Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello
Montevideo es una ciudad con pulso propio. Su ritmo pausado, su rambla infinita, su aire que mezcla sal y serenidad, la vuelven un refugio natural para quienes buscan respirar distinto. En los últimos años, la capital uruguaya se ha convertido en una meca discreta del bienestar. No de aquel bienestar de spa y cristal, sino del que se teje en los pequeños gestos: una conversación sin apuro, un mate compartido mirando el río, o una caricia de brisa que parece recordar que el tiempo, a veces, puede detenerse.
En ese espíritu nace Odonata Boutique Spa, un rincón que parece respirar al compás de la ciudad. Está ubicado entre Pocitos y Punta Carretas, dos barrios donde Montevideo se muestra más vital, más caminable, más íntimo. Desde afuera, podría confundirse con una casa más de las tantas que guardan historias entre sus muros. Pero al cruzar su puerta, el bullicio urbano se disuelve. El aire cambia. Hay una luz tenue, aromas a flores y maderas, una música que no invade, apenas acompaña. Todo invita a quedarse.
Su nombre —Odonata— evoca a la libélula, símbolo de transformación y equilibrio. No podría ser más acertado. Porque lo que aquí sucede no es solo un tratamiento de belleza o un masaje: es una experiencia que propone reconectarse con el propio cuerpo, escuchar su lenguaje y devolverle calma.
La creadora de este espacio, Mónica Morales, lleva más de dos décadas vinculada al mundo de la estética, la moda y la salud. Formada en cosmiatría en la Universidad de Buenos Aires y con experiencia internacional, decidió abrir en Montevideo un refugio donde la piel se cuide desde el respeto. Su filosofía se resume en una frase que se respira en cada rincón: “Una piel sana refleja una vida equilibrada.”
Aquí, los rituales de bienestar no se presentan como fórmulas estandarizadas, sino como caminos personales. Cada tratamiento comienza con una conversación, una escucha. No hay recetas iguales, porque cada cuerpo cuenta una historia distinta. Los masajes relajantes y descontracturantes, las sesiones de yoga facial o los rituales de exfoliación con sales naturales y aceites esenciales se combinan con técnicas de vanguardia en rejuvenecimiento facial y corporal, pero sin perder el hilo conductor del respeto por lo natural y lo sensorial.
Odonata no busca prometer resultados inmediatos. Su apuesta es otra: la de generar un tiempo de pausa consciente. Una suerte de viaje hacia adentro que, curiosamente, empieza en una ciudad que invita a mirar hacia afuera, al horizonte del Río de la Plata.
El entorno acompaña esta búsqueda. Cada espacio está pensado para sostener una atmósfera de armonía: las luces tenues, la música suave, la temperatura exacta que envuelve, el aroma que cambia según la hora del día. Nada está librado al azar. Incluso los silencios están medidos.
En palabras de su directora: “Odonata nació para crear un espacio donde las personas puedan detenerse, respirar y cuidar su cuerpo con conciencia. Aquí no se trata de salir transformado, sino de recordar cómo se siente estar bien.”
Montevideo, con su cadencia amable y su paisaje sereno, parece el escenario perfecto para este tipo de experiencias. A pasos de la rambla y de los principales hoteles, Odonata se ha convertido en un secreto compartido entre locales y visitantes. Los turistas que llegan desde Buenos Aires, apenas cruzando el Río de la Plata, encuentran aquí ese tipo de hospitalidad uruguaya que no necesita palabras: una mezcla de calidez, profesionalismo y cercanía que convierte cada gesto en algo memorable.
La experiencia termina —o tal vez empieza— con un té de hierbas o un agua saborizada con frutas frescas. Un gesto mínimo que funciona como despedida y bienvenida a la vez. Afuera, el viento vuelve a traer el rumor del río y la ciudad sigue su curso, pero algo ha cambiado. Hay una sensación de liviandad, como si la piel y la mente respiraran en el mismo compás.
Viajar hoy ya no se trata solo de conocer lugares nuevos. También se trata de descubrir modos distintos de habitarnos. Montevideo ofrece eso: la posibilidad de detenerse, aunque sea por unas horas, y escuchar el propio silencio. En Odonata, ese silencio se vuelve arte, y el bienestar, una forma de belleza que no busca espejos, sino equilibrio.
Porque al final, como dice Mónica, “cuidarse no es un lujo, es un modo de estar presente en la propia vida”. Y tal vez sea esa la lección más simple y más profunda que nos deja esta experiencia: que el bienestar auténtico no se compra ni se conquista; se cultiva, con paciencia, con amor y con tiempo.
Por Montevideo te movés fácil: Uber es un recurso simple y conocido, los Taxis 1919 Celeritas te programan cualquier tramo, Transfer Traslados y Turismo Receptivo te pueden hacer un punta a punta de tu recorrido.
Para la ruta Buenos Aires–Montevideo, Buquebús opera con 25 frecuencias semanales, manteniendo salidas diarias y múltiples horarios por jornada.
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