«Soy alguien acostumbrado a ‘siempre estar cambiando’. Aunque pasé siete años por el programa de Susana Giménez, el resto de mi carrera consistía en situaciones como hacer temporada un verano, una gira nacional, o cosas itinerantes, lo que me habituó a ir transformándome». El que habla es Nacho Gonatta, que saltó a la fama por su trabajo en el programa de la diva de los teléfonos y por ser el partener de Luciana Salazar, Charlotte Caniggia y Mónica Farro en el Bailando de Marcelo Tinelli.
Se puede decir que justamente el hecho de haber trabajado con dos de los conductores más importantes de argentina, en los dos canales líderes de la tevé abierta, le hizo «quemar etapas» y buscar nuevos objetivos que lo seduzcan y se transformen en un nuevo sueño.

«Siempre me gustó encarar muchas cosas distintas: además de bailar, he estado haciendo mi música, la edición y creación de videos, actuando como influencer y streameando. Cuando algo me gusta, lo hago», afirma a Revista GENTE quien además formó su propia empresa,
-Pero, ¿por qué hacer esa transición?
-Se dio porque sentí que la calidad que conocí en el ámbito artístico, tanto por las condiciones de trabajo como en los cachés, que eran buenos, empezaron a decaer fuerte y algunos laburos se empezaban a hacer sólo por sumar una línea en el currículum. Tras cumplir varios sueños (trabajar en Showmatch, y hacer teatro), entrar en el bucle de repetición me hacía ruido, especialmente cuando no resultaba conveniente. Además, la edad (aclara que cumple 40 este año) fue un factor.

-Un cierre de ciclo.
-Yo lo llamo “seguir haciendo”, pero desde otro lugar. Actualmente soy coreógrafo en La Cena Secreta en Gorriti Center. Me siento orgulloso de seguir ocupando los mismos espacios aunque con otra tarea. Tiempo atrás estaba en esa misma sala participando de SEX, de José María Muscari. La edad no me afecta físicamente, pero sí mermó esa «chispa» de querer ir a la audición y conseguir trabajos a cualquier costo. Además, una operación de salud me hizo dar cuenta de que los bailarines no cobramos si no trabajamos.
-¿Por qué decidiste diseñar ropa interior en lugar de otra cosa?
-Por coherencia con mi público. Al tener contenido de adulto, sé cómo me quieren ver, y yo siempre me muestro en ropa interior en mis reels. Entonces se me ocurrió que la mejor forma era hacerlo con algo mío. Ser la propia imagen.

-¿Y cómo se trabaja para que funcione teniendo en cuenta que no sos de ese rubro?
-Es un laburazo. Tuve que empezar a buscar gente, desde amigos del transformismo que hacen vestuarios hasta talleres más convencionales; mi propia moldería; mucha prueba y error. La idea es que la ropa interior funcione como un suplemento de acción inmediata para que digas: «Me siento mejor ahora». Mi filosofía se opone al boom de chicos consumen cosas para conseguir un físico irreal. Busco que la ropa interior sea el único suplemento que necesites para verte mejor, sentirte mejor y estar más fachero.
-¿Qué inversión hiciste?
-Fue grande. Soy de ahorrar y previsor. Agarré de ahí, aunque no te podría decir cuánto porque fue en cuotas. El proceso resultó un viaje con mucha pérdida e inversión. Pensé que el trabajo con los talleres funcionaba más fácil. No quise transar en la calidad, la costura, ni en la nitidez de la etiqueta.

-¿Con qué problemas inesperados te encontraste?
-He llegado a recibir producciones enteras falladas, lo cual es una pérdida. Por ejemplo, si me entregan torcido el talle sublimado internamente (para que no moleste), no puedo vender ese producto. Tales prendas, que son funcionales salvo por el defecto estético, pueden ir como con una rebaja tipo outlet. Pero ya perdés.
-¿Y cómo estás hoy con el negocio?
-Bien. Quienes compran suelen llevar entre cinco y siete prendas. Nuestro ticket promedio está cerca de las 100 lucas.

-¿Cuánta gente depende de vos?
-Tengo un equipo de cuatro personas detrás de cuentas mías que mueven mi contenido de Onlyfans a diario para que esté «al frente”. Además, trabajo con otras cuatro personas en la marca de ropa interior. Como artista me gestiono yo solo. ¿Por qué? Es una oportunidad, que tampoco significa facturar lo que se cree, si bien suma. Yo empecé en 2020, en tiempos de SEX. Nunca tuve problema con mostrarme, pero esa obra generó que mi carrera como artista pudiera convivir con el erotismo.

Antes cuidaba mi imagen por los sueños que tenía en el ámbito familiar (como trabajar para Disney o Telefe), ya que no quería que me censuraran por mostrarme en calzones. Con SEX, se hizo coherente subir una historia en redes que sea más hot”, agrega.
Y enumera: «Trabajé para Disney, para Telefe, para eltrece, para series, para tantas cosas. ¿Qué es lo que a mí me frena hacer lo que yo tengo ganas de hacer?».

-Pero de ese erotismo del que me hablás, a la pornografía hay un escalón bastante alto.
–Pasa que la igual siempre te va a juzgar. Como te digo, me terminé animando porque me pregunté: «¿qué es lo que a mí me frena hacer lo que yo tengo ganas de hacer?». Si me hubiera importado la opinión ajena, no habría sido ni siquiera bailarín. Yo no vengo ni de familia de artista ni de nada. Al contrario, médicos. La única que me bancó fue mi vieja. Todos los demás me decían que era un delirante, que soñaba con demasiada grandeza, que era imposible llegar estando fuera de todo lo que es el medio artístico y sin tener contactos.
-¿Y qué le decís a los que opinaban eso?
-Que acá estoy y que lo miran por TV. Siempre va a haber alguien diciéndote que no vas a poder. Mi fortaleza vino de mis pasiones para ver la luz en la oscuridad. Además, Luciana Salazar y Charlotte, dos famosas con las que bailé en el programa de Marcelo Tinelli, también están en otra plataforma. Cada uno hace lo que tiene ganas de hacer y, aunque hay mucho tabú con el cuerpo desnudo, la sexualidad es natural. ¿Mi vara para medir? Mientras no le haga mal a nadie, dale para adelante.


Anécdotas y contrastes de su experiencia con Luciana Salazar y Charlotte Caniggia
“Con Charlotte Caniggia, todos los días eran una anécdota. La adoro, nos llevábamos como dos amigos o vecinos. La anécdota más culmine de exposición fue cuando aparecí montado de mujer (con peluca y barba) cantando I feel like a woman, lo cual fue como salir a improvisar”, recuerda sobre ese baile que quedó inmortalizado para siempre.
Y contrapone: “Con Luciana Salazar, la relación fue totalmente lo opuesto… con mucha seriedad y el compromiso, a nivel obsesivo. Era una relación más de estar con una persona que es mamá y que tenía que ir a buscar a la nena, no era de ‘amigos’, pero igual nos llevábamos bien”.
-¿Te ves volviendo a ese rol de partener o en el programa de Susana?
-No me veo haciendo lo de Susana, pero sí el Bailando, si me lo ofrecieran, porque eso se alinea con mi deseo de estar más al frente y con mi identidad como marca. Lo haría solo si tuviera la certeza de que lo voy a disfrutar. No me importa si quien me acompaña es o no bailarina. No quiero tranzar con eso porque lo hice en el último Bailando, me equivoqué y aprendí del error.
-¿Y de qué otra forma te vinculás con el arte?
-Con la música. Voy a sacar un nuevo videoclip acompañado por seis bailarines hombres: es un tema potente y sexy. También lanzaré uno totalmente contrario, a corazón abierto” que es «súper sincero, honesto» sobre mi separación después de siete años. Estuve un año llorando para hacerlo.