“A ver si nos dejamos de hacer bestialidades y nos dedicamos a la ciudad. Están equivocados, el tiempo nos pondrá a todos en su sitio”. Así resumía su estado de ánimo Xavier Trias el sábado 17 de junio de 2023 tras contemplar cómo una carambola casi imposible de votos (PSC+BComú+PP) le arrebataba la alcaldía en una sesión de investidura que bien podía haber llevado el sello de Alfred Hitchcock. Dos años más tarde, en el ecuador del mandato, parece que Junts ha decidido servir fría su revancha. Si el miércoles rompía la negociación para reformar el 30% de reserva de vivienda social en nuevas construcciones y grandes rehabilitaciones, este viernes ha impulsado una nueva reprobación del alcalde, y ya van cinco, y ha tumbado el reglamento que debía permitir que la Guardia Urbana disponga de pistolas Taser a mediados del año que viene.
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La mañana empezaba con un pleno extraordinario solicitado por Junts y BComú para que el alcalde hiciera balance de la primera mitad del mandato. Pero ni una cosa ni la otra: Collboni no ha intervenido y en ningún caso ha habido revisión pormenorizada de los dos primeros años de gobierno. Como en las cuatro reprobaciones anteriores, de lo que se trataba era de sacar brillo a la soledad con que los socialistas dirigen la ciudad. El texto, con el voto favorable de toda la oposición con la única abstención de Esquerra, censura la “incapacidad de llegar a pactos”, la parálisis en la toma de decisiones y el ninguneo de los acuerdos mayoritarios del plenario.
Bonet a Martí: “Habla de una manera de hacer política, pero a la primera de cambio se levantan de la mesa”
El bombardeo ha sido inclemente. Se ha acusado al alcalde de no haber hecho nada en dos años, se le ha tachado de prepotente y soberbio y se ha dicho de él que rompe su palabra. Se ha hablado de un gobierno “que no para de fracasar”. Daniel Sirera lo ha concentrado todo desde el PP: “Manda pero no lidera, anuncia pero no ejecuta, promete pero no cumple”.

Jordi Martí, durante el pleno de este viernes
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El saco de los golpes ha sido en este caso la teniente de alcalde de Urbanismo, Laia Bonet, que ha sido hábil en su respuesta y ha derivado el debate hacia la reserva del 30% de vivienda social. Es decir, ha orillado al resto de grupos, ha surfeado sobre los reproches y ha centrado su plática en el banco de Junts, al que ha afeado, ha dicho, su falta de responsabilidad al romper el diálogo que ambos partidos mantenían para tratar de hacer viable esta modificación del plan general metropolitano que debería resucitar la construcción de viviendas. “Nos habla –le ha espetado al líder de Junts, Jordi Martí– de una manera de hacer política, pero a la primera de cambio se levantan de la mesa; no se entiende lo que han hecho”. “Nosotros seguimos donde estábamos, sentados en la mesa; no podemos renunciar al 30%”, ha zanjado la teniente de alcalde y responsable de Urbanismo.
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En el pleno ordinario se ha mantenido el mismo tono. Duro, pero dentro de un orden. Tras la tempestad de la reprobación se esperaba la calma, pero Junts ha vuelto a romper la baraja en el momento de aprobar el reglamento que debía permitir que la Guardia Urbana disponga, a mitad de 2026, de 22 dispositivos conductores de energía, más conocidos como pistolas Taser.
La medida ya pasó el corte en la comisión de Seguridad de marzo, pero Junts, un partido que todavía no tiene candidato para el 2027, y el detalle no es cosa menor, ha anunciado por sorpresa su voto contrario al considerar que no se ha tenido en cuenta la opinión de tres sindicatos de policía. Martí ha pedido retirar el punto del orden del día y que, durante julio, se renegociara su contenido para, en el próximo pleno, poder aprobar el reglamento con todas las garantías. Quizás no contaba con que delante tenía al veterano Albert Batlle.
El teniente de alcalde de Seguridad se ha mantenido firme y ha acatado la decisión. El documento ha sido tumbado “y por ahora no tenemos intención de nada”, ha advertido. Más tarde, en los pasillos, se ha despachado a gusto con los cachorros de Trias: “Han dejado tirada a la Guardia Urbana. Y que no busquen excusas, han embarrancado con el 30% y ahora con las Taser”. “Dedicarse a la ciudad”, recetó el exalcalde hace dos años y 11 días. Para bien o para mal, julio será sin duda un mes agitado en Sant Jaume.