La subvariante XFG del Covid, comúnmente llamada «Frankenstein», ha tenido en las últimas semanas un vertiginoso aumento, con el alcance de una hegemonía mundial cuyas esquirlas -como anticipó Clarín– llegaron recientemente a la Argentina. ¿Por qué esta cepa, a diferencia de otras tantas descendientes de Ómicron que ha venido habiendo post pandemia, ha recibido mayor atención que sus predecesoras?
Desde el punto de vista de la inquietud pública, el nombre popular que ha recibido la nueva subvariante parece haber implicado un foco de atención extra en función de entender el motivo por el que el patógeno ha sido bautizado con un nombre de connotación monstruosa.
Al mismo tiempo, la subvariante XFG no sólo exhibe los síntomas ya reportados históricamente por la enfermedad, sino que suma uno extra, particular y reconocible: la posible ronquera y la afonía parcial o total, de manera transitoria hasta que finaliza la fase aguda de la infección.
El tercer elemento que integra el combo y que vuelve especial a esta subvariante es la forma en que fue gestada, hecho que de alguna manera justifica su apodo por la naturaleza recombinante de XFG, producto de la “cruza” durante un mismo contagio de otras dos subvariantes de Ómicron: LF.7 y LP.8.1.2, que oportunamente han pasado sin pena ni gloria y ahora mutuamente potenciadas revelan el peculiar fruto.
En cuarto lugar, los datos que reporta la Organización Mundial de la Salud (OMS) a nivel global documentan la manera en que “Frankenstein” ha evolucionado de manera sostenida semana a semana: el 22 de junio ya representaba el 28,4% de todos los casos de Covid del planeta; el 29 de junio, pasó al 34,4%; el 6 de julio pasó al 39,9%; el 13 de julio, al 46,6%; y el 20 de julio (último dato disponible hasta ahora), al 48,3%.

Pocos anticuerpos
Por último, el infectólogo Eduardo López, jefe del departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, aportó la quinta clave para este escenario: “Se trata de una variante híbrida, que agarra a la población con poca inmunología, es decir, pocos anticuerpos. Si bien las múltiples vacunas que nos hemos dado tienen algún grado de protección cruzada, no es completa. Hay mucha población susceptible, y al haberla el virus se transmite más rápido”.
López agregó que la XFG “va cumpliendo un parámetro de otros linajes anteriores, como la JN.1, que también se transmitió con alta velocidad, pero no tiene mayor grado de virulencia: no aumentaron las hospitalizaciones ni los pasajes a terapia intensiva”.
Por último, el experto consideró que “por los datos que hay hasta ahora esto no es el comienzo de una pandemia. La OMS no ha cambiado la clasificación y sigue siendo una variante bajo monitoreo. Hay que esperar. La impresión es que lo que está ocurriendo es lo que pasa cuando arranca un linaje nuevo”.
PS