Anoche, el Estadi Olímpic fue escenario de un fenómeno global conocido en Corea del Sur como Hallyu y traducido en el mundo hispanohablante como ‘la ola coreana’. El grupo femenino de K-pop Blackpink —que ya había actuado en el Palau Sant Jordi en 2019 y 2022— volvió a elegir la capital catalana como única parada en España dentro de su gira mundial. Sus coreografías milimétricas y ritmos pegadizos hicieron vibrar la histórica sede olímpica ante un público que, aunque en su mayoría no hablaba coreano, coreaba cada letra por fonética como si fuera su propio idioma.
El K-pop se ha consolidado como una pieza clave del engranaje cultural que Corea del Sur ha sabido exportar con éxito: desde el histórico triunfo de la película Parásitos en los premios Óscar de 2020, hasta la consagración de Han Kang con el Premio Nobel de Literatura en 2024, pasando por la serie El juego del calamar , cuya tercera temporada rompió récords con más de 100 millones de visualizaciones.

Un cliente contemplando la oferta de helados
Mane Espinosa
El ascenso de la cultura coreana también se percibe en las calles de Barcelona, donde la oferta comercial responde al entusiasmo del público con restaurantes especializados, tiendas de cosmética, supermercados temáticos y boutiques de moda.
Las tiendas de cosmética coreana han duplicado su presencia en la ciudad en los últimos tres años
Doohwan Son llegó a Barcelona desde Seúl hace ocho años. “Ha pasado poco tiempo, pero las cosas han cambiado mucho”, cuenta a La Vanguardia . “El K-pop y los K-dramas ya eran muy populares en Asia, pero fue después de la pandemia cuando se hicieron conocidos en todo el mundo”. También fue tras la crisis sanitaria, en 2021, cuando Doohwan decidió abrir Sonny, la primera carnicería coreana de la ciudad. En su local ofrece cortes de carne poco habituales en Barcelona: desde la ternera perfecta para preparar bulgogi , hasta finas lonchas de pecho de res para chadolbagi .

Doohwan abrió Sonny, la primera carnicería coreana de la ciudad en 2021
Mane Espinosa
“En los auténticos restaurantes coreanos lo más importante es la calidad, porque para nosotros la comida es cultura”, afirma Doohwan. ¿Cómo distinguirlos entre tantos locales? “Es una de las preguntas que más he recibido desde que asumí el cargo”, señala Young-Hyo Park, cónsul general de la República de Corea desde 2023. “Por eso propuse la creación de la Asociación de Restaurantes Coreanos de Barcelona, constituida a principios del año pasado”. Una veintena de sitios integran el mapa gastronómico. Entre ellos figura Little Corea, que junto a la carnicería Sonny se encargó de servir el catering para el equipo de Blackpink durante su concierto.
Suk Hyun Lee abrió Little Corea en 2017. En el interior del local, un gat (el tradi cional sombrero negro de ala ancha usado por los hombres durante la dinastía Joseon) cuelga en la pared, junto a valiosas botellas de licor de ginseng con raíces recolectadas por su madre en las montañas de su pueblo. “Cuando recién abrimos, tenía que ir mesa por mesa explicando cómo se debía ordenar. Nadie sabía”, recuerda Su.

El interior del restaurante Little Corea, abierto en 2017
Mane Espinosa
En Corea, no se acostumbra pedir un plato por persona: todos los pedidos se colocan en el centro y se comparten. “Ahora la mayoría ya lo sabe, no hace falta explicarlo”. Los pedidos de sus clientes reflejan el auge de la ola coreana, con platos como el kimchi jjigae y el Jjapaguri que aparece en la película Parásitos .

Diferentes platos del menú coreano
Mane Espinosa
A solo 650 metros de Little Corea, abrió el mes pasado Kim Market. El nombre no es casual. Kim es uno de los apellidos más comunes en Corea. Aunque se presenta como un mercado coreano, sus estanterías incluyen artículos de otros países asiáticos, como China, lugar de origen de sus propietarios. Es jueves por la mañana y Tamara, de 23 años, ha viajado desde Zaragoza para recoger una cesta de productos que ganó en un sorteo online.

Tamara viajó desde Zaragoza para recoger una cesta de productos que ganó en un sorteo online
Mane Espinosa
“En Zaragoza no tenemos tiendas como esta”, explica. En su bolsa de obsequios hay un snack de salchicha, una bebida de gelatina y patatas agridulces de barbacoa y miel. Aprovechó la visita para comprar uno de los productos estrella: vasos plásticos con hielo, habituales en los K-dramas, a los que se añade una bebida en sobre que viene en distintos sabores.
Kim se distingue de otros mercados asiáticos de la ciudad por su estética colorida e “instagrameable”. Muchos productos carecen de instrucciones en castellano, “pero puedes ver cómo prepararlos en TikTok”, explica Anna Jin, administradora del local. “Todo lo que aparece en los K-dramas o tiene relación con el K-pop se agota fácilmente”. El mes pasado vendió más de 240 unidades de un helado con forma de mazorca de maíz, viralizado por un miembro del grupo musical BTS. “Me sorprende lo famosa que se ha vuelto la ola asiática, especialmente el K-beauty. Desde el primer día que abrí, me preguntan si vendemos cosmética”.

La fiebre del K-pop dispara las ventas de los productos promocionados
Mane Espinosa
La industria coreana de belleza, más accesible que las marcas occidentales de lujo, ha duplicado sus tiendas en Barcelona en los últimos tres años. Una de las pioneras, Miin Cosmetics, abrió su primer local en 2014 y hoy cuenta con siete establecimientos en la ciudad. Su propietaria, Lilin Yang, originaria de China, es una de las empresarias que mejor ha sabido capitalizar la ola coreana. Además de su presencia en España, ha expandido su negocio a Francia, Italia y Alemania.
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Diego Martorell

Sona Lee pertenece a una familia que ha echado raíces en la ciudad desde que su abuelo emigró. “Todos los sábados con mi abuelo vamos a restaurantes coreanos”. Junto a él, muestra en Instagram sus recomendaciones y compara aspectos de la cultura de Corea con la vida en Barcelona. Además, fundó Sseom Brand, una marca que vende ropa con estampados inspirados en la cultura coreana.
“Aunque España y Corea se sitúan lejos geográficamente, comparten muchas similitudes en aspecto histórico, económico y emocional”, opina el cónsul Young-Hyo Park. “Creo que las experiencias complejas y dinámicas de la sociedad coreana han contribuido a la diversidad de temas que aborda la K-culture. Los extranjeros la encuentran fresca y original, pero al mismo tiempo sienten una afinidad emocional que les genera una atracción especial”.