo católica, sino evangélica y hasta secular, que ha acogido con entusiasmo temas como ‘Las Avispas’ de Juan Luis Guerra, ‘La Gloria de Dios’ de Ricardo Montaner o ‘Hijos de un mismo Dios’ de Macaco, y hasta las conversiones inimaginables de cantantes como Farruko y Daddy Yankee, quienes, tras cantar reggaetón, ahora dedican su vida a predicar y entonar alabanzas cristianas.
“Estamos en un gran momento”, asevera Delgado, para añadir que el Vaticano ha acogido muy bien al movimiento musical católico de América Latina; primero, al permitirle adaptar el himno del Jubileo 2025 a una versión más tropical, con arreglos de música urbana; también ha estado abierto a recibir a los cantantes católicos en el Jubileo de misioneros digitales, donde “hemos encontrado un gran acompañamiento pastoral”. Lo más reciente fueron los Catholic Music Awards, en Roma, “quizás un poquito más farandulero, pero sin duda un espacio de encuentro también”, añade.
Sintonía vital
Pablo Martínez, cantante, catequista e influencer, uno de los más populares de Argentina, considera que la música es un vehículo para “conectar la fe con las nuevas generaciones”. De ello se ha tomado mucha conciencia hoy día, porque “la música siempre ha permitido sintonizar con las situaciones vitales del pueblo en cada momento y en cada lugar”. Una tarea que “no se hace en solitario, sino juntos como hermanos”, contemplando la realidad del hombre actual.
En ello, es importante que la comunidad “acompañe siempre, ya que los músicos no nacen de un repollo”, sino que se forjan al calor de sus experiencias y seguidores, que “sostienen este servicio como cualquier otro”.

 
 



