La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó su informe global de Perspectivas Económicas y encendió luces amarillas sobre la situación de la Argentina: celebró las desregulaciones impulsadas por el Gobierno, pero advirtió que la economía muestra señales de desaceleración, con consumo debilitado, salarios que no recuperan poder de compra y desequilibrios macroeconómicos aún sin resolver.
Crecimiento más bajo del esperado
En su nuevo reporte, el organismo recortó la proyección de crecimiento del PBI para 2026 del 4,3% al 3%, mientras que mantuvo un rebote del 4,2% para 2025, tras la caída de 2024. Para 2027 prevé un repunte del 3,9%.
Según la OCDE, el crecimiento estará traccionado por la inversión y las exportaciones, apuntaladas por “un entorno más amigable para las empresas”, la desregulación y el impulso del sector energético y minero.
Actividad más lenta y consumo golpeado
Tras tres trimestres de recuperación, la actividad se frenó:
El PBI real cayó 0,1% en el segundo trimestre de 2025.
La demanda interna bajó 0,7% en el mismo período.
La actividad mensual encadenó tres meses de caídas, con una leve mejora en septiembre (+0,5%) que evitó una recesión técnica.
La OCDE señaló una “actividad ralentizada” y una confianza del consumidor muy baja. Las ventas en supermercados caen desde abril, y el organismo prevé que el consumo seguirá retrocediendo por la pérdida del poder adquisitivo.
Mientras tanto, el crecimiento se sostiene casi exclusivamente por:
Explotación de minas y canteras
Intermediación financiera
En contraste, los sectores que más empleo generan —Industria, Construcción y Comercio— registraron fuertes caídas frente a 2023.
Inflación en baja, pero con desafíos
El informe proyecta un sendero descendente de la inflación promedio anual:
2025: 41,7%
2026: 17,6%
2027: 10,0%
Aun así, señala que en septiembre la inflación anual fue del 31,8%, con un pequeño repunte empujado por la depreciación del tipo de cambio.
Advertencias del organismo: reservas y reforma tributaria
La OCDE reconoce el ajuste fiscal logrado, pero advierte que persisten vulnerabilidades macroeconómicas.
Entre las recomendaciones clave:
Recomponer reservas internacionales para estabilizar la economía —un reclamo que comparte con el FMI.
Avanzar en una reforma tributaria que elimine impuestos distorsivos y amplíe la base imponible.
Reducir aranceles a las importaciones para mejorar la competitividad.
Con este informe, la OCDE marca el terreno para un Gobierno que aspira a ingresar al organismo, mientras la economía real muestra tensiones entre sectores que crecen aceleradamente y un consumo que no logra recuperar aire.



