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domingo, noviembre 2, 2025

La película de Netflix que preocupa al gobierno de Trump: “Caricaturesca y poco profesional”

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En una parte de la película de Netflix del momento, el presidente de los Estados Unidos interpretado por Idris Elba cita una frase que escuchó en un podcast sobre su país y las armas nucleares.

“Estados Unidos se hizo una casa llena de dinamita: tiene todo lo necesario para hacer frente a una guerra nuclear: armas y planes. Las paredes están listas para explotar, y nosotros aún así insistimos en vivir en ellas”, enuncia el personaje justo antes de decidir el destino del mundo.

Una casa llena de dinamita (House of Dynamite), dirigida por Kathryn Bigelow, es una de las producciones más vistas en Netflix. La bala de plata de la plataforma de cara a la próxima temporada de premios.

Con Rebecca Ferguson y Elba como los más resonantes del reparto, se trata de un relato coral que narra tres veces desde diferentes perspectivas los dieciocho minutos previos al posible impacto de un misil balístico intercontinental anónimo en Chicago.

Las preguntas sobre la mesa son muchísimas: ¿cómo actúan los canales de comunicación de una potencia ante tamaña emergencia?, ¿a quién se culpa?, ¿qué debe hacer el presidente?, ¿cuando no hay malos, cómo funciona el sistema?

Ojo: a partir de ahora puede haber spoilers de la trama.

Rebecca Ferguson protagoniza la primera parte de Una casa de dinamita. Foto: NetflixRebecca Ferguson protagoniza la primera parte de Una casa de dinamita. Foto: Netflix

Bigelow inscribe Una casa llena de dinamita en una trilogía que se completa con sus dos títulos previos, Vivir al límite (The Hurt Locker, 2008) y La noche más oscura (Zero Dark Thirty, 2012), ambos con el Ejército como personaje colectivo central.

En este caso no son soldados que desactivan bombas ni el comando para hallar a Osama Bin-Laden los que sostienen el peso dramático: es el equipo de defensa nuclear nacional, que incluye desde el presidente hasta a un grupo especializado en Alaska.

La complejidad de la situación lleva a los personajes portantes de los puntos de vista a un límite tanto en lo profesional como en lo humano: las víctimas del misil serían 10 millones y las represalias harían que el planeta se sumiera en un caos sin precedentes. Todo depende de las decisiones que puedan tomar bajo presión en cuestión de segundos.

Bigelow recurrió a Noah Oppenheim, periodista y ex presidente de NBC News devenido en guionista, para que investigara qué ocurriría exactamente en la mesa chica del país si sufriera una amenaza del estilo. El Pentágono no respondió sus llamadas, por lo tanto hay algo claro: la producción es cualquier cosa menos oficialista.

En términos artísticos, Una casa llena de dinamita es una película dispuesta para quienes deseen reflexionar sobre un tema de agenda y vibrar durante dos horas al son de los personajes. Ni más, ni menos. Porque si un día la humanidad se entera que todo se irá al diablo no hay dudas de que muchos se sentirán igual que ellos. El desafío de Bigelow se reduce a llevar al espectador a ese lugar, con las enormes dificultades que eso supone.

Que los consultores de Oppenheim no hayan sido funcionarios del gobierno de Donald Trump no es casual. Poco después de la llegada del film a Netflix, el Pentágono elaboró un informe que critica duramente la visión de Bigelow sobre los protocolos de defensa.

Según el comunicado que firmó la Agencia de Defensa de Misiles y al que accedió Bloomberg, el departamento de Defensa estadounidense no está de acuerdo con la representación de la capacidad estratégica de Estados Unidos en materia de disuasión nuclear. Dice que es distorsionada y reduccionista.

“La película transmite la impresión de que el sistema de control de armas nucleares es vulnerable a errores humanos triviales, lo cual no se corresponde con la realidad de los procedimientos y salvaguardas existentes”, señala.

El actor Anthony Ramos en una de las partes de la película. Foto: NetflixEl actor Anthony Ramos en una de las partes de la película. Foto: Netflix

También denuncia que los altos mandos militares están caracterizados de manera “caricaturesca”. La mayor preocupación del Pentágono -según el propio edificio de Defensa- es que estos estereotipos pueden alimentar desconfianza y temor infundados en la gente.

El cine tiene la capacidad de modelar opiniones y emociones colectivas, por lo que resulta fundamental que las representaciones de cuestiones sensibles como la seguridad nuclear sean responsables y precisas”, sostiene el texto.

El enojo, aunque exagerado, tiene sentido teniendo en cuenta que las tres principales conclusiones a las que llega Una casa llena de dinamita parecerían ser tan ciertas como molestas:

1) Se revela cómo funciona en mayor o menor medida una maquinaria que debería ser lo más secreta posible. 2) La posibilidad de interceptar un misil con otro misil es como la de impactar una bala con otra bala. 3) El presidente no tiene ni idea cómo actuar en un caso de extrema urgencia, por más ensayos que haya hecho.

Redacción

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