Por Manuel Zunino*
En una elección así, cuando hay tanta diferencia en el resultado, es muy difícil decir que no fue una victoria del peronismo. Si la participación superó el 60 por ciento, en parte fue porque el peronismo logró que lo votaran, lo que no es poco en un contexto de mucho ausentismo.
Ahora, el Gobernador Axel Kicillof es más difícil de discutir. Se la jugó con la estrategia y demostró pericia política con una campaña más exitosa de lo que todos pensaban. Ya les ganó a dos que parecían invencibles: María Eugenia Vidal y Javier Milei.
El voto contra el Presidente se expresó en el voto en blanco, que fue del diez por ciento: un récord. Y también en el voto contra otras fuerzas: las más chiquitas sumaron siete por ciento, o sea que había cierto enojo que se decantó en otras fuerzas. Ahora, el Gobierno tendría que tomar nota.
Para el Gobierno, había dos escenarios que no podían ocurrir: que no estuviera la palabra de Milei y que no se viera a todos arriba del escenario, porque debían mostrar que están unidos. Y la derrota del Gobierno es un triunfo para Santiago Caputo, que tenía que respaldar al Presidente.
La economía del Conurbano
Antes de la conformación de las listas, cuando Milei dijo que iban a arrasar en las elecciones bonaerenses, los artífices de la idea de la nacionalización de la elección le habrán sugerido que se la juegue en la Provincia… Todos son parte de lo que pasó, por acción u omisión.
La nacionalización de la elección fue la propia trampa en que Milei quedó encerrado. Por eso, lo más preocupante es la distancia del Gobierno con la realidad, porque la urgencia económica en el Gran Buenos Aires era obvia… Hay que rodearse de gente que tenga territorialidad y te diga la verdad.
Este es un punto bisagra: fue un voto económico, contra el durísimo ajuste híper prolongado y la sequía de pesos en la calle. Y los audios sobre la ANDIS rompieron el relato de que no hay plata. Lo que empezó a pasar ahora es que Milei se tiene que hacer cargo del Gobierno.
Es el contenido y las formas: el ajuste molesta, pero si el Presidente lo celebra y trata mal a quien lo sufre… Sus votantes esperaban que fuera duro con lo que llamó la casta, no con ellos. Y en el Gobierno se sobreexcitaron con el triunfo en CABA: le ganaron al PRO y creyeron que eran invencibles.
Ahora, primero, el Gobierno debería ordenar. Porque perdió las agendas que tenía ganadas y hay muchos actores que le perdieron el respeto. Con no irse en picada, es un montón. Sostenerse con lo que tiene y pilotear el conflicto. Octubre será una elección nacional, habrá candidatos conocidos, no se vota por secciones.
*Sociólogo, docente de la UNLaM y representante de la Consultora Proyección